Las democracias dictatoriales o autoritarias no son un simple oxímoron, una metáfora retórica. Son una realidad y cada vez más. Con esta alerta ha acabado el ciclo de conferencias del año 2016 el Cornellà Creació Fòrum que ha contado con el periodista Marc Marginedas, actualmente, corresponsal de El Periódico en Moscú, y con la escritora turca Elif Shafak. De esta manera, los dos ponentes han reflexionado sobre Rusia y Turquía, respectivamente, en torno a tres grandes temas que afectan a sendos países: la falta de libertad de expresión, la estrecha e interesada relación entre la Religión y el Estado y el papel de la mujer.
El debate no está en la dicotomía entre dictadura y democracia, sino en la calidad democrática: “No se trata solo de poner las urnas y decir que el pueblo nos elige libremente”, ha dicho Shafak. “La involución de las Democracias es más rápida que nunca”. En este sentido, ha calificado el intento de Golpe de Estado en Turquía –que condena- como un punto y aparte en la deriva del país, fundamentalmente por la radicalización del Gobierno de Erdogan. “Tras el Golpe ha habido una purga que ha afectado a millones de personas. Hay más de 135 periodistas en la cárcel; ha superado a China”, clamaba la novelista turca. “Cuando una sociedad es incapaz de reírse de sí misma es cuando comienzan los problemas. Y en Turquía ahora es difícil ser escritor, periodista, académico o intelectual. Por un tuit se pueden tener problemas”.
En esta línea, Marginedas ha recordado como anécdota significativa que cuando estuvo por primera vez de corresponsal en Moscú, se podían ver a guiñoles parodiando al líder ruso, Vladimir Putin. “Ahora, el 30 o 40% de los espacios informativos son para las actividades de Putin, presentadas –claro- desde un punto de vista acrítico y laudatorio. No hay diferencia entre propaganda e información”, ha dicho. Aún más grave es, como prueba la muerte de Anna Politkoskaya, que los casos de periodistas asesinados quedan impunes.
Crece el papel de la religión
La tensión entre Erdogan y Bruselas –hoy el presidente turco ha amenazado con abrir la frontera a los refugiados tras la propuesta del Parlamento Europeo de congelar las negociaciones de adhesión de Turquía a la Unión Europea- ha vuelto a alejar la posible entrada del país en la Unión Europea. Tradicionalmente repudiada por asuntos internos, por el conflicto kurdo y, sobre todo, por el veto griego en relación con el conflicto regional en Chipre, la que fuera exaltada como país musulmán ejemplar está ahora a años luz de pertenecer a la Unión Europea.
En este distanciamiento hay una cuestión diferencial en estos años: el crecimiento de la religión. “Ahora somos más nacionalistas, más religiosos y más cerrados. Estamos en un momento triste de la historia, tras los años 2006-2007, momento dorado en el que pensábamos que Turquía podía ingresar en la UE. Critico el gobierno turco por fracasar en cumplir los criterios de la UE, pero también a los políticos populistas que, como Sarkozy en Francia, empujaron hacia afuera a Turquía. Los políticos son muy emocionales y si me expulsas, te expulso. Y Turquía se fue aislando de Turquía. La Religión está aumentando hoy. El gobierno habla de una nueva generación más religiosa y tenemos problemas con Estado Islámico y su islamización. No se consideró el peligro y ahora han comenzado a golpear con ataques terroristas y a reclutar combatientes para ISIS”.
En este sentido, Marginedas ha compartido la falta de valor individual que existe tanto en el país otomano como en Rusia. “El ser humano no tiene valor, una herencia de la URSS. Lo importante es el colectivo. Esta tradición sigue existiendo, con la necesidad de que el Estado sea fuerte. Vamos hacia atrás. Hoy nadie es capaz de decir ‘no’ a Putin”.
Con este objetivo de convertirse en potencia, la relación de la Religión con el Estado se ha estrechado para beneficio de ambas instituciones: “Poca gente es consciente del papel preponderante de la Iglesia Ortodoxa en el régimen de Putin”. Prueba de ellos es la reciente Ley Antisexual que limita enormemente la vida de los homosexuales y que, sobre todo, “es una llamada a la sociedad para que desarrolle sus instintos homófobos. Para hacernos una idea, las mujeres que practican el aborto son consideradas prostitutas. Rusia está situada ideológicamente en la ultraderecha de Europa”.
Consolidación del modelo patriarcal
En el día de la lucha contra la violencia de género, el debate sobre la mujer en países como Turquía y Rusia tenía que ser indudablemente uno de los bloques temáticos. Shafak ha calificado como “espantoso” el actual modelo patriarcal de su país que, además, relaciona el honor con discusiones que tienen que ver con el cuerpo de las mujeres. La novelista ha pedido la asociación de las mujeres turcas de distintos movimientos, pero con causas comunes. Solo así se podrá evitar la fuga de derechos que está sufriendo la mujer en Turquía: “La democracia es el mejor sistema de la humanidad. Pero, a la vez, es muy frágil. Se tiene que trabajar día a día porque podemos perder los derechos y muy rápidamente. Hemos visto asesinatos de mujeres y el gobierno no trata el tema; sino lo empeora. Hubo políticos que intentaron aprobar una ley que permitía a los hombres que habían violado menores quedar impunes si se casaban con ellas. Y decían que lo hacían para defender el matrimonio”.
De la misma manera, según el periodista, “la regresión respecto a las mujeres es brutal en Rusia. Cada 40 minutos una mujer muere víctima de la violencia de género. Entre 14.000 y 15.000 mujeres al año. Lo peor es que no existe ni voluntad para aprobar leyes que las protejan de esta lacra”.
Alerta en Occidente
La conferencia se ha centrado, efectivamente, en Turquía y Rusia, pero la alerta de la involución de las democracias es extensible al resto de Occidente. Prueba de ello es el 'Sí' al Brexit y la victoria de Trump en Estados Unidos. El mundo está cambiando y mucho y en este contexto corre el peligro de que calen los discursos populistas y xenófobos. "Están creciendo los populismos, la xenofobia y lo que yo digo tribalismo, que todos tenemos que volver a nuestra tribu y que ahí estaremos más seguros. Eso es una ilusión que nos venden y que lo hacen con éxito", ha dicho la escritora turca. "Veremos ahora en Francia donde la extrema derecha es dura y, luego, Países Bajos, Turquía, Hungría o Austria.
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