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Con Las Manos Manchadas de Tinta

De safari por la memoria

Por David Aliaga Muñoz
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Fernando Clemot publica el libro de relatos Safaris inolvidables. Después de años participando en certámenes, el barcelonés irrumpió en el panorama narrativo con Estancos del Chiado que ganó el premio Setenil. Ahora regresa al género breve con un libro de madurez que ha de consagrarlo como uno de los mejores escritores españoles contemporáneos.
Además de escribir Safaris inolvidables, Fernando Clemot ha estado impartiendo cursos de literatura y escritura creativa en diversos centros de estudios de Barcelona y alrededores.
Además de escribir Safaris inolvidables, Fernando Clemot ha estado impartiendo cursos de literatura y escritura creativa en diversos centros de estudios de Barcelona y alrededores.
Tuvieron ojo clínico los miembros del jurado del certamen literario Ciutat de Viladecans que premiaron en 1999 y en 2002 a Fernando Clemot. Todavía faltaban siete años para que el escritor barcelonés publicase su primer libro, Estancos del Chiado, y fuese reconocido con una distinción nacional tan prestigiosa como el premio Setenil cuando lo distinguieron por segunda vez. Antes de que sus libros ocupasen los estantes de las librerías, el autor barcelonés anduvo arriba y abajo con sus textos, tratando de ganar algunos concursos locales que le permitiesen darse a conocer. En ese sentido, los dos galardones recibidos en Viladecans contribuyeron a impulsar su trayectoria dando ánimos a un autor invisible para el público y las editoriales que aspiraba a dejar de serlo. Ahora publica Safaris inolvidables, su segundo libro de relatos, en el que muestra una voz narrativa más madura que la que articulaba aquellos textos premiados en el Baix Llobregat.

El escenario del recorrido que nos plantea Fernando Clemot es la memoria. Los veinte cuentos que componen el volumen coinciden en ser historias rememoradas por su narrador. Son escenas que cualquiera de nosotros podría encontrar hurgando en su pasado y recordarlas en paralelo a estos Safaris inolvidables. Variarán los decorados, el nombre de los protagonistas, que en el texto de Clemot ella era rubia y en nuestros recuerdos la vemos morena, pero el tacto, el aroma y el sabor del amor, el desamor, la añoranza y las dudas serán los mismos. Si llevásemos a cabo el ejercicio de leerlos en voz alta, podríamos sorprendernos apropiándonos de los relatos, creyendo que no son del escritor sino nuestros.

La capacidad de empatía del autor es absoluta. Disecciona algunos de esos momentos que suceden en todas las vidas –rupturas, enamoramientos, deseos, nostalgias– huyendo de los tópicos y prestando atención a ese detalle que los hace particulares y que deja un sabor de boca intenso, de los que no se olvidan. No recuerda de la mujer que ya no lo ama unos ojos verdes como las esmeraldas sino que no ella detestaba sus piernas porque estaban salpicadas de venitas. No nos habla de los monumentos de la Lisboa en la que fue feliz, sino de los cuchitriles en los que durmió. No describe el Brasil de los carnavales y las playas, sino el de los autobuses sin aire acondicionado que atraviesan el país abarrotados de gente humilde. Clemot demuestra constantemente una habilidad extraordinaria para encontrar los elementos plásticos que hacen saltar los resortes de la emotividad.
Además, piezas como Cadaqués, Bazille y las derivadas del cuento, denotan un extenso bagaje cultural.

De la misma manera que los relatos dan la impresión de ser un exorcismo emotivo de la voz narrativa, parece que un segundo propósito sea el de rescatar del olvido algunas figuras culturales. Es el caso del excelente Il fastello della mirra, en el que nos habla del poeta y fascista D’Annunzio y se pregunta si esa definición debe articularse así, “poeta y fascista” (con una conjunción copulativa que mantenga una cierta distancia entre ambas facetas) o “poeta fascista” (todo junto, sin separar un aspecto del otro). El exorcismo se vuelve intelectual.

Inteligencia y sentimientos a un lado, cabe destacar el estilo de Clemot. La suya es una prosa serena, fluida, bien hilvanada. Sin embargo, en ocasiones aumenta el caudal de palabras y se desborda en un párrafo sentencioso, casi bíblico, aunque vuelve pronto al manso cauce habitual. Dependiendo del lector, esos excursos teorizantes pueden reprochársele o apreciarse como el tuétano de su obra, como aquello que de verdad viene a decirnos. Aunque en mi opinión, sus textos serían más sugerentes sin ese párrafo en el que parece remangarse, mirar de frente al lector y decirle “te estoy hablando de tal cosa, por si no te estabas enterando”, es la opción que Clemot ha escogido, forma parte de su manera de escribir y está bien resuelta.

Es otra de las virtudes del barcelonés. Narra bien. Esto es, que la historia puede gustar o no, pero las frases fluyen una detrás de otra, con un ritmo harmónico y agradable que invita a seguirlas hasta el punto final sin hacerse pesado. Ahora que está tan de moda lo fragmentado, lo roto, el collage, los cuentos que nos ofrece este libro están escritos de una forma tradicional, sin experimentos sintácticos ni gramaticales, suenan actuales y funcionan a la perfección.

Y es que Fernando Clemot lleva ya unos cuantos años de safari por el panorama literario tirando contra presas pequeñas y medianas para afinar la puntería y ya le tocaba despachar a una grande. Cuando participaba en certámenes como el Ciutat de Viladecans disparaba contra pequeños animalillos que llevarse a la boca. Al cruzarse con Estancos del Chiado debió pensar que era hora de cargar contra algo con más carne, disparó y se llevó a la boca un filete sabroso. Con El golfo de los poetas y El libro de las maravillas quiso hacer presa animales de más envergadura. Y ahora cuelga en su salón la cabeza grande, fiera y melenuda de ese león literario que es z, una pieza de caza mayor.

Safaris inolvidables, escrito por Fernando Clemot y editado por Menoscuarto. Cuesta 16 euros.||

POSTDATA

El Baix Llobregat y la Guerra Civil. Raúl Montilla ha ganado el primer premio de novela histórica Ciudad de Úbeda con la obra El último invierno. El libro del corresponsal de La Vanguardia en el Baix Llobregat toma precisamente algunas poblaciones de la comarca como escenario para relatar cómo se vivió la Guerra Civil en las afueras de Barcelona.

En declaraciones a La Vanguardia, el escritor hace énfasis en el modelado de unos personajes que no son “ni héroes, ni buenos, ni malos, sino gente normal atrapada por los hechos”.

Sin haber podido leer El último invierno, cuya publicación está prevista para el próximo mes de mayo, podemos atender a las palabras del jurado que afirma que la obra tiene “un ritmo cinematográfico y una prosa sencilla, sobria y ágil”. Habrá que esperar a que pase el invierno para que la primavera nos traiga la impresión de la novela de Montilla.

Poemas inéditos de Juan Ramón. De nuevos autores que hablan de la historia cambiamos a autores que han hecho historia y que las editoriales van rescatando periódicamente. Esta vez se trata de Idilios, un poemario de Juan Ramón Jiménez. La isla de Siltolá publica por primera vez hasta 38 poemas inéditos de uno de los autores más brillantes de la literatura española. La obra es el fruto de un trabajo editorial apasionado que ha evitado que una cantidad notable de versos de un premio Nobel continuasen naufragando en los archivos de Puerto Rico. Una excusa tan buena como cualquier otra para sentarse, tomar aire y disfrutar de algo tan poco pragmático como la poesía.||
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