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Los accidentes laborales repuntan con la recuperación económica
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Los accidentes laborales repuntan con la recuperación económica

miércoles 02 de noviembre de 2016, 21:01h
Un camionero muerto, hace apenas unas semanas, tras quedarse su mano atrapada en la puerta motorizada de un polígono industrial de Martorell ha sido el último accidente laboral de cierto relieve en el territorio. La lista, sin embargo, es constante.

Meses atrás, por poner otros ejemplos de este goteo de casos más sonados, transcendió la muerte accidental de un hombre por parte de un compañero en el Port de Barcelona que, además, sería detenido por la Guardia Civil al intentar encubrir los hechos; o en 2011, un operario de mantenimiento de una empresa subcontratada por la empresa Damm, en el Prat, falleció resultado de las quemaduras sufridas por caer en el mosto de cerveza, a 80 grados, tras activarse el circuito mientras él estaba en el interior del silo limpiando.

Menos accidentes que hace diez años
Los accidentes laborales han sido y son un cáncer del actual mercado laboral del que poco o nada se habla. La cuestión es, en el contexto de la cierta recuperación económica, si lo seguirá siendo. La cantidad de accidentes laborales está estrechamente ligada a la población activa. Contra más empleo, más accidentes laborales. De hecho, el Baix Llobregat es la segunda comarca de Cataluña con más accidentes, solo después del Barcelonés, por motivos obvios: la cantidad de población y el rico tejido económico del territorio. Por ello, hay que fijarse en el índice de accidentabilidad que, en 2006, era del 0,58% aproximadamente, mientras que, en 2015, lo es del 0,3%. Por tanto, se dan proporcionalmente la mitad de los accidentes laborales que hace una década en relación a su población activa.

Según los datos nominales del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), se ha pasado de 19.687 accidentes laborales en 2006, máximo histórico, a 8.978 en 2015. Gran parte de este descenso se debe a la caída notable del sector de la industria (-5.095), pero también al descenso de la construcción, que de 3.816 pasa a 972, o del sector servicios que, pese a caer de 8.570 en 2006 a 5.839 en 2015, es por diferencia el sector en donde más accidentes con baja se dan.

Estos datos que pueden hacer pensar que son alentadores, hay que tomarlos con la cautela y la frialdad de todas las estadísticas. Primero, porque hay muchos accidentes laborales que son ‘in itinere’ y no se contabilizan. Segundo, porque hay un dato revelador: desde 2009, a diferencia de lo que pasaba anteriormente, se dan más casos de accidentes laborales sin baja que con baja. Es decir, empleados que, aunque sufran un leve contratiempo laboral, siguen trabajando. Pero, sobre todo, porque en este año 2016 se ha producido el cambio de tendencia y, por tanto, se va a cerrar el año con más accidentes laborales que en 2015: “Los accidentes han subido en todos los sectores y en todos los casos: leves, graves y mortales”, dice Alberto Rodríguez, responsable de Salud Laboral de CC.OO en el Baix Llobregat. “Por las condiciones de sus contratos, por la excesiva rotación en empresas, la alta temporalidad, como la mayoría de accidentes son leves, se produce esto, que la gente tiene accidentes igual, pero no cogen la baja porque no saben si podrán volver”.

De esta manera, Comisiones culpa a la Reforma Laboral de la actual situación y alerta de que, “si no cambia alguna cosa, será inevitable” que sigan aumentando los accidentes laborales más allá de que aumente la población activa. Por su parte, el secretario comarcal de UGT Baix Llobregat, Carlos de Pablo, califica la salud laboral como un derecho: “El trabajo conlleva unos derechos y unas libertades; y la salud laboral es uno de ellos. Eso se ha visto claramente tocado por la cuestión de la reducción del empleo inicialmente y, ahora que se está recuperando, se está haciendo sin esos derechos que tenía. No solo hemos recuperado empleo con salarios más bajos, sino que también las condiciones de trabajo son muchísimo peores de las que eran al inicio de la crisis –dice-. Cuando decimos que se pierden condiciones de trabajo, no nos referimos solo a que trabajamos más horas, por ejemplo, hablamos también de salud laboral. Y los datos son escalofriantes: en el primer semestre del año 2016 hemos doblado los accidentes mortales y no solo en sectores en donde se producían históricamente como la construcción. Hemos visto incrementada esta mortalidad, precisamente, en el sector servicios”. En este sentido, y a diferencia de CC.OO, apunta al miedo y al papel activo que han ganado las mutuas privadas a la hora de dar las bajas: “El motivo de este cambio de tendencia que apuntas es por miedo combinado con que las mutuas privadas ahora tienen potestad. El papel tan relevante que han cogido en contingencias profesionales provoca esto […] Recuerdo un caso de una trabajadora que había sido operada de un cáncer de páncreas y que recibía quimioterapia y que tenía que ir a trabajar. Y, evidentemente, la precariedad en el empleo hace que los trabajadores se lo piensen a coger una baja. Y eso provoca más accidentes laborales, porque un trabajador que no está en las condiciones médicas para trabajar es una persona propensa y con muchas posibilidades de sufrir otro accidente”.

