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Medidas de urgencia para el Banco Central Europeo

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

El pasado mes de junio el Banco Central Europeo adoptó finalmente medidas favorables a una política monetaria expansiva, como habían implementado con anterioridad otros Bancos Centrales, al estilo de la Reserva Federal Norteamericana o el Banco de Inglaterra.

Los puntos principales establecidos consistieron en el recorte de los tipos de interés hasta un máximo histórico del 0,15 por ciento, y situar en términos negativos la tasa correspondiente a la facilidad de depósito, es decir, aquella con la que el BCE remunera los depósitos de liquidez que la banca europea coloca en dicha Entidad.

Finalmente, se aprobó una inyección de liquidez a través de subastas extraordinarias, que se ejecutará en los meses de septiembre y diciembre de 2014, cuantificada en 400.000 millones de euros y destinada a préstamos a empresas.

Con estas medidas, se pretende atajar el miedo a la deflación, al cumplir el BCE con su objetivo fundamental de mantener la estabilidad de precios y, además, dinamizar la recuperación de la economía europea a través de la estimulación al crédito, orientada especialmente a evitar la asfixia de las pequeñas y medianas empresas.

Además de los acuerdos antes citados aprobados por el Consejo de Gobierno del BCE, éste se reservó como último recurso la potestad de llevar a cabo la compra masiva de activos. No obstante, el BCE descartó esta medida extrema para evitar hacer crecer la burbuja generada en los mercados de deuda.

El factor desencadenante de la reacción de la Entidad Central lo ha determinado una inflación situada en zona peligrosa, próxima a la deflación. Así, evitar el riesgo de deflación beneficiará la depreciación del tipo de cambio del euro.

Con ello, la capacidad competitiva de las empresas españolas, con su apuesta fundamental por las exportaciones a través de una intensa devaluación interna, se incrementará al disponer de un tipo de cambio menos desfavorable del euro frente al dólar.

Ahora bien, el crecimiento insuficiente de la Unión Europea precisa medidas adicionales, además de que se presenten condiciones para que fluya el crédito a las empresas. La principal consiste en que exista una demanda solvente, en un momento en que las pymes están afectadas por la crisis. Por ello, las entidades no conceden crédito en función de los criterios de riesgo que deben establecer para cumplir las normas establecidas en Basilea III, así como para aprobar los test de estrés al que deben enfrentarse el próximo mes de noviembre.

Por tanto, para que la actuación de urgencia del BCE surta efecto se precisa articular vías más eficaces como recurrir al Fondo Europeo de Inversiones para hacer llegar el dinero, de forma directa, a las empresas.

Se trata, en definitiva, de confiar en que los bancos establezcan los mecanismos adecuados, de acuerdo con las nuevas posibilidades, para restablecer el crédito.

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