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La responsabilidad del imputado

Por Eva Jiménez Gómez
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
El gerente del Ajuntament de L’Hospitalet ha sido llamado a declarar como imputado por su presunta participación en la asignación de “despro-porcionadas” sumas de dinero a altos cargos de Catalunya Caixa en un momento en el que la entidad atravesaba una “situación crítica”.
¿Cómo deberían tomárselo los hospitalenses? El juez del Juzgado de Instrucción número 30 de Barcelona, Josep Maria Pijuan, ha prestado atención a la denuncia efectuada por el fiscal anticorrupción de la capital catalana, Fernando Maldonado, en la que pedía la imputación de 54 exmiembros de los consejos de administración de Catalunya Caixa por aprobar, supuestamente, retribuciones e indemnizaciones “desproporcionadas y ajenas a la real situación de insolvencia” que padecía la entidad en 2010, lo que le llevó incluso a solicitar fondos públicos. Es decir, el juez ha encontrado “indicios de infracción criminal” por “administración desleal”, ya que las cajas de ahorros se caracterizaban, al menos en teoría, por obtener beneficios, no para lucrarse, sino para servir mejor a la sociedad. El gerente del Ajuntament, Juan o Joan Echániz Sans, está llamado a declarar como imputado el próximo 30 de octubre. Recuérdese que un imputado no es ni más ni menos que una persona a la que alguien ha acusado de un presunto delito y, por tanto, el juez de instrucción se ha limitado a afirmar que hay indicios y, por tanto, ha ordenado la apertura de diligencias para comprobar si realmente lo hubo o no. Es decir, el señor Echániz es inocente mientras no se demuestre lo contrario y, por tanto, tiene derecho a permanecer en su puesto, en el que lleva desde 2011 gracias a la confianza de los socialistas y por el que cobra unos 100.000 euros al año. Ahora bien, ¿se trata de una mera cuestión jurídica? Me temo que no. Cuando a uno le acusan de “administración desleal”, esto es, de haber manejado dinero ajeno en su propio beneficio o el de sus compañeros, resulta inevitable pensar que pueda haberse comportado del mismo modo en otros ámbitos. Esa sospecha es la que llevó al expresidente norteamericano Bill Clinton a dimitir por haber engañado a su mujer con la becaria Monica Lewinsky: si has sido mentido a tu mujer, ¿por qué hemos de creer que no harás lo mismo con nosotros, pobres ciudadanos anónimos e indefensos? El señor Echániz no tiene la obligación de dimitir, y menos a estas alturas del proceso, pero comprenderá, él y quienes lo nombraron, que la desconfianza se ha instalado sobre su persona y que los hospitalenses agradecerían una explicación, cosa que desde el Ajuntament no se ha hecho al cierre de esta edición. “Responsabilidad” es una palabra que viene de “responder”, esto es, la auténtica responsabilidad consiste en responder de los propios actos, en ofrecer una explicación transparente y convincente, más allá de lo que diga o no la ley. Máxime cuando se trata de una persona de relevancia pública –administra, supervisa y coordina las áreas municipales-, sea o no conocida y/o elegida por la ciudadanía. Es decir, más allá o más acá del derecho se encuentra la sociopolítica y la moral. De poco sirve lamentarse del alejamiento de los ciudadanos respecto de las instituciones públicas si luego, cuando se tiene la oportunidad, se ignora que esa desconfianza existe y que uno puede hacer algo por reducirla.||
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