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L’hospitalet

Núria Marín, la capitana

Núria Marín, la capitana

Por Eva Jiménez Gómez
miércoles 24 de junio de 2015, 01:51h
Diálogo, transparencia o consenso fueron algunas de las palabras que más se escucharon en la constitución del pleno de L’Hospitalet de Llobregat, repleto de personalidades, familiares y amigos.
No podía ser de otro modo, pues el sábado 13 de junio se formó la corporación más plural de la democracia, con ocho formaciones diferentes, ninguna de las cuales votó a favor de la candidatura de Núria Marín como alcaldesa, quien resultó reelegida únicamente con los votos de los once concejales del PSC.

Marín era consciente de que afrontaba su tercer mandato sin sus tradicionales socios de Gobierno (ICV y EUiA, ahora unidos con Pirates) y no dejó de apelar en todo momento al diálogo, la transparencia y el respeto para sacar adelante lo que denominó “tres pactos políticos y ciudadanos” para conseguir una sanidad pública y de calidad, una educación pública e igualitaria y la finalización de las infraestructuras pendientes: la línea 9 del metro, el soterramiento de las vías ferroviarias y la puesta en marcha del intercambiador de la Torrassa. La alcaldesa aprovechó la coyuntura para recordar a la Generalitat sus compromisos en estas materias y reafirmarse como una política progresista y social. Un guiño a las formaciones de izquierda que ya ha había lanzado el concejal electo Francesc Belver en el discurso previo a la votación, afirmando su deseo de que “la izquierda continúe priorizando a las personas”.

Sin el respaldo de la izquierda
Y, sin embargo, las fuerzas más claramente de izquierdas, la mayoría del Consistorio, no se mostraron muy dispuestas a tenderle la mano. No lo hizo el representante de la CUP-PobleActiu, Khristian Jiménez, quien criticó “el modelo especulativo y absolutamente subsidiario de Barcelona” del anterior equipo de Gobierno y aprovechó para reivindicar una mejor aplicación del derecho a la vivienda, apoyo para los trabajadores de Movistar en huelga indefinida y una revisión del Plan director urbanístico Gran Vía-Llobregat, a fin de preservar la última zona agrícola de L’Hospitalet. De hecho, el edil protagonizó una de las anécdotas del día al presentar un voto nulo en defensa precisamente de Can Treball.

Tampoco contó con el apoyo de Guanyem L’Hospitalet, cuyo cabeza de lista, Rafael Jiménez, se erigió en mero portavoz de la gente de la calle y sobre todo de los más necesitados, como las 6.000 familias en riesgo de exclusión y el tercio de niños sin comida en la ciudad. En resumen: “pan, trabajo y techo”.

Estas tres palabras también las pronunció Ana González, la representante de Canviem L’Hospitalet, la coalición de ICV, EUiA y Pirates, quien habló de un “cambio histórico irreversible” que imposibilitaba que se pudiera seguir “de la misma manera”. De hecho, a la salida del pleno aseguraba que el pacto de gobierno con los socialistas seguía siendo “muy complicado”. González se presentó como candidata a la alcaldía con tres propuestas concretas: cumplir un código ético, limitar los mandados a dos legislaturas y reducirse tres veces el salario mínimo interprofesional.

C’s: Entre independentistas y la derecha
Los partidos más independentistas, por su parte, no realizaron grandes críticas a la candidatura de Núria Marín, algo que luego se tradujo en los tres únicos votos en blanco de la votación, suponiendo que los otros candidatos se votaran a sí mismos. El concejal electo de Esquerra Republicana de Catalunya-Acord Municipal, Antoni García, aseguró que sus dos representantes harán una oposición “firme y constructiva” centrada en cinco prioridades: la constitución de una república catalana independiente, instrumento para un país más justo y libre de corrupción; la generación de trabajo y de calidad para los 20.000 parados de la ciudad; un L’Hospitalet más social con mejores hospitales y escuelas así como liderar un Pacto local contra la pobreza; un ayuntamiento más transparente y participativo, con la creación del Defensor del ciudadano y la reapertura la radio municipal; y la preservación del patrimonio cultural y natural, facilitando que Can Treball se incorpore al ParcAgrari del Baix Llobregat.

El único concejal de Convergència i Unió, Jordi Monrós, prometió iniciar una ronda de conversaciones con los ciudadanos “para recuperar la confianza en la política” y se comprometió a trabajar por cumplir su programa electoral o “contrato”, en este orden: lucha contra el paro, reducción de la desigualdad entre barrios, convertir a L’Hospitalet en ciudad de referencia, fomentar el sentimiento de país y favorecer el progreso y la calidad de vida de los hospitalenses.

El partido que tradicionalmente representa a la derecha, el Partido Popular, presentó como candidata a Sonia Esplugas, quien apostó, en castellano y catalán, por el diálogo y el entendimiento para conseguir una ciudad más segura, más cívica y limpia. En nombre los tres populares electos, se comprometió a bajar los impuestos, favorecer a los emprendedores y comerciantes y convertir a L’Hospitalet en una ciudad más humana y habitable. También tuvo unas palabras para reivindicar una administración y unos medios de comunicación municipales más participativos y plurales. Y aconsejó al PSCdesoír los “cantos de sirena del independentismo” y fomentar el respeto a la legalidad.

No en vano, los concejales de ERC se habían negado previamente a leer el texto de promesa o juramento del cargo de concejal, donde se jura o promete guardar la Constitución, el Estatuto de Autonomía y el resto del ordenamiento jurídico. En su lugar, lo hizo el miembro de la Mesa de Edad más mayor, Pedro Alonso, a lo que los dos republicanos añadieron “por imperativo legal” y “por el bienestar de los vecinos y por una república catalana”.

El portavoz y cabeza de lista de Ciudadanos, Miguel García, también se presentó como candidato a la alcaldía y centró su discurso en trabajar por una política transparente, honrada y rigurosa, a fin de recuperar la “credibilidad perdida”. Para ello, aseguró que los cuatro concejales electos realizarán una oposición serena y responsable, ya que “se puede dar estabilidad sin renunciar a las exigencias de cambio”. ¿Estaba lanzando al PSC una oferta de gobierno? Es difícil saberlo, pero cuando ya había acabado todo y sólo quedaban unos cuantos familiares y amigos, a las puertas del Consistorio pudimos ver cómo Marín y García charlaban amigablemente, tal vez como en los tiempos en los que García militaba en el PSC. III
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