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Se acabó la broma: los bancos se mueven
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Se acabó la broma: los bancos se mueven

6 de octubre

viernes 06 de octubre de 2017, 16:44h
Bueno, ya hemos alcanzado, bastante antes de lo que yo me podía imaginar, el paso de la retórica política a la realidad política. Con mis amigos, venía señalando ya hace meses, la inevitable confrontación individual con las decisiones políticas que tenían que llegar.

Hasta ahora todo se movía en el terreno del imaginario colectivo, de la utopía vivible, de la bella retórica de los beneficios, pero tenía que llegar el momento en que tendríamos que decidir y en que cualquier decisión comportaría riesgos, perjuicios y pérdidas. Yo me imaginaba, y en torno de eso giraban mis supuestos, que algún día recibiríamos dos cartas, con igual intención, de las haciendas catalana y española para pagar los impuestos, porque ya dábamos por descontado que no habría acuerdo por la independencia. Y que habría que decidir. Y que cualquier elección perjudicaría a la ciudadanía catalana, al margen de su ideología nacionalista y al margen de sus equidistancias.

El primer ejemplo de ese tener que decidir lo vimos con los Mossos. En la primera oportunidad seria, tenían que elegir y era evidente que elegir les comportaría riesgos. Y eligieron, de la mano de sus mandos superiores, lo que a estos les pareció más seguro en su momento (lo vienen haciendo con mesura desde el 6 de septiembre y fue evidente hasta el paroxismo, el día 1 de octubre): eligieron ponerse del lado del ejecutivo catalán, al que con razón consideraron más fuerte, sabiendo, como sabían, que era jugársela en cualquier caso porque, si eliges, puedes acertar o equivocarte.

Que te fuercen a elegir, sin embargo, ya resulta dramático porque te fuerzan a una lotería a la que te obligan a jugar. Ya veremos quién ganará o perderá en este caso concreto, porque este conflicto se resolverá, como todos en los que no hay diálogo, con vencedores y vencidos. Con victoriosos y derrotados. Todos los datos objetivos apuntaban desde el principio a una indiscutible victoria del Estado sobre Catalunya: pero hasta ahora ha ocurrido lo contrario, justo es reconocerlo. Esta evidencia debiera haber dado al traste con el gobierno del PP. Quizás para salvarse el gobierno, acabará de hundirse el Estado. Veremos. Hay mucho que ver todavía.

Mas mentiras

Sin embargo, ya estamos viendo muchas cosas que pensábamos que no veríamos. Lo de los bancos de ayer es determinante. Ya pasó unas horas antes con las caídas del Ibex y con la marcha a Madrid de algunas multinacionales, pero estos movimientos del Ibex suelen ser habituales y las caídas del miércoles se resolvieron el jueves en muy buena parte, mientras que las salidas de empresas eran un indicio, pero no una tormenta. Pero lo de ayer y hoy del Sabadell y de CaixaBank ya es otra cosa. Corren por la red ya unos cuantos mensajes de los de siempre, intentando convencernos de que esto es normal y de que incluso es lo que deben hacer los bancos responsables.

Otros, de las autoridades, incluso han ido más allá y se quejan del pretendido boicot del nacionalismo militante a estas entidades sacando fondos. ¡Se quejan, como hizo el conceller de empresa Santi Vila —uno de los más listos, por cierto— del perjuicio que se les puede ocasionar a las entidades, no del daño que la salida de las entidades puede representar para los depositantes! Hasta Junqueras salió ayer sacando importancia del movimiento bancario alegando la globalidad de la economía.

Lo que no pueden ocultar, sin embargo, es que para que unos gigantes de las finanzas hagan estos movimientos sorprendentes, alguna cosa importante está a punto de suceder. El catedrático Anton Costas, entrevistado ayer en un programa de televisión afirmaba que en el mundo de las finanzas se confiaba en no llegar a este extremo y que quizás por esto no se había influido lo bastante sobre la clase política. Aquí todo el mundo ha vivido de la retórica, pensé yo. Pero cuando la retórica se compromete ante millones de personas en la calle, se impone la realidad política. Y en eso estamos.

Y ahí, donde estamos, es donde se empiezan a ver con gran nitidez algunas mentiras. Los bancos llevan su sede social a lo que seguirá siendo parte de la Unión Europea (Alicante, Baleares) porque si Catalunya se independiza quedará fuera de la UE. Antes era una especulación, ahora con el movimiento de los bancos, es una evidencia negada hasta la saciedad. Como no hay nada que hacer para seguir engañando, se reconoce que, en efecto, los bancos lo hacen en beneficio de accionistas y depositarios, para no cortar la conexión con el BCE.

La otra mentira de ayer mismo es que mientras Junqueras daba aires de normalidad al éxodo bancario, su conselleria pidió dos reuniones urgentes con Oliu (Sabadell) y Fainé (Caixa) para pedirles, en un inusitado ataque de pánico, que no hicieran efectivo el traslado: claro está, sin resultado. Oliu, incluso, que es amigo personal de Puigdemont, se fue de la sede de la conselleria al Palau de la Generalitat citado por su amigo el president, con iguales consecuencias. Esto ha salido ya publicado en la prensa (El Confidencial, 6.10.2017) junto a informaciones que hablan de las consecuencias para los ciudadanos catalanes sobre sus depósitos bancarios en el momento preciso de la DUI.

Quien tenga dinero y tema por él no tiene más que informarse, pero desde luego este aspecto va a hacer aterrizar a más de uno que se pensaba que reclamar la independencia era una cosa festiva y hasta divertida y que solo nos iba a reportar beneficios.

Más aplazamientos para la DUI

Mientras tanto, no está claro lo que pueda ocurrir el próximo lunes. El Constitucional ha prohibido el pleno respondiendo a la solicitud de amparo del PSC, pero la Junta de Portavoces tendrá que discutir hoy qué hacer con la solicitud de comparecencia del President que propuso para el mismo lunes el grupo parlamentario de Catalunya Si que es Pot. Por lo que parece, el president Puigdemont ya se ha mostrado dispuesto a acudir el martes y no está claro si eso incluye la obediencia al TC o simplemente representa una oportunidad extra para alargar el plazo para lo que se sigue considerando el principal problema en el tránsito hacia una vía de entendimiento, que es la DUI.

En el interín, el Periódico publica hoy una carta de un grupo de policías solicitando comprensión y disculpándose por las barbaridades del domingo, a la vez que explican la incompetencia de quien diseñó el operativo policial para impedir la jornada del referéndum. El delegado del gobierno, Enric Millo, que se pasó la mañana del domingo justificando la acción policial y argumentando que se actuaba proporcionalmente mientras las televisiones se invadían de imágenes de represión, ha pedido insólitamente disculpas por lo mismo que justificaba con ahínco hace solo cinco días.

El primer movimiento, el de los policías, justifica lo que este perplejo ha defendido desde el primer día: que lo que se hizo fue una chapuza sideral explicativa del escandaloso nivel de este gobierno. El segundo, el del delegado del gobierno, no es más que un síntoma del acorralamiento en que se encuentra el ejecutivo: la evidencia, que no es mala, sino todo lo contrario —porque lo descabalga de su inmovilismo pusilánime—, de que no encuentra vías capaces de modificar la dinámica que le impusieron y que jamás controló.

A partir de ahí habrá que seguir esperando porque ya se han elevado voces autorizadas —Santi Vila otra vez— pidiendo una tregua antes de la DUI, que pone en evidencia el impasse a ambos lados de la trinchera.

Y mañana me gustará hablar de la crisis de Estado, ahora que estamos en su mismo eje.

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