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Dolores Martín, en un tiempo muerto, animando a las chichas que repetirán en la DHF|Andrés Burgos
Dolores Martín, en un tiempo muerto, animando a las chichas que repetirán en la DHF|Andrés Burgos

Balonmano femenino: el precio de la ilusión

Por Ariadna Cañameras

miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

El Esportiu Castelldefels es el único equipo de la categoría en donde no cobran ni técnicos ni jugadora. Pese a su situación, cercana al altruismo, han conseguido mantener la plaza en la máxima categoría

Jugar con el corazón, vivir de la ilusión y no esperar nada a cambio. La disciplina femenina de l’Esportiu Castelldefels d’Handbol se encuentra en la máxima categoría estatal, la División de Honor. En su segunda temporada en lo más alto, el conjunto que dirige Dolores Martín ha luchado en dos campos distintos: en el 40x20 y en el terreno de las finanzas.

Vicente Soler, periodista experto en esta disciplina deportiva, apunta que “la situación del balonmano de mujeres en nuestro país es muy muy precaria, y conforme van pasando los años se va haciendo más amateur”. Buena prueba de ello es que sólo las jugadoras del Bera Bera –vigente campeón de Liga y Copa y única representación española en la Champions– son consideradas deportistas de élite.

El caso del Castelldefels es especial: según Maria del Mar Latorre, coordinadora del femenino, “somos el equipo con menos presupuesto de la DHF”. Soler añade que “el hecho que no cobren ni jugadoras ni cuerpo técnico es el único caso que hay en la División de Honor”, por lo que “el mérito del Castelldefels es a tener muy en cuenta en el balonmano”. Las jugadoras ‘amarillas’, además de practicar este deporte, se dedican a estudiar o a trabajar.

“El presupuesto general del club ronda los 145.000 euros –desde las bases hasta el primer equipo”, afirma Latorre; “y el presupuesto del senior femenino ronda los 75.000 u 80.000 euros”. Jugar en la máxima categoría española requiere un esfuerzo económico brutal: desplazamientos por toda España el mismo día del partido y los gastos que comportan los partidos en Can Vinader (Castelldefels): “los arbitrajes y las mesas cuestan 1300 euros cada semana cada vez que se juega como local”, es decir, 13 partidos –un total de casi 17000 euros. Pese a que Mar Latorre asegura que están “recortando”, los arbitrajes y los viajes “son insalvables”. La única diferencia entre la temporada anterior y esta es que ahora, por lo menos, los desplazamientos son en autocar y no en coches particulares.

Las principales fuentes de ingreso del club son “una subvención de la Generalitat, la ayuda de algún sponsor y sobre todo algún padre que está aportando mucho a nivel personal”, según la coordinadora. Aun así, asegura que “estamos esperando a recibir una aportación especial del Ayuntamiento, como pensamos ingresar también alguna cantidad más por parte de la Generalitat, ya que aún no hemos recibido lo que se nos dijo en un principio”.

Uno de los principales sponsors y cuya aportación es vital para la supervivencia de las amarillas es Víctor Tomás, capitán del FC Barcelona d’Handbol y jugador de la selección española. Tomás se muestra muy “contento y feliz” de poder ayudar al Castelldefels, además porque “tengo la relación que todo el mundo sabe con Hege Bolstad, portera y capitana del equipo”. Pero la unión sentimental va más allá: “es un club que quiero mucho desde hace tiempo, porque mi padre entrenó el primer equipo hace años”. Vicente Soler ve con muy buenos ojos esta colaboración, puesto que “Víctor Tomás es el jugador de balonmano que mejor imagen tiene, mejor maneja las redes sociales y más repercusión mediática asume: Víctor es indispensable para el Castelldefels”.

Tomás cree que “el balonmano y este grupo de chicas se merecen que todo el mundo que tenga ganas y que pueda, ponga su granito de arena”. En definitiva, la estrella del Barça se siente orgulloso de apoyar a chicas que “les gusta tanto el balonmano y reciben tan poco a cambio”. El Castelldefels juega con el corazón y vive de la ilusión: los valores innatos de todo deporte.

Vicente Soler corrobora que la “no profesionalidad es un lastre para el balonmano femenino” y que “fallan muchas cosas”. Una de las claves, según el periodista, es la comunicación: “¿cómo queremos que venga una empresa a invertir dinero en un club si este no tiene ni imagen propia y no es capaz de tuitear el resultado de los partidos?”. En lo que respecta al Castelldefels, Soler señala que “todo el mundo puede mejorar: no es de los peores clubes de la División de Honor pero tampoco es de los mejores. Si tenemos en cuenta los recursos que tiene creo que hace lo que puede”.

El entusiasmo de estas jóvenes es lo que hace que su pasión por el balonmano no se apague. No esperan tener ninguna remuneración: sólo la satisfacción de lograr hacer realidad sus sueños y codearse con las mejores jugadoras del país. La mala situación del balonmano femenino en España hace que clubs como el Castelldefels se sostente con el dinero de pocos y la ilusión de muchos.

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