Cornèlia, la cerveza artesana de Cornellà

Es curiosa la heráldica de los escudos del Baix Llobregat. Tenemos ciervos, construcciones medievales, llaves con espadas, cuervos... En Cornellà, en cambio, un cuerno de caza. ¡Qué mejor que llenarlo de cerveza! Eso mismo debieron pensar los cuatro socios de la cooperativa Cornèlia que desde agosto han tomado el símbolo de la ciudad para crear la nueva cerveza artesana de Cornellà: Cornèlia. Aunque la marca recoja parte del nombre del municipio con más población del Baix, con este nombre se conocieron durante la Era Romana a algunas de las leyes del dictador Luci Corneli Sul·la, así como a una dama que envenenó a los principales dirigentes políticos de la República en el siglo III a.C. En el siglo XXI, lejos de crear veneno, estos cuatro amantes de la cerveza ya fabrican 9.000 medianas al mes de Cornèlia, lo que les sitúa -a ellos y a la ciudad- en el mercado creciente de la cerveza artesanal.

Un mercado que se ha abierto camino y que, aunque pudiera aparecer una moda, ha llegado para quedarse. Así lo piensa David Garcia, uno de los cuatro responsables de la nueva cooperativa. “No creo que sea una moda. Diría más una tendencia creciente de buscar productos más cercanos, de mayor calidad del producto pero también de la persona que te lo suministra, de saber de dónde viene la materia prima, de que se haga responsable de lo que te está vendiendo porque lo ha hecho él directamente”, explica. “Lo que a España ha llegado por primera vez, pero es algo que no va a pasar, sino que se va a quedar tal y como ha pasado en otros países”.

Moda, tendencia o realidad, lo cierto es que responde a un espíritu que en el Baix Llobregat nos es muy familiar. “Esto es algo que pasa en otros productos, pero también con la cerveza”. Obviamente, las casi 3.000 ha de Parc Agrari ofrecen muchas alternativas, pero pocas o ninguna relacionadas con el mundo cervecero. “Importamos la malta de Inglaterra, de una maltería tradicional; luego los lípidos también los compramos a un intermediario que nos permite obtener de los Estados Unidos, Inglaterra e, incluso, australianos. Aquí, en este sentido, hay muy poca cosa de proveedores y los que hay son de las grandes cerveceras”.

En tan solo seis meses de fabricación de la Cornèlia, ya producen 9.000 medianas al mes, es decir, 3.000 litros de cerveza artesanal gracias a la buena acogida que ha tenido en la ciudad, pero también en algunas vecinas. “Estamos principalmente en Cornellà, pero también en algunos bares y restaurantes de Sant Feliu y de Sant Boi de Llobregat”, matiza Garcia.

Lleva siete años produciendo cerveza en su intimidad: “Empecé en casa”, dice. Parece sencillo tal y como lo explica. “Solo usamos cuatro ingredientes: agua, malta, lúpido y levadura. No añadimos nada más”. En un primer proceso de maceración, se extrae el azúcar de la malta. El mosto restante se hierve durante una hora o hora y media, en donde se añaden los lúpidos para dar sabor a la cerveza sin más añadidos que este. Finalmente, un último proceso de fermentación -dura unos cinco días- acaba de madurar a la cerveza. “Eso sí, nosotros no sacamos la levadura, dejamos que se cree la carbonata de manera natural”.

Con un proceso totalmente natural, los cuatro socios de Cornèlia han demostrado que el negocio de la cerveza no es únicamente de unos pocos. “Es la prueba de que cada uno tiene su espacio. La gente tiene que saber que las cervezas pueden tener otros gustos al que tienen las industriales. Estamos abriendo el abanico de posibilidades”, comenta Garcia, conocedor del gran peso de la Damm. Constituidos como cooperativa, los cuatro socios siguen con el paulatino proceso de expansión de la marca Cornèlia, un proceso que ahora se complementa con los viernes de puertas abiertas. Cada viernes, la cooperativa abre las puertas de la fábrica para que todo el mundo pueda conocer el proceso de elaboración de esta nueva etiqueta artesanal y, aún mejor, que pueda probar y comprar esta cerveza de Cornellà. ¡Salud!