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Callejón

Por Olga Puertas Balcell
martes 20 de enero de 2015, 19:41h
En la torturada Damasco, hay una calleja estrecha, ‘S. Ananías’ lleva el nombre de quien perseguía S. Pablo. Es antigua, oscura y allí permanecí oculta, mientras unos comerciantes islámicos peleaban a cuchillo contra otros cristianos.
La policía al fin y nos fuimos. Desde entonces las galerías, zocos y mercadillos -tan orientales- me recelan.

No se extrañen si tras años de cruzar por la Galería Gater sanboyana siento algo parecido. Tras una alcaldada franquista, apareció un bloque con muchos pisos, atravesada por una galería comercial con servidumbre de paso, para que millares de sanboyanos, cogieran el FGC para sus trabajos, único medio de transporte para muchos.

La galería es de vida comercial más bien lánguida, a pesar de su situación. 45 años después y con mayor tránsito, es más estrecha por los carteles, mostradores, mesas, sillas, y la publicidad aérea y lateral, que dificultan el trasiego a millares de ciudadanos que se indignan de que una de las vías principales de paso a la ciudad, su principal nudo de comunicaciones, este peor que cuando lo inauguraron los caciques del momento. Hace días un joven murió atropellado en un accidente zonal, que no es el único que se ha producido. Todos hemos asistido a caídas, choques e incidentes de marcha en este túnel. Algunas resbalamos en días de lluvia, por su deficiente suelo, siempre sucio. Otras esquivamos bicicletas, patines. Vemos embalajes y basuras que perros codician. ¿Fumar en el túnel?

Falta luz. Hay consenso en que es fácil mejorarlo. Muchos comercios se escudan en su privacidad, otros, falta de dinero. ¿El ser privada da derecho al abandono? ¿La servidumbre, de paso, implica el cumplir las leyes de PRL y de Salud e Higiene? ¿Todas las tiendas cumplen sus obligaciones? Qué decir de lo que pretende ser una galería y que en su descuido no es más que un callejón ventoso y sucio que la dictadura robó a la ciudad y que la mayoría socialista en 35 años no ha sabido ni tan solo cuidar como en Damasco cuidan su calleja de S. Ananías. III

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