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Manos muertas
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Manos muertas

Por Olga Puertas Balcell
jueves 06 de julio de 2017, 01:32h
Sant Boi es un municipio extenso (21, 5 km2) y con mucho territorio de difícil provecho urbano. Su orografía, el río, las montañas y dos áreas acotadas que tiene en su interior (el cuartel y la central de Endesa, -160.000 m2- ambas) impiden la unión de tres barrios.

La posible solución fue un intento de pelotazo urbanístico (2003-11) que la crisis posterior hizo inviable. El traslado al Polígono Prologis era factible para el ejército, que solo requería replicar su taller y sus naves para cumplir con su misión logística necesitada de proximidad al puerto. ENDESA, hoy italiana, ha elegido una vía resistente para su central, con gran riesgo para los vecinos.

Mi reciente visita a la Base me convenció de que se requiere corregir el supuesto primero y seguir por etapas de desarrollo parcial. Por ejemplo: se ofrece el frontal del cuartel, reculando hacia el interior. Los actuales 125 empleados del cuartel no son los 2000 de 1948; ahora hay un ejercito operativo, que atiende compromisos exteriores de la ONU-OTAN y salir del interior de Sant Boi le interesa. ¿Por qué se renuncia a la vía gradual? ¿Todo o nada? 14 años deberían bastar para hallar una nueva solución, sin prejuicios por ambas partes y mejorar las relaciones entre el Ayuntamiento y la Base.

Por algo hubo una desamortización liberal, que puso a tantos mayorazgos y manos muertas en el juego económico. No es deseable que una ciudad se vaya convirtiendo en solo una potencial reserva de suelo, con enormes extensiones de terreno que no tributan y que condicionan su urbanismo. Desde Ciudadanos queremos plantear y debatir temas mitificados en exceso como el Parc Agrari, que tributa poco, está abandonado y sus sistemas de regadío y abonado precisan una revisión urgente. ¿Habría con él para la autosuficiencia alimentaria zonal como el “Plan Albi” en Francia? Para ello que se certifique el Km0, que se propicie el cultivo ecológico y se ganarán cultivadores jóvenes.

En Albi se encarga el ayuntamiento de este loable objetivo medioambiental y de que no todo sea “mascotamanía” al hablar de ecología. Sabemos que “remunicipalizar” no ha de significar los lunes sin metro, por ejemplo, o la irrupción continua en los plenos de empleados municipales con quejas laborales. O entregar equipamientos municipales –El Ateneu- a grupos reducidos para su gestión. También es sospechosa la resistencia municipal a publicar sus bienes raíces en la contabilidad pública, bien valorados y digitalizados. El Ayuntamiento es el primer empleador, un gran empresario (Claus, Coressa) y nos tememos que un gran propietario de “manos muertas” que no nos benefician.

Las conservan, sí, ignorantes de su valor. ¿Por qué? Tal vez se oculte el absurdo de que con el 14,8% de pobreza descubramos las riquezas inmobiliarias del Ayuntamiento socialista. Porque esto eran las “manos muertas” o el resistirse al mercado libre de la propiedad de la tierra e inmuebles para retenerlos sin provecho. III

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