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El sector inmobiliario

Por Fernando Martín
miércoles 17 de febrero de 2016, 18:21h
El sector inmobiliario

Las expectativas de consolidación del sector inmobiliario de 2015 pueden registrar una tendencia negativa si no se resuelve la incertidumbre política actual. Se considera que el primer semestre será positivo; sin embargo, el riesgo de un Gobierno inestable y poco duradero podría enfriar dicho sector.

En los años 2014 y 2015 el escenario ha mejorado sustancialmente, pero sin un Ejecutivo con garantías de estabilidad se ponen en peligro el crecimiento del mercado, la financiación bancaria y la inversión nacional e internacional.

Además, se especula que una posible reforma de la Ley Hipotecaria podría frenar el grifo de la financiación bancaria al sector, a los promotores y a los particulares, y ahuyentar a los inversores extranjeros. La mejora experimentada el año pasado se ha traducido en un crecimiento de los precios de la vivienda en las grandes ciudades y la recuperación de la actividad promotora. En cuanto a la banca, ha liquidado el cuarenta por ciento de su stock de activos inmobiliarios adjudicados por impagos. Por ello, nos encontramos en una situación en la que el sector inmobiliario empieza a aportar crecimiento significativo al PIB.

La consolidación del sector registrada el pasado año estuvo determinada en gran medida por la entrada de capital extranjero, la vuelta de la financiación bancaria y la percepción por parte de la demanda de que los precios han tocado suelo. Así, numerosos estudios realizados sobre la tendencia del sector indican que si se supera la incertidumbre política, España puede tener otro ciclo inmobiliario positivo de tres a cinco años.

Además, en la administración local dichos estudios consideran que, principalmente en grandes ayuntamientos que tienen una importancia vital para los desarrollos urbanísticos, se impide la recalificación de suelos, el cambio de uso de activos inmobiliarios y se ponen trabas a nuevos desarrollos urbanísticos. Por otra parte, la falta de coincidencia entre las cifras ofrecidas por las principales fuentes estadísticas referidas al sector inmobiliario, que miden la evolución de precios y el número de transacciones, determina que la interpretación y las conclusiones sobre la tendencia del mismo resulten ciertamente complejas. Así, de los cuatro informes publicados por el Ministerio de Fomento, el Colegio de Registradores, el Instituto Nacional de Estadística y el Consejo General del Notariado, los datos además de no coincidir en el tiempo no suelen apuntar en la misma dirección.

En ese sentido, las cifras habrían de ser lo más transparentes posibles, considerando la relevante importancia del sector en la economía española, que representa un cuatro por ciento del producto interior bruto, a pesar del desplome próximo al setenta por ciento experimentado desde el comienzo de la crisis. Por otro lado, en el sector inmobiliario la ingente cantidad de trámites administrativos necesarios para construir o reformar un inmueble lo hacen vulnerable y excesivamente dependiente de la voluntad política. Por ello, lo peor que le puede suceder a la incipiente recuperación, impulsada principalmente por capital extranjero, es que la imagen que se transmita de España sea la de un país poco propicio para invertir. En definitiva, cabe esperar que el crecimiento del sector analizado se afiance el presente año, adoptando las medidas necesarias con carácter urgente. III

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