L’Hospitalet

El patio trasero de l’Hospitalet

Francisco J. Rodríguez | Viernes 07 de septiembre de 2018
Los empresarios lamentan el estado del polígono de la Carretera del Mig de L'Hospitalet, afectado por un plan urbanístico.

Se trata de una zona céntrica, bien conectada por transporte público y muy cercana a polos de actividad económica importantes como la plaza Europa. Estamos hablando del polígono industrial que se articula alrededor de la Carretera del Mig de L’Hospitalet, un entramado rectangular de naves industriales que se interpone entre Bellvitge y el resto de la ciudad, y desde hace unos años una zona desangelada con una pobre ocupación de las fábricas existentes.

Un abandono que trae consigo un deterioro evidente. Según denunció ERC hace algunos meses en el Pleno, este polígono industrial ha sufrido en los últimos tiempos “un proceso de abandono que ha comportado el cierre de muchas empresas y una pérdida importante del tejido productivo de la ciudad”. Un paseo por algunas de sus calles certifica esta afirmación: naves abandonadas en alquiler o venta, rincones inhóspitos y suciedad. Un cóctel que no invita a pasear por ellas, pese a que se trata de la zona de paso obligada si se quiere ir de Bellvitge al centro de la ciudad.

Y es que esta zona está afectada desde hace unos años por un plan urbanístico que amenaza con substituir las industrias por pisos –se hablaba de hasta 8.000 viviendas-, comercios y otros equipamientos. Se trata del Plan de Renovación de Áreas Industriales de L’Hospitalet (PRAIH), aprobado en 2002, colaborado por arquitectos de renombre como Jean Nouvel –artífice de la Torre Agbar- y que quedó en stand by por la crisis. En la documentación de este plan se ponía de manifiesto la “incongruencia” que representa mantener zonas industriales interurbanas con lo que se definía como un “nuevo modelo” de estructura general de la ciudad que propugnaba y parece que vuelve a propugnar -tras superar los vaivenes económicos- el Ayuntamiento. Un proyecto que ya ha tenido sus primeras ‘víctimas’, como son algunas de las naves que estaban ubicadas en la confluencia de la Rambla Marina y la avenida del Carrilet, entre