Sin policía
Prueba de la relación que existe entre la precariedad laboral y los accidentes está en que, según los sindicatos, se dan más accidentes en empresas multiservicios o subcontratas. Por tanto, las jornadas largas, los tiempos de descanso, una mejor formación y la reducción de la temporalidad ayudaría a mejorar los índices de accidentabilidad: “Las empresas tendrían que haber aprovechado esta situación para no ver en la salud laboral un gasto, sino una inversión”, dice Rodríguez. “Hemos vuelto a los años 80. Parece que exageramos o dramatizamos, pero es que es cierto”, apunta De Pablo. “La salud en el trabajo es un derecho, pero para los malos empresarios es un coste, que, si pueden evitar, evitan. Y si no hay una vigilancia por parte de la administración laboral y en un contexto de persecución sindical como el que vivimos, pues, hemos dejado al libre albedrío la cuestión de la prevención de riesgos”.

Si a este se le suma la falta de control y la reducción de los inspectores de Trabajo, el cóctel da cierta inmunidad a las empresas que, igual que han tenido que reducir en plantilla, lo han hecho también en seguridad. Sea en formación o prevención de todo tipo. “Los inspectores son la policía de Trabajo. Sin ellos, las empresas acaban haciendo lo que quieren. Y si en una carretera no ponen una señal o luego un radar, al final, le acabamos pisando más”, dice Rodríguez, que tampoco excluye de la responsabilidad a los empleados que, en ocasiones, por desconocimiento, falta de formación o de consciencia, cometen imprudencias que derivan en un nuevo accidente.

Trabajadores en constante rotación
En la prevención de los accidentes laborales cuenta con un papel esencial la empresa. Según Màrius Martí, responsable del área de Prevención de Riesgos Laborales de la patronal PIMEC y presidente de la Asociación Catalana de Técnicos de Prevención en Riesgos Laborales, uno de los motivos relevantes tendría que ver con la excesiva movilidad que actualmente experimentan muchos trabajadores: “Es cierto que ha habido un incremento de los accidentes de trabajo. Pero no creo que sea debido a una relajación ni de las empresas ni de los trabajadores. Con el nuevo impulso de la industria, hay trabajadores que van a trabajar a empresas que no son de su sector, que su nivel de experiencia es bajo y eso puede ser uno de los elementos que facilite este aumento de accidentes”.

Efectivamente, a diferencia de las generaciones pasadas, en donde una persona podía estar toda la vida laboral en apenas 3 o 4 trabajos en total, entre ellos, el último, en donde pasaba décadas como profesional, ahora la rotación es altísima; más tras la crisis. “Aunque se de toda la formación necesaria o se ponga a disposición todos los equipos de seguridad, al final, la experiencia es un grado. Y si un trabajador de la construcción pasa a la hostelería, pues, el desconocimiento del entorno puede provocar este aumento. Un soldador profesional de toda la vida hoy está soldando, después pasa, por ejemplo, a un taller mecánico y, luego, puede que esté en restauración. Es aquí donde está el problema y no tanto en el tipo de contratación”. Igualmente, reconoce que la temporalidad, por tanto, favorece esta alta movilidad.

En cualquier caso, Martí insiste en los múltiples motivos que pueden provocar un accidente y, por tanto, pone en cuarentena que las tendencias, sea en el Baix Llobregat o en otros niveles, se den por unos motivos en concreto. Más cuando la mayoría de accidentes son leves. En relación con las bajas, desde PIMEC, Martí quiere destacar que “las bajas las da un médico, un especialista, y que a ningún empresario le interesa un trabajador que no esté al 100% y que quiera camuflar su baja. Una persona que no está en condiciones para trabajar ha de estar de baja y reintegrarse cuando esté en condiciones”. En este sentido, en cambio, reconoce que sí han visto un cambio en las bajar de larga duración (de año o año y medio), en las que antes no solía volver el empleado y ahora sí: “No llevan el mismo ritmo y nos encontramos que ha habido una disminución de sus facultades y actitudes”, por lo que cabe aumentar la precaución.

El 90%, aproximadamente, de las empresas del tejido económico del Baix y de Catalunya cuentan con menos de diez trabajadores. Por tanto, son una pieza fundamental en materia de prevención. En este contexto, Martí destaca el carácter multifuncional de los empresarios de las pymes, así como la necesidad de llevar a cabo una concienciación y una cultura de la prevención desde la educación: “Las grandes empresas tiene más facilidades, puesto que tienen departamentos especializados. En las pymes, el empresario es multifuncional, hace mil cosas a la vez, y se puede encontrar con problemas de falta de recursos, falta de especialización y, otra cosa que ha ido apareciendo, y que son consultoras de prevención que se dedican solo a cuestiones administrativas y no a reducir la siniestralidad y aumentar la salud laboral. No son todas, quiero dejarlo claro, pero algunas sí que son poco profesionales y están haciendo negocio con trabajadores de baja cualificación.

Por otro lado, el empresario es un trabajador más, con los mismos riesgos que todos. Que, a veces se olvida. Si no hay una concienciación y una cultura que se explique desde la escuela, no hay manera, a los 40 años, de sentarse bien, si no lo hacemos desde los 16”. III

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