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Apuntes desde el subsuelo

Caperucita en Manhattan

Antonio Fornés - Doctor en Filosofía

martes 14 de junio de 2016, 04:55h
Hace apenas unos meses, uno de nuestros conciudadanos conseguía doctorarse en filosofía con una tesis que obtenía la calificación de Sobresaliente Cum Laude. Feliz tras años de trabajo arduo e investigación silenciosa sobre determinado aspecto del pensamiento catalán y español del siglo XIX, nuestro flamante doctorado se puso a buscar editorial donde publicar su tesis doctoral y hete aquí que la encontró. Una pequeña editorial estaba dispuesta a editar el texto en la modalidad de coedición aportando la mitad del dinero necesario para ello.

Envuelto en la profunda ingenuidad que solo la filosofía puede aportar y con su obra bajo el brazo, el buen doctor se dirigió al ayuntamiento de su ciudad, L´Hospitalet, y concretamente al Departamento de Cultura, pues se necesitaban poco más de 3.000 euros para que la obra viese la luz. Allí, los insignes gestores de la cultura de nuestra ciudad se ocuparon con sorprendente eficacia de devolverle a la realidad: el Ayuntamiento de L´Hospitalet del Llobregat no tiene presupuesto para este tipo de inversiones culturales, así que ni siquiera se molesta en evaluar la validez de las propuestas por muy de L`Hospitalet de toda la vida que sea quien la presenta. El recién doctorado no acabó de entenderlo y se volvió triste, con su tesis, a casa.

Imagino que esta semana, después de saber del viajecito vacacional, perdón, quiero decir del trascendental viaje y conmovedora embajada cultural que nuestra alcaldesa Nuria Marín ha realizado a Nueva York, nuestro lustroso filósofo lo habrá entendido todo. ¿Para qué gastar en la edición de tesis doctorales cum laude de ciudadanos de L´Hopitalet cuando alcaldesa y séquito (seguro que amplio) pueden gastar nuestro dinero en un lindo viaje a Manhattan? Personalmente no he leído las crónicas de tamaño hecho histórico, pero supongo que la “gran manzana” todavía debe estar recuperándose del momento, pues imagino que Nueva York en bloque se paralizaría expectante ante lo que tuviera que decir nuestra alcaldesa.

No he podido dejar de recordar el libro ya clásico de Carmen Martín Gaite, “Caperucita en Manhattan”. Al fin y al cabo, el rojo debe ser el color de Nuria Marín ¿no? Como la protagonista de la novela, Sara Allen, nuestra alcaldesa también ha paseado por Manhattan una suculenta tarta, en su caso una tarta de nada menos que treinta millones de euros. Otra razón para comprender la negativa al doctorado: el ayuntamiento estaba ahorrando para derrochar todo su dinero de una vez…

Y es que bienamados lectores, nuestra alcaldesa ha decidido que si el famoso tango afirma que veinte años no son nada, menos lo deben ser treinta milloncetes para su proyecto de crear un Distrito Cultural en L’Hospitalet que se federe con una Red Global de Distritos Culturales de la que yo, en mi ignorancia, no había oído hablar nunca. Una red con una serie de miembros que casi dan más miedo que el lobo de caperucita, así el Alserkal Avenue de Dubai, pequeño país conocido no por ser una gran democracia precisamente…, o el Genesis Holding de Pequín en China, otro país “amante” de las libertades y los derechos humanos, o el Soweto DigitAll de Johannesburgo, una de las ciudades del mundo con mayores diferencias sociales y pobreza. Pero todo esto a nuestra alcaldesa no creo que le preocupe, lo importante es poder fotografiarse en Nueva York, que el ayuntamiento pueda emitir tweets laudatorios, hacer ruido en definitiva y aparentar preocupación por la cultura.

Si al final el proyecto de Distrito Cultural prospera, el filósofo ingenuo quizá acuda también allí, de nuevo con su trabajo bajo el brazo. Así que aprovecho esta columna para desengañarle y advertirle, los millones irán para enchufados, modernos sin oficio claro y palmeros en general. ¿Una tesis doctoral? Pero qué aburrido eres compañero, con eso el ayuntamiento no saldrá nunca en televisión… III

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