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Francesc Casbas, pionero de la radiodifusión. Ganador del Premio Aguas Cristalinas

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”

“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”

Eduardo Galeano en “El libro de los abrazos” (1989)

Por Joan Carles Valero
Ser pionero implica haber iniciado la exploración de nuevos campos y, al adelantarse en ellos, proyectar lo que vendrá. Francesc Casbas i Roig dio los primeros los pasos en la radiodifusión contemporánea en L’Hospitalet y el Baix Llobregat y, con su actividad, propuso por primera vez un giro y enfoque hacia el futuro.

Su aporte, como el del resto de los pioneros, ha sido absolutamente necesario y ha marcado un antes y un después en la evolución de la ciudad y la comarca. Casbas hizo realidad su sueño y vivió soñando hasta el día de su muerte, el 25 de septiembre de 2010, primero como creador de una radio libre en 1979 y, luego, como técnico de sonido de la emisora municipal de L’Hospitalet.

Hasta el periodista y escritor Raúl Montilla, nominado junto a Casbas para obtener el galardón Aguas Cristalinas en la II Edición de los Premios El Llobregat, confesó en las redes sociales haber votado por su “rival” de premio. El reconocimiento a la labor que Casbas realizó por el periodismo y la comunicación en la ciudad de L’Hospitalet no tenía rivales. A lo largo de su vida personal y profesional, este “loco” de la radio, que más que técnico era un mago de la electrónica puesta al servicio de la comunicación, cosechó siempre amigos. Todos los periodistas que empezaron de becarios en Radio L’Hospitalet y también en la tele municipal, recuerdan con cariño al técnico que les acogió y les transmitió su pasión por la radio. En definitiva, lo que han hecho los lectores de El Llobregat al votarle ha sido de justicia histórica porque han puesto de relieve su papel de pionero, ya que fue capaz de llevar a cabo su pensamiento innovador.

La necesidad de “fer ciutat”
Para trazar un perfil de Francesc Casbas i Roig tengo que remontarme al mes de abril de 1979. Acababa de constituirse el primer ayuntamiento democrático en L’Hospitalet después de la incuestionable victoria de las izquierdas en esa ciudad en las primeras elecciones locales, de la mano del PSC y del PSUC. El desaparecido Germà Pedra, fue uno de los concejales socialistas electos y me había encargado el diseño y realización del primer boletín municipal. Por eso estuve un par de meses en la quinta planta de la Casa de la Vila. Recuerdo rosas, por lo que intuyo que era o había sido Sant Jordi. Era mediodía y se plantó ante mí Francesc Casbas porque le habían dicho en la entrada del Ayuntamiento que en aquella planta encontraría a un periodista. Nuestro encuentro fue toda una revelación para alguien como yo, preocupado por “fer ciutat” desde la información y la comunicación.

La conversación continuó en su casa, en la avenida del Carrilet, donde me enseñó un artesanal emisor de frecuencia modulada que había fabricado y con el que emitía música. A Casbas se le iluminaba la mirada siempre que hablaba de radio. Su pasión nació como radioaficionado, “copiando” a otros como él que emitían desde remotos países. Era un “loco” fantástico que emitía vibraciones positivas y que llegó a grabar la última comunicación de la estación orbital MIR antes de que dejara de existir.

Hace unos meses, el gesto de la oposición de L’Hospitalet de reclamar la reapertura de la emisora municipal al tiempo que exigía reorientar los medios de comunicación públicos para que dejaran de ser mera propaganda del equipo de gobierno, se me antojó un homenaje póstumo a Francesc Casbas, con quien fundé en 1979 la primera Radio de L’Hospitalet en colaboración con Damià García Priu (el hermano pequeño de los gestores del Casino de la ciudad) y el dj Narcis Enriquez. Los tres nos encontramos el pasado 14 de abril en Sant Boi, durante la II Gala de los Premios El Llobregat junto a los hijos de Casbas, Meritxel y …. Emocionados, recordamos aquellos viejos tiempos de juventud y nos juramentamos todos para que aquella porción de historia no se pierda y adquiera forma de libro.

Orígenes de onda libre
El origen de Radio L’Hospitalet como onda libre, porque así es como se denominaban en 1979 las emisoras pioneras de la FM, fue a partir de la emisora que construyó Casbas en su casa y desde la que emitíamos 6 horas diarias, incluyendo un informativo. No recibimos ni una peseta de subvención porque nunca la pedimos, ni tampoco emitíamos ni un segundo de publicidad porque no iba con nuestra filosofía. Lo nuestro era hacer realidad el sueño de crear un medio de comunicación para nuestra ciudad y para ello tuvimos que poner dinero de nuestros bolsillos, además de nuestro empeño y trabajo. Nos sentíamos fuertes y libres.

Al tratarse de un emisor artesanal de escasa potencia, la señal llegaba con dificultades a algunas calles de L’Hospitalet, aunque se propagaba fácilmente hasta las costas del Garraf. Para solucionarlo, viajamos a Milán (Italia) y, previo pago de casi 100.000 pesetas, pasamos por la frontera un emisor convencional desmontado en el maletero del coche como si fuesen componentes electrónicos para así evitar el control aduanero. Con ese equipo logramos emitir a toda el área metropolitana de Barcelona con una programación de 10 horas diarias. A nosotros se unieron, entre otros, una joven Mercedes Luz, estudiante de Periodismo que llegó acompañada de su madre y que hoy es la delegada de Efe en Navarra; Francesc Perearnau, hoy subdirector de Mundo Deportivo), Kronia y un largo etcétera de consagrados profesionales.

Expediente sancionador
La noche del 5 de enero de 1980 la recuerdo con especial cariño, ya que la emisora, pilotada por ese puñado de soñadores, logró recoger y repartir juguetes a más de 300 niños cuyas familias carecían de recursos económicos. Julián Crespo nos cedió el local de su lavandería en La Florida para realizar aquel programa especial, y luego, seguimos en una habitación de su hogar, en la calle Jardín del barrio de La Florida, desde donde emitimos hasta que la Policía Nacional irrumpió con una orden de precintado. El entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, Salvador Sánchez-Terán, nos abrió un expediente sancionador por emitir sin licencia, a pesar de que la llegamos a tramitar en vano. Fue entonces cuando el pleno del Ayuntamiento de L’Hospitalet, presidido por el alcalde Juan Ignacio Pujana, nos declaró como entidad de interés público y puso a nuestra disposición los servicios jurídicos municipales para defender la causa de una emisora de radio en la segunda ciudad de Cataluña.

El apoyo municipal fue más allá. El ayuntamiento nos cedió el Palacete de Can Buxeres para instalar nuestros estudios hasta que en la primavera de 1980 nos robaron todos los equipos. Curiosamente, Salvador Pàmies Garriga, radioaficionado propietario de una armería que se acercó a nosotros al comienzo de nuestra aventura, emprendió a partir de aquel robo un floreciente negocio de venta de emisoras de radio a los ayuntamientos catalanes y de toda España. Fue el comienzo de las emisoras municipales. Casbas, tan buena persona como excelente técnico, siempre mascullaba que “nuestra” emisora acabó como radio municipal en un municipio del Maresme. Nunca lo pudimos comprobar.

Tímido homenaje
En mayo de 2012 se produjo un tímido intento de homenaje a Francesc Casbas cuando se puso una plaquita con su nombre a uno de los estudios de la emisora municipal. Después de que un artículo en El Llobregat reivindicara su memoria, el pleno del ayuntamiento celebrado a finales de febrero, a propuesta de ERC, aprobó que el edificio de los Medios de Comunicación de L’Hospitalet lleve el nombre de Francesc Casbas i Roig en homenaje a su labor profesional y personal en favor de la radio y también de la televisión en la ciudad.

Casbas siguió su sueño y lo hizo realidad. El cambio que lideró lo siguieron luego casi la práctica totalidad de ayuntamientos de Cataluña y España entera. Y sin planteárselo, ha sido ejemplo e inspiración para otros. Sus logros hacen reflexionar, invitan a vivir. Su secreto era un desafío porque todo lo que hacía lo conducía con amor. Era auténtico, sin que eso significara que fomentara la diferencia. Más bien lo contrario: impulsaba la unidad porque formaba parte del espíritu colectivo de L’Hospitalet. El suyo, sigue cabalgando las ondas. IIl

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