L’Hospitalet

Corbacho: “A Núria Marín la puse yo de alcaldesa, no ganó unas primarias”

Corbacho nos recibe en la sede del PSC (Foto: Pere Ríos).
Pere Ríos | Jueves 02 de marzo de 2017
Celestino Corbacho Chaves nació en Valverde de Leganés (Badajoz) en 1949, pero de muy joven vino a Barcelona con sus hermanos. Pronto se mudó a L’Hospitalet, la ciudad de la que acabó siendo alcalde entre 1994 y 2008 por el PSC, después del escándalo político que acabó con su predecesor, Juan Ignacio Pujana.

La trayectoria política de Corbacho también le llevó a presidir la Diputación de Barcelona durante cuatro años y a sentarse en la mesa del Consejo de Ministros con José Luis Rodríguez Zapatero, como titular de la cartera de Trabajo e Inmigración entre abril de 2008 y octubre de 2010. Más tarde recaló de diputado en el Parlament hasta 2015 y presidió el consell nacional del PSC hasta la celebración del último congreso.

El exalcalde de L’Hospitalet cita a EL LLOBREGAT en la sede del PSC, el partido en el que milita desde su fundación, después de haber pertenecido a la Federación Catalana del PSOE, una de las tres fuerzas que se fundieron en el partido que ahora lidera Miquel Iceta. Corbacho, como todos los entrevistados en esa sección, guarda un recuerdo muy grato de su paso por el Ayuntamiento, pues fue concejal antes que alcalde entre 1983 y 1994.

“La gobernación de lo local está más próxima y cercana, ves las realizaciones con prontitud y produce satisfacción comprobar que se resuelven los problemas”, explica Corbacho con ese tono de convencimiento que le caracteriza. “Cuando pasas al ministerio interviene una visión globalizada y no solo del Estado”, prosigue, al tiempo que recuerda que en el año 2010 España ocupó la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) y a él le tocó presidir el consejo de ministros en materia de empleo y de emigración. Eso le llevó incluso a participar en reuniones en Washington para preparar el G-20. “Muchas de esas decisiones tienen un recorrido y quedan un poco más lejos. Tengo mejor recuerdo de mi época de concejal y alcalde”, precisa.

Diferencias políticas
Su entrada en el ayuntamiento fue de la mano de Juan Ignacio Pujana como cuarto teniente de alcalde, pero con el paso de los años llegó el distanciamiento y la imputación del exalcalde por el caso del aparcamiento de la plaza Gernika fue la puntilla definitiva. “Teníamos visiones políticas distintas de la ciudad. Pero el caso Pujana fue su caso, no fue un caso en el que participamos los demás. Al final tuvo que dimitir por lo que dimitió, y es verdad que en aquella época había diferencias políticas entre él y yo”, reconoce Corbacho.

Pilar Ferran, primera teniente de alcalde de L’Hospitalet y líder del PSC local explicó hace unos meses en EL LLOBREGAT el mal recuerdo que guardaba de Corbacho porque le hizo “la vida imposible”. El exalcalde también admite esas diferencias políticas. “Cuando tienes la responsabilidad de administrar un presupuesto, los concejales siempre se van a quejar de la falta de recursos. Yo tenía que aplicar criterios muy duros porque la situación económica no nos permitía según qué cosas y estoy convencido de que si ella hubiera tenido la responsabilidad que yo tuve hubiera estado obligada a hacer lo mismo”.

Creador de la plaza Europa
Primero como concejal de Urbanismo y luego como alcalde, a Corbacho se le atribuye haber liderado la gran transformación urbanística de L’Hospitalet que tiene en la Gran Via su sello de identidad. De aquellos solares de chatarra estos hoteles y recintos feriales, el Ikea y otras instalaciones que convierten la zona en un polo económico.

“Esa obra la identifiqué como muy necesaria. L’Hospitalet necesitaba incorporar una economía del siglo XXI, aumentar los recursos económicos del Ayuntamiento y dotar a ese territorio de un buen urbanismo y una buena arquitectura”, relata Corbacho. “Hicimos la transformación más grande de toda la historia de L’Hospitalet y no arruinamos al Ayuntamiento. Cuando me fui de alcalde dejé más de 30 millones de superávit y los economistas empezaron a calificar a L’Hospitalet como una ciudad más de día que de noche, con lo cual se cambiaba el rol de una ciudad dormitorio a una ciudad con actividad económica”, explica Corbacho, metido ya en su salsa, el urbanismo.

“Pero el proyecto de transformación de la ciudad fue mucho más amplio, porque tuvo en cuenta los barrios. El embrión de la ley de barrios del tripartito hay que buscarlo en L’Hospitalet, y el primer sitio en que se aplica esa ley es en el plan integral de Collblanc-La Torrassa”, prosigue el exalcalde. Y luego esgrime cifras, como los más de 500 ascensores que se colocaron en la zona norte de la ciudad en 2003. “Además, desarrollamos una política de la convivencia y el civismo, porque la ciudad tenía un 4% de inmigración en el año 2000 y pasó a tener un 25% solamente en cinco años; en algunos barrios llegó a ser del 40%”.

¿En qué consistió esa política? “En tolerancia cero en las actividades económicas y en el espacio público, mediación en la escalera y reforzamiento en la escuela. Todo eso era muy importante pero no serviría de mucho si no se potenciaba la autoestima de la ciudad y en aquella época creció mucho el sentimiento de identificación y de decir “yo soy de L’H”.

Sobre Núria Marín
Con su marcha de la alcaldía cambió ese enfoque, relata sin reparos Corbacho. “Se deberían haber seguido haciendo políticas no tan dirigidas al fenómeno creciente migratorio como al hecho de cómo se va a gobernar esa ciudad con una heterogeneidad tan compleja. Y ahí sí que encuentro una falta de visión de saber que esta ciudad ya no volverá a ser la del año 2000 y que necesita un proyecto que mire más hacia delante”.

De su respuesta se deduce una crítica implícita a Núria Marín, su sucesora en la alcaldía. “Para gobernar el presente sirve cualquiera, pero siempre he sostenido que un político ha de tener una política de anticipación. El día a día resuelve problemas pero no dirige bien la nave. La crisis económica ha impactado tanto que ha hecho que este y otros temas no estén en la agenda de algunos gobiernos locales. Hay una realidad y sería bueno que se le pusiera un buen horizonte de gobernación”, dice el exalcalde, antes de entrar directo a responder a la pregunta sobre las malas relaciones que se le atribuyen con la alcaldesa. “A Núria Marín la puse yo. No es alcaldesa hoy porque ganara unas primarias, sino porque tuvimos que elegir a alguien en 24 horas [cuando fue nombrado ministro] y yo hice la propuesta al PSC de que ella fuese la sustituta y los compañeros la aceptaron. A partir de ahí los errores y los méritos ya no me corresponden a mí, sino a Núria Marín”, dice Corbacho sin ambages.

“Cuando has sido alcalde 14 años, quien te sustituye pasa por un primer período de pensar ‘a ver si yo lo hago mejor que el anterior’. Eso forma parte de la condición humana y es absurdo a veces. Yo pertenezco a una generación de alcaldes que dejamos mucha impronta en el territorio, como Pasqual Maragall, Quim Nadal o José Montilla. Creo que mi sombra ha sido siempre muy alargada y que Núria ha intentado alejarse de la sombra del ciprés. No sé si lo ha conseguido o no, pero a veces se dedican muchas energías a eso y al final los resultados son pobres”.

De alcalde a ministro
De L’Hospitalet a Madrid. Corbacho explica cómo fue su aterrizaje. “Cuando tengo la primera reunión con Zapatero en Moncloa me transmite que una de las mayores preocupaciones que tiene es el fenómeno inmigratorio, que está impactando de una manera potente en España y en Europa y que necesita a alguien que tenga las ideas claras para no hacer una política del ‘buenismo’ pero que tampoco incrimine a la inmigración. Me dijo que eso de la Inmigración es muy duro y que debería llevar también el ministerio de Trabajo. Lo que pasa es que después estalla la crisis económica y la parte más dura del Ministerio es el área de Trabajo”.

También afrontó una huelga general, la del 29 de septiembre de 2010, que él califica de “diferida”, porque se convocó en junio. “Les dije a los sindicatos que la mejor reforma laboral era la que íbamos aprobar y les anticipé que si perdíamos las elecciones se derogaría y vendría otra que sería mucho peor”, como así sucedió. “Los sindicatos me dijeron que sí, que todo lo que quisiera, pero que harían la huelga general. Creo que estaban obligados a ello”.

Patatas calientes
Corbacho explica a renglón un episodio poco conocido. “Decidí marchar del Gobierno de España el 4 de agosto de 2010, en una conversación que tengo con José Montilla en el Palau de la Generalitat. Allí convenimos que iba a volver a Barcelona para forma parte de la lista del PSC al Parlament. El 20 de agosto hablé con Zapatero y convenimos que me voy, pero le pido continuar hasta después de la huelga general porque no me parecía justo que quien me sustituyera tuviera que enfrentarse a una huelga por una reforma que no había hecho. Zapatero me lo agradeció”. El día de la huelga solo salió a dar explicaciones Corbacho. “Ni el ministro del Interior, ni nadie más porque pacté con la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y con el propio presidente, que el único que iba a salir ese día sería yo, dado que a los 15 días siguientes me marchaba y asumía la responsabilidad en primera persona de esa huelga. Y en la hemeroteca se verá que no hay ni una sola crítica de los dirigentes sindicales al ministro de Trabajo”, explica con cierto orgullo Corbacho.

Otra patata caliente que le tocó sortear fue el ‘boom’ inmigratorio, que en el caso español es económico. “Hubo un boom de la economía y una necesidad de mano de obra no calificada y eso provocó una inmigración a velocidad de vértigo que desbordó todas las previsiones. A través de las pateras observamos el drama de la inmigración, pero con las pateras no llega tanta gente como para generar un problema. La gente llega por los aeropuertos”, explica el exministro. “Con Francia y a Alemania hicimos el Pacto de Zaragoza de 2010 para determinar que la política de inmigración tenía que ser una política global de la Unión Europea y que en ningún caso se utilizase como elemento político. Hoy la inmigración no es un problema, pero ha sido utilizada por el PP para obtener réditos a corto plazo”, añade.

“No pienso quedarme en casa”
Alejado ya de cualquier cargo público u orgánico en el PSC, Corbacho sigue con interés la política desde la barrera, pero hace una advertencia. “No pienso jubilarme ni dimitir nunca de la política. Lo digo para aquellos que alberguen esperanzas de pensar que a Celestino Corbacho hay que verlo ya en la tercera edad gloriosa. Sigo la política cada día con mucho interés, mi participación no es la de hace 10 años, como es natural, pero en los procesos que vengan seré una persona muy activa. Ahora vienen primarias para el PSOE y no pienso quedarme en casa. Voy a hacer campaña y a participar en estas primarias para que gane el candidato por el que yo apueste”.

Ninguno de los dos candidatos a liderar el PSOE que se postulan en el momento de realizar esta entrevista, Pedro Sánchez y Patxi López, son de su agrado. “Voté a Pedro Sánchez en las primarias de 2014 pero no lo volveré a hacer. Fracasó en las elecciones de diciembre con el peor resultado de la historia y volvió a empeorar en las siguientes. Suerte que no hubo terceras elecciones, porque habría empeorado. Cuando uno no consigue los objetivos con los que se presenta, debe irse”, dice taxativo. “De Patxi López tengo la mejor de las opiniones, desde el punto de vista de que es una persona afable para tomar un café. No puedo dejar de pensar que fue lehendakari y después de tres años de gobierno quedó el tercero o el cuarto en las opiniones” dice sin pelos en la lengua.

“De Susana Díaz valoro que tiene ambición de proyecto, experiencia en gobernar una comunidad de casi nueve millones de habitantes y ha ganado elecciones. Son datos a considerar, pero ahora tendrá que presentar un proyecto de España. Si no me convencen sus propuestas va a ser desolador porque o sale otro o voto en blanco”.

Por las primarias locales
Se ha especulado sobre su regreso a la política local, pero el exalcalde lo rechaza de plano. “No está en mi pensamiento. Mi etapa de alcalde fue gloriosa. Recomendaría a los que me han sucedido que no compitan con ella, porque va a ser difícil que la superen y mejor que se dediquen a gobernar el presente e imaginar un poco qué debe a hacerse en el futuro. Esa es una recomendación del jarrón chino, después que hagan lo que tenga que hacer”, dice Corbacho para despejar cualquier duda de cuál es su relación con Núria Marín.

Es un firme defensor de las primarias para elegir al alcaldable de L’Hospitalet, pero reclama al PSC que rebaje el número de avales a los candidatos para que pueda haber competencia. “De la competitividad tienen que salir los mejores y si el mejor o la mejor es quien gobierna en ese momento, todos a apoyarle. Pero que no sea como consecuencia de unos impedimentos que hagan que no haya primarias. Yo, que pertenezco a la cultura del partido que se resistía inicialmente a las primarias, creo que ahora que hemos apostado por ellas lo hemos de seguir haciendo con todas las consecuencias”, sostiene Corbacho. III