La pugna entre los trabajadores y la empresa se reaviva en Seat Componentes

Lejos de apaciguar las diferencias entre los empleados de Seat Componentes y la empresa, la lucha se intensifica –por sorpresa- tras el acuerdo cerrado el pasado 11 de enero con el que se ponía fin a la huelga indefinida convocada por los sindicatos con motivo del traslado inmediato de algunos empleados del taller de El Prat de Llobregat a la planta de la automovilística española en Martorell. Ahora, de nuevo, las organizaciones sindicales han convocado un nuevo paro indefinido, esta vez, solo para fines de semana, según ellos, por el incumplimiento de la compañía de alguno de los puntos.

Manteniendo la cronología de los hechos, todo comienza el pasado 22 de diciembre, cuando la compañía comunica a la plantilla que medio centenar de trabajadores serían trasladados a la planta de Seat en Martorell. Los sindicatos consideraron que no “existía ningún criterio objetivo” y se convocó a partir del 6 de enero una huelga indefinida. No pararon la protesta ni las reuniones de mediación del 4, 5 ni 6 de enero (ya con la protesta iniciada), pero sí la del 11 de enero. El pacto recogía paralizar los 19 traslados que faltaban y que estaban previstos para el 21 de enero, así como el retorno de los 26 empleados (antes del 1 de octubre) que aquel mismo lunes habían iniciado su jornada en Martorell, en lugar de en El Prat. Además, el acuerdo recogía la necesidad de garantizar el descanso de los trabajadores, con una reducción para el año 2016 de 50.000 horas acumuladas por las jornadas adicionales en el cómputo de horas.

Es en este punto donde, según CGT Catalunya, “la empresa, una vez más, ha actuado de mala vez”. Según denuncian, la empresa solicitó -el pasado 14 de enero (tres días después del pacto)- la necesidad de personal para trabajar el fin de semana. En concreto, explican en un comunicado, 24 trabajadores para el sábado por la mañana y 20 para el domingo por la noche con el fin de llevar a cabo tareas de adaptación y mejora de la instalación. Realizar las tareas en fin de semana evitaría que estas labores afectaran a la producción. Los trabajadores aceptan con cuatro condiciones: devolver inmediatamente a los empleados trasladados con problemas médicos y que, por tanto, “no se tuvo en cuenta su situación personal”; asegurar la vuelta del resto de empleados en lugar del 1 de octubre, el 1 de junio; eliminar las células de mantenimiento, apostando por el servicio de mantenimiento organizado, como estaba establecido anteriormente; y, por último, un acuerdo que estudio las necesidades reales del personal con una dinámica de reducción de horas acumuladas por festivos trabajados.

Lo que en principio se aceptó por los trabajadores duró tan solo un día, ya que, según CGT, el 15 de enero, la empresa pretendía que el personal fuera también a producir, lo que el sindicato entiende que ha sido un “intento de manipulación de la representación social”. La situación derivó, de hecho, en una protesta con piquetes incluido para no dejar pasar al personal durante el fin de semana, lo que inicia, según han confirmado, una nueva huelga indefinida para los fines de semana que ya ha sido comunicada formalmente a la administración. Nuevo paro, por tanto, con estas tres reivindicaciones fundamentales: el regreso de los 26 trabajadores; no acumular más horas por festivos trabajados y, desde un punto de vista más amplio, un empleo “estable y de calidad”.