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Creer “por imperativo legal”

Por Eva Jiménez Gómez
El sábado 13 de junio asistí a la constitución de la corporación municipal y toma de posesión de la alcaldía de L’Hospitalet de Llobregat.
Núria Marín jura el cargo como alcaldesa de la ciudad
Núria Marín jura el cargo como alcaldesa de la ciudad
Como otros muchos ciudadanos, iba a añadir, pero por allí había sobre todo personalidades del mundo de la política, la empresa, los sindicatos, las fuerzas de seguridad, entidades sociales y familiares y amigos de los concejales electos. Los periodistas estábamos en la última fila del salón de plenos, un mal lugar para hacer fotos y observar miradas y gestos que después transmitir al resto de vecinos.

El acto, por si no lo recuerdan, comienza con la constitución de la Mesa de Edad, formada por la secretaria, el concejal más joven y el de mayor edad. Una vez constituida, la secretaria llama a los concejales, quienes entregan sus credenciales (el documento que acredita que han sido elegidos en las municipales) y juran o prometen su cargo: “Juro/Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente las obligaciones del cargo de concejal, con lealtad al rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como la norma fundamental del Estado, así como el Estatuto de Autonomía de Catalunya y el resto del ordenamiento jurídico”.

Prácticamente sólo los concejales del Partido Socialista de los Catalanes, Ciudadanos y el Partido Popular lo hicieron así. El resto, salvo una excepción, añadió al comienzo la coletilla “por imperativo legal”, cuando no otras más. Los más reacios a hacerlo fueron los dos ediles de Esquerra Republicana de Catalunya, que incluso se negaron a leer el texto en voz alta y, en su lugar, lo hizo el concejal de mayor edad.

Este hecho ya me dio que pensar. No les gusta la Monarquía. No quieren la Constitución ni el Estado de las Autonomías. ¿No respetan el resto del ordenamiento jurídico? ¿No cumplirán sus obligaciones como concejales? ¿Ya no hay conciencia ni honor?

Seguidamente, se proclaman las candidaturas y cada grupo realiza una breve intervención. Cada uno dice lo que le parece oportuno y, a medida que se suceden los discursos, empiezan a repetirse las mismas palabras: cambio, diálogo, participación, consenso, respeto, transparencia, confianza, credibilidad… Se procede a la votación y gana la candidata del PSC, Núria Marín, con los únicos votos de su partido. Comienza el discurso y vuelven a escucharse las mismas palabras: cambio, diálogo, participación, consenso, respeto, transparencia, confianza, credibilidad… Sí, parecen conscientes de que algo ha cambiado, de que los ciudadanos estamos hartos de representantes que sólo nos escuchan una vez cada cuatro años y se creen que, cuando los votamos, les damos un cheque en blanco. Sí, parecen conscientes de que hay que cambiar la manera de hacer política, entre ellos y con los ciudadanos. Sí, parece que se van a abrir nuevos cauces de participación y diálogo. Sí, se van a tratar y nos van a tratar con respeto.

Sinceramente, me cuesta creerlo. Me cuesta creer que vayan a someter a debate y consideración pública las decisiones que afecten a una gran mayoría, como los grandes proyectos urbanísticos, los presupuestos, la dirección de los medios municipales… Me cuesta creer en la supuesta apertura cuando me impiden tomar declaraciones a la alcaldesa, la protagonista del día, con permiso de la ciudadanía. Por eso he de reconocer que, mientras no se demuestre lo contrario, seguiré creyendo en ellos únicamente “por imperativo legal”. III
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