Con agradecimiento a Mn. Paco

Este mes de septiembre nos deja Mn. Paco. Regresa a León, la tierra que le vio nacer y donde tiene a su familia de sangre. Durante más de veinte años ha trabajado, sirviendo a todos, en la parroquia de Castelldefels, especialmente en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat en el barrio de Vista Alegre. Para muchos es el “padre Paco” y se siente sacerdote. Como tal ha procurado tratar a todos con la atención y el respeto necesarios para convertir la relación en una amistad. Así, ha procurado ser sacerdote para todos y no solo para unos cuantos cercanos.

Ha tenido ocasión de inaugurar, en 1996, el templo actual donde la gente del barrio celebra su fe. Una comunidad que empezó, hace mucho tiempo, celebrando la Misa dominical en un bar y después, durante muchos años, en los locales de un colegio. Un nuevo templo fruto de la tenacidad de muchos y la solidaridad de todos los feligreses de Castelldefels. Ha procurado servir a la Iglesia y a las personas, ni más ni menos, y lo ha conseguido. Sin alardes, con una discreción que a veces raya la timidez, ha sido pastor de esa comunidad cristiana que camina al encuentro de Jesús. Y la gente que lo ha conocido se ha sentido bien tratada.

Con alegrías y decepciones, con sorpresas y calma, con fe y dudas, con esperanza y pesimismo, con cabeza y corazón, con rutina y excepciones, con visión humana y sobrenatural, con constancia y esperanza, ha abierto caminos de fe en la gente del barrio. Con su manera sencilla y franca de actuar ha estado al lado de los que le buscaban. No es una decisión improvisada. Su marcha a León no es un proyecto reciente, ni fruto de una suculenta oferta de trabajo. Es la dinámica lógica de la vida y del amor. Agradecidos despedimos a Mn.
Francisco Pérez y confiados recibimos a Mn. Javier Sánchez, con el deseo de que pronto también podamos agradecerle su trabajo, con la misma emoción que sentimos cuando nos separamos de Mn. Paco.