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La recuperación del río Llobregat y del vertedero del Garraf, en la Bienal de Arquitectura de Venecia

La recuperación del río Llobregat y del vertedero del Garraf, en la Bienal de Arquitectura de Venecia

martes 14 de junio de 2016, 04:49h
Causan sensación las obras del estudio de Esplugues de Enric Battle y Joan Roig, responsables de la rehabilitación del vertedero de basuras y de la ribera del río de Sant Boi a El Prat. Los arquitectos han “cultivado la vida” en ambos espacios que han sido lamentables consecuencias del desaforado crecimiento económico y que ya han dejado de ser lugares “tóxicos”.

El proyecto de rehabilitación de la ribera del río Llobregat como espacio público de uso ciudadano recibe a los visitantes de la exposición “Afermath Catalonia in Venice. Architecture beyond architects”, que se podrá visitar hasta noviembre en la ciudad italiana de los canales, coincide con la XV Muestra Internacional de Arquitectura de Venecia. El anglicismo “aftermath” significa consecuencias, una cuestión escasamente tenida en cuenta cuando abordamos el crecimiento económico.

Lamentablemente, ejemplos de consecuencias del desaforado crecimiento sobran en la comarca del Baix Llobregat y L’Hospitalet. Los trabajos seleccionados en la exposición catalana, todos realizados en el periodo más duro de la crisis económica, van desde la recuperación del río Llobregat, pasando por el hospital transfronterizo de la Cerdaña, la Torre Júlia de viviendas para mayores, el Teatro Atlántida de Vic, el centro de distribución de alimentos de Tarragona y el aparcamiento Saint Roch de Montpellier, hasta la rehabilitación de la antigua fábrica de la Bordeta Can Batlló, ejemplo de “cooperación y triunfo ciudadano”.

Sostenible, social y ecológico
Todos los visitantes de la exposición se detienen en la instalación de Enric Battle y Joan Roig, que lideran el estudio de arquitectura del mismo nombre en Esplugues. Su participación reproduce el trabajo que llevan a cabo desde hace 15 años para restaurar la herida del vertedero del Garraf en la Vall d’en Joan, que durante décadas había estado descontrolado y que, gracias a su intervención, contribuyen a la eliminación de su toxicidad y a la recuperación paisajística y de la naturaleza.

Los arquitectos con base en Esplugues reconocen que para que desaparezca la toxicidad de los millones de toneladas vertidas harán falta otros 15 años más, aunque el aspecto del vertedero ha cambiado notablemente en cuanto al paisaje se refiere. Lo que empezó siendo un experimento, se ha tornado en la vía de regeneración de una zona tóxica producto de los desechos del área metropolitana de Barcelona. Un infierno de plástico y exhalaciones mefíticas al que ha vuelto la vida gracias a la intervención de estos profesionales. De ahí que la instalación lleve por título “Cultivando la vida”.

Mentalidad de payés
En unas declaraciones al diario Ara, Joan Roig confiesa que “trabajamos con mentalidad de payés, no de arquitectos, buscando un equilibrio entre recursos caros y baratos; por ejemplo, utilizamos tierra mala gratuita y la mejoramos plantando leguminosas que aportan hidrógeno; usamos los gases de la descomposición para generar energía y sólo tuvimos que regar tres años porque después la naturaleza y el sistema de terrazas se han encargado del aporte hídrico”, asegura. Con su socio Battle, ambos arquitectos han colocado en su instalación un carro que recuerda el de los curanderos del Lejano Oeste, con plantas en su interior y una sección del terreno con las capas necesarias para enterrar miles de toneladas de basura.

La adecuación del río, llevada a cabo por el mismo estudio Batlle i Roig Arquitectes, de Esplugues, es otro de los proyectos arquitectónicos que mostrados en Venecia como ejemplo de mejora de la relación del usuario con el entorno urbano, social y natural. Así, el actual camino del Llobregat, a su paso entre El Prat y Sant Boi, se presenta como ejemplo virtuoso de una arquitectura que mejora la experiencia del ciudadano.

Riberas de uso ciudadano
La rehabilitación de la ribera del Llobregat en El Prat, iniciada en 2008, sigue en permanente desarrollo y afecta directamente a esta población, desde el tramo del río situado entre el puente de la autovía y el término municipal de Sant Boi. Entre otras actuaciones, el proyecto ha llevado a cabo la ralentización del curso del agua, la eliminación de residuos y vegetación invasiva, la replantación de vegetación autóctona, etcétera.

Todo ello con el objetivo de convertir el río y su entorno en un gran jardín metropolitano que propicie el uso público y social, además de comunicar seis municipios y de dar acceso al mar. La recuperación medioambiental del río Llobregat y de la Vall d’en Joan donde está el vertedero del Garraf, son también nuestros proyectos, porque esta edición de la Bienal de Venecia buscar dar respuestas arquitectónicas a los problemas que nos afectan a todos. Y es en el trabajo de estos profesionales donde se encuentran las claves de las infraestructuras y las estructuras necesarias para la vida. Joan Roig define en ARA el proceso que han llevado a cabo para recuperar el vertedero del Garraf con la expresión “cultivar la vida”, ya que ha dejado de ser un lugar “tóxico”. “El paisaje sin el uso público no tiene sentido, porque o bien se dedica a los cultivos o en hacer vertederos. Y eso es lo que da sentido al paisaje, su curso. Y precisamente los paisajes sin uso humano son los que acaban teniendo los deterioros absolutos “, subraya Roig.

Y es que esta edición de la Bienal representa un salto cualitativo que culmina la profunda reflexión sobre el oficio y el alejamiento de los excesos de la arquitectura icónica que ya había comenzado en las dos ediciones anteriores de la Bienal. Todo sea por la humanización de nuestra actividad económica. III

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