La llaman ‘Capilla Sixtina’ del Baix Llobregat, pero se trata de las pinturas de la Iglesia Santa María de Castelldefels, que a partir de febrero iniciará visitas guiadas de manera gratuita, el segundo domingo de cada mes.
Las visitas guiadas están previstas para grupos de unas 30 personas, en las que, durante 45 minutos podrán observar las pinturas con la explicación de la historia de cada uno de sus murales. Cualquier escuela, entidad o asociación puede solicitar la visita en otro momento si así lo requiere, sin la necesidad de que sea el domingo. Así mismo, la iglesia del municipio desea la voluntad de incorporar personas y grupos de la comarca y de Barcelona, y en un futuro hasta turistas que llegan de otro país.
La Iglesia de Santa Maria fue inaugurada en el año 1909, pero tendría que esperar hasta el año 1952 para contar con estas joyas en forma de murales, de la mano del Pintor Josep Serrasanta. El origen y la idea de esta actividad que inicia una de las iglesias de Castelldefels “es promocionar el arte pictórico. No es un tema religioso explícito, sino un asunto de patrimonio, siendo la iglesia uno de los pilares fundamentales de Castelldefels”, tal y como explica el Mosén de la Parroquia de Santa Maria del municipio, Xavier Sobrevia Vidal.
El Mosén, desde su despacho de la parroquia, explica para El Llobregat que “en la Iglesia de Santa Maria confluyen dos valores muy remarcables: las pinturas murales del pintor Serrasanta, que abastecen todo el interior del templo, y el edificio en sí mismo, diseñado por el prestigioso arquitecto modernista Enric Sagnier. Por eso creemos oportuno divulgar esta arquitectura y pintura religiosa, ya que por su singularidad hace que destaque entre las iglesias de las cercanías de Barcelona”.
Un pintor singular
A mediados del siglo XX, el entonces pueblo de Castelldefels empezaba a recibir visitantes, lo que propicia un resurgimiento económico. Veraneantes ilustres como el galerista Joan Antoni Plan, mecenas de pintores, entre los que se encontraba Josep Serrasanta, también visitaba el municipio.
Así pues, nace el encargo de las pinturas murales en la parroquia de Castelldefels, cuando la voluntad del rector de entonces, Pare Josep Codinach, y empresarios y políticos, parar conservar y ampliar el patrimonio de la ciudad.
Una pintura que le duró tres años que se suma a otro de sus trabajos importantes en Catalunya, los murales de la Seu de Lleida. III
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