Muere el primer alcalde democrático de Castelldefels

Accedió a la alcaldía en las primeras elecciones municipales por el PSC y ocupó diversos cargos, siempre en el seno del partido socialista y, junto a su esposa, África Lorente, que fue primera secretaria del PSC del Baix Llobregat, constituyeron el matrimonio con más poder de la comarca. Marina representó a Castelldefels en la Diputación de Barcelona bajo el mandato de Josep Tarradellas y Francesc Martin i Jusmet y fue vicepresidente de la Corporación Metropolitana de Barcelona (ahora Area Metropolitana de Barcelona), junto a Mercè Sala y con Narcís Serra y Pasqual Maragall de presidentes.

Durante su mandato, el Ayuntamiento de Castelldefels fue dotando a la ciudad de los equipamientos y servicios básicos de los que carecía, así como de infraestructuras de mayor alcance, como el Canal Olímpico y el Campus de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Marina también tuvo oposición vecinal al proyecto urbanístico de Ca n’Aimeric y propestas por la actividad de los prostíbulos en la autovía C-31. En el año 2002 dejó la alcaldía en manos del también socialista Antonio Padilla, que a su vez dimitió cuando cumplió 65 años de edad y dejó la vara de alcalde a Joan Sau, que la mantuvo hasta 2011. Agustín Marina fue fundador en 1984 de la asociación mundial de grandes ciudades, Metropolis, en representación de la Corporación
Metropolitana de Barcelona, y se mantuvo en esta organización hasta que abandonó la alcaldía de Castelldefels.

Hace exactamente dos años, tuvo que declarar en el Juzgado de Instrucción 8 de Gavà imputado por una presunta corrupción urbanística junto al ex arquitecto municipal, al ex gerente de la empresa Castelldefels Projeccions y a un empresario. El ex alcalde declaró entonces que era víctima de un “linchamiento” y el PSC acusó al actual alcalde, Manuel Reyes, del PP, de “judicializar” la vida pública del municipio. El juzgado investigaba si en diferentes planes urbanísticos hubo connivencia entre Marina y los otros dos trabajadores municipales imputados para beneficiar a un empresario. Tal vez por este enrarecido ambiente, el actual alcalde no acudió al tanatorio a rendirle el último adiós, ni ondearon las banderas municipales a medio mástil o con crespón negro, extremos que los allegados personales y políticos de Marina echaron en falta con el argumento de que por encima de las ideologías y los partidos, están las personas.

Su entorno asegura que hasta el último minuto, Marina mantuvo la misma vitalidad, entusiasmo y capacidad de lucha que le caracterizó en vida. Era amigo de sus amigos y un apasionado de la política, pasión que compartía con su esposa, África Lorente, ambos dirigentes del PSC. De carácter vehemente, se antojaba que siempre tenía prisa y nunca caía en el desánimo cuando surgían dificultades. Durante los 23 años que gobernó Castelldefels, transformó radicalmente el municipio. III