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Canviem el cor per canviar la societat

Por Mossèn Pere Rovira
viernes 06 de abril de 2018, 04:20h
Que los políticos no gozan de gran prestigio social es un hecho por todos constatable. Se alejan de los auténticos problemas de su pueblo, se mueven por intereses electorales, se rompen los consensos, el diálogo se convierte en “eslóganes”, muchos de ellos nacen y crecen en el ámbito del “partido” con escasa sensibilidad ante las necesidades reales de la sociedad, los insultos y los tonos despectivos se incrementan tanto personal como mediáticamente,... Y ante ello, ¿puede haber alguna corrección o enmienda?

Hay un tema candente en la sociedad, con justas y numerosas manifestaciones, con una voz alta y clara: ¡basta ya!... y también con intentos manipuladores de unos y otros partidos políticos. El tema en cuestión es la subida de las pensiones. A estas alturas de la sociedad de bienestar, parece contradictorio que las pensiones de rango bajo, que son muchas, incrementen cada año el 0,25 %, es decir, tres o cuatro euros mensuales.

La pensión no es un acto de “caridad” del Estado, es un derecho de aquellos que han cotizado y asegurado un mínimo de bienestar en su jubilación o la de su cónyuge. Las pensiones más bajas no aseguran un mínimo de dignidad entre aquellos que han construido nuestro presente.

Con un mínimo de conciencia moral, las pensiones más bajas deberían recuperar un cierto poder adquisitivo que la crisis les arrebató y que, en algunos casos, mantuvo a muchas familias. La pregunta que yo me hago es la siguiente: ¿esta sociedad esta dispuesta a rebajar las pensiones más altas para incrementar las más bajas, estamos todos dispuestos a disminuir nuestro bienestar para equilibrar estas injusticias sociales? Mientras no reflexionemos sobre nuestra calidad de vida y la de aquellos que la están perdiendo, no encontraremos una solución equilibrada. Culpamos de todo al gobierno, al estado, a la banca, etc. de manera generalizada, sin iniciar un proceso de autocrítica en la forma y el fondo de cómo vivimos.

Esta sociedad, economía incluida, necesita de un cambio de corazón, de una transformación de los valores que la sustentan, de una mirada más fraternal sobre aquellos que no disponen de las mismas oportunidades, en fin, los políticos son fiel reflejo de la mentalidad de este mundo marcado por el “dios” dinero, poder, bienestar, comodidad, placer, …, olvidándose de que todo lo hemos recibido para ser administrado en función del “Bien Común”, sin clasificaciones ni divisiones.

Recuerdo una lección que deberíamos considerar, una verdad experimentable, nada utópica. Una propuesta que no debería asustarnos, sobre todo para aquella persona de recto corazón.
Jesús nos dijo: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos… “No juzguéis, y no seréis juzgados. No condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados. Porque con la medida con que medís, se os volverá a medir.” (Lc 6,31.37). III

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