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La gatomaquia local

Por Olga Puertas Balcell
martes 03 de julio de 2018, 10:05h
Lope de Vega escribió en 1634 un divertido poema burlesco sobre el mundo gatuno: “Micifuz se enfrenta a Marramaquiz por los amores de la gata Zapaquilda”.

Aquí en Sant Boi ha ido creciendo una cultura de cuidado de animales, que supera en mucho a la de las antiguas Sociedades protectoras de animales y plantas. Un ejemplo canino tenemos: 10 mil perros para 82 mil humanos.

Existen grupos especializados en “Progat” que han esterilizado y radicado a estos felinos, tan libres y prolíficos como son ellos. Hay, sí, “colonias de gatos”.

Un empleado con camioneta de reparto surte de pienso a los contenedores que grupos de voluntarios distribuyen puntualmente.

En algunos lugares la comida de gatos es ya apetecida por los jabalíes.

El Ayuntamiento tiene una edil y técnicas al cuidado del tema, el cual podría ser hasta inspirador de imitación en otras ciudades, según la UE.

Todo bien… hasta que un sector activo de la asociación, en la asamblea anual de “Progat”, decide renovar su Junta y los medios de gestión y control; y tras una accidentada sesión se descubre que no hay libro de actas, que les falta el libro de contabilidad y que la directiva máxima ya lleva 18 años ininterrumpidos de mandato.

Lo que seguirá son gestiones para aclarar el buen uso de los 36 mil euros/año y el tratar de suplir las carencias ya descritas. Valga decir que en esta cantidad no se incluyen otros gastos fijos que generan nuestros mininos.

La gestión municipal se mantiene “neutral” hasta ahora y recomienda “la mediación” entre los dos sectores enfrentados. La veterana presidenta ha dimitido hace poco.

Y hasta que se llegue a una solución de mejora y clarificación de la entidad, se nos garantiza por parte de las voluntarias que el alimento no faltará a los michos.

En una ciudad con un 15,2% de pobreza cronificada, conviene administrar con cautela y prevención los caudales públicos; sino tal vez el rictus amable que suele hacerse al hablar de nuestros gatos, se convierta en un gesto indignado, y así desde luego no acaba la “Gatomaquia” de Lope de Vega porque “Micifuz” casa con “Zapaquilda” a pesar del gato malo “Marramaquiz”. Una piensa en la “colonias de Verano” con su buen almuerzo para niños subalimentados, aunque estos no salen en la “Gatomaquia local”. Este es otro tema.

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