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La escuela de danza Loida Grau de Sant Boi triunfa en la Dance World Cup de Bucarest.

La escuela de danza Loida Grau de Sant Boi triunfa en la Dance World Cup de Bucarest.

miércoles 22 de julio de 2015, 06:47h
Ocho bailarines de la escuela han participado en el Dance Word Cup logrando un oro, dos platas y un cuarto y quinto puesto | María Lamuela y Carla Ruiz consiguen el oro del mundo en Contemporáneo superando la plata del año pasado en Portugal.
Solo si se busca la perfección, es posible rozar la excelencia; algo igualmente imposible sin pasión ni trabajo constante. De esto tienen de sobras los ocho integrantes de la escuela de danza Loida Grau que han llevado a Sant Boi a la relevante Dance World Cup, celebrada este año en la capital de Rumanía, Bucarest. Mónica Crespo, María Lamuela, Alejandro Molina, Lorea Molina, Rubén Moreno, Marina Revelles, Carla Ruiz y Esther Serrano han dejado huella a su paso por los escenarios de esta máxima competición de danza -representando a la delegación española después de ser una de las escuelas ganadoras del Dance World Cup Spain 2015, organizado en Sitges en este mes de abril- de la que han cosechado para el Baix una medalla de oro, dos de plata y un más que meritorio cuarto y quinto puesto.

Oro para Lamuela y Ruiz
La pareja formada por María Lamuela, de 10 años, y Carla Ruiz han sido proclamadas campeonas del mundo de Contemporáneo, superando así la medalla de plata lograda el año pasado en Portugal. Repiten, por tanto, las medallas de las competiciones nacionales en donde en 2014 lograron la plata y en 2015 el oro, siendo, ahora sí, las mejores del mundo, con su edad, en esta disciplina.

Por su parte, Rubén Moreno vuelve con dos platas, una conseguida en solitario en la categoría ‘Junior Solo Folklore’, mientras que la otra la alcanzaba con Esther Serrano en ‘Senior Duo Trio Folklore’. Mención especial, además, para Lorena Molina, Marina Revelles que lograban un cuarto puesto junto a Alejando Molina, que a su vez, quedaba quinto en ‘Children Solo Ballet Masculino’. Además, con calificaciones excelentes de 86,4 y 84,7 de valoración respectivamente.

Con estos excelentes logros, el equipo de Loida Grau regresó de Bucarest tras un año de intenso trabajo en la academia que la joven pedagoga de danza tiene en el barrio Marianao: “Bailar bien o mejor no es lo más importante de la escuela; aquí obligamos a aprender. Si no aprendes no tienes sitio y, por ello, obligamos a hacer danza clásica como base para todo el mundo”. Con esta norma, Loida ha conseguido acercar a la escuela santboyana a la excelencia, pese a que no sea del agrado de muchos jóvenes que solo entienden el baile como un ‘hobby’ más o como una simple actividad extraescolar: “Aquí perdemos a mucho público que solo quiere venir a pasarlo bien”.

Es, posiblemente, un precio a pagar por la apuesta de Loida de ofrecer a la ciudadanía de Sant Boi una opción para ser profesional de la danza y hacer carrera en Marianao sin la necesidad de ir a la gran ciudad: “Quería tener una gran escuela en un pueblo o ciudad como Sant Boi, no en una gran ciudad. Quería evitar que los niños y niñas se tuvieran que ir a una gran ciudad para hacer una carrera de danza”, dice Loida, que no esconde que, a veces, se pregunta qué hubiera pasado de poner el local en medio de la gran ciudad. Sea como fuere, la realidad es que desde el 2003, año en que abrió el centro en el barrio santboyano, tras dar clases en una escuela y un casal de la ciudad, la escuela no ha dejado de tirar del carro de la danza a nivel local –con la Jove Companyia de Sant Boi- y a nivel internacional con competiciones como la Dance World Cup.

La revolución de una niña de 10 años
Gracias al trabajo de la coreógrafa, hoy podemos hablar de estos ocho nombres, de entre los que destaca la pequeña María Lamuela, que junto a Carla Ruiz, colecciona medallas internacionales en su habitación: “María lleva bailando toda su vida; empezó en casa, luego en el colegio y con cinco o seis años, su profesora nos indicó que la apuntáramos a una academia porque le veía posibilidades”, explica José Lamuela, padre de la ya campeona del mundo de Contemporáneo.

Fue entonces cuando empezó su aprendizaje que, cinco años después, le ha llevado a lograr este metal: “Es una niña que baila en todas las horas del día. Está haciendo los deberes y está moviendo los pies; está con su madre cocinando y ella le ayuda bailando. Se dedica de pleno. Cuando sale del colegio va a clase, pero si tiene libre, está jugando con sus primas y siempre acaba fusionando el juego con el baile”. La rutina requiere de una intensidad que parece, a priori, contraproducente en período académico; sin embargo, tal y como avanzaba Loida Grau a El Llobregat, y tal y como confirma el padre de María Lamuela, lo cierto es que el baile favorece a adquirir actitudes muy positivas a nivel personal: “A nivel académico, Maria era de bien hace tres años; hace uno pasó al notable y ahora estamos que nos la comemos porque es de excelente. El comportamiento es ejemplar, organizada, disciplinada, cariñosa… No sé, qué decir, pero lo cierto es que está enchufadísima con el baile y, sobre todo, muy feliz”.

Bailar es salud
En este sentido, en Loida Grau se trabaja, más allá de la parte técnica, aspectos como relacionarse con los compañeros, perder los miedos, conceptos de musicalidad, expresión. De hecho, hay clases de Danza-Teatro donde los niños y niñas aprenden a interpretar y a actuar, en definitiva, delante del público. Pero las ventajas de practicar danza no se resume a actitudes, sino que incluso a nivel sanitario es beneficioso: “Han venido muchos niños que vienen para corregir problemas de espalda, escoliosis, pies valgos, caderas más altas de un lado que de otro”, dice Loida. Y, al revés. Como especialista del cuerpo, la pedagoga de danza capta en seguida la existencia de una lesión, con lo que invita, de inmediato, a los padres del alumno afectado a llevarlo a un especialista.

Pese a sus aportaciones positivas, lo cierto es que la danza sigue sin disfrutar en este país de la cultura que se da en el extranjero, sea en los países anglosajones o en Europa del Este. “Ganarse aquí la vida es casi imposible sin irte al extranjero”, dice Loida.

De momento, de ella depende un pequeño grupo de futuros talentos que ya están dibujando las primeras piruetas de sus carreras profesionales, algo que sería imposible sin la apuesta decidida de esta joven convencida de la danza que en su momento atrajo el baile al ‘pueblo’, como dice, y no a la gran ciudad. III
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