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Agencias de calificación crediticia

Por Fernando Martín
miércoles 19 de noviembre de 2014, 22:13h
Desde el inicio de la crisis los máximos dirigentes europeos lanzaban un aviso a las agencias de califica-ción crediticia, más conocida por “agencias de rating”, con objeto de reducir su dependencia de las califi-caciones externas de crédito en el marco regulatorio de la Unión Europea.
Con ello, se pretendía que no interfirieran en las decisiones políticas adoptadas en las cumbres europeas, a efectos de restar influencia a estas entidades.

Las elevadas calificaciones de las agencias, dirigidas a complacer a los emisores de títulos que les paga-ban por su trabajo, contribuyeron a extender el riesgo de los productos estructurados basados en présta-mos hipotecarios de dudosa calidad.

Asimismo, no fueron capaces de prevenir los problemas derivados de la expansión del déficit público en Europa y finalmente tuvieron que modificar su dinámica de valoración al calificar la deuda de los países en dificultades. Entre las medidas propuestas por los dirigentes europeos se han apuntado la creación de una agencia eu-ropea para introducir más competencia en el sector y, sobre todo, contrarrestar la teórica influencia en el sistema de calificaciones de Estados Unidos, país de origen de las principales agencias de calificación.

Además, la Comisión Europea está barajando algunas propuestas regulatorias que, a imitación de algunas decisiones adoptadas por Estados Unidos, limitarían seriamente su influencia.

Con ello se pretende que las agencias no puedan someter a examen las emisiones de deuda soberana reali-zadas por países que están incursos en procesos de rescate. También se estudia un conjunto de medidas para obligar a estas entidades a ofrecer más información sobre sus análisis, especialmente antes de publi-car sus informes.

Se trata con ello de convencer a los bancos de que no depositen su confianza única y exclusivamente en las valoraciones de las agencias, y que tomen sus opiniones como un factor más, no necesariamente de-terminante, en sus decisiones de inversión.

La ofensiva de los dirigentes europeos contra las agencias de calificación crediticia ha tenido resultados mixtos. Por un lado, el mensaje ha llegado a la opinión pública, que las critica por sus excesos y equivo-caciones. No obstante, los inversores siguen teniendo muy en consideración sus opiniones.

La explicación de que los inversores, a pesar de una trayectoria errática, consideren que es una referencia útil, se debe a que suponen un contrapeso al populismo interesado de los políticos.

A pesar de todo ello, la introducción de la competencia que representaría una agencia de calificación eu-ropea debería considerarse prioritaria.

Se deduce que hay un problema de transparencia en las actuaciones de las agencias y, por ello, habría de identificarse a sus verdaderos accionistas y también cómo funciona su metodología, porque a veces no se entienden sus comportamientos.
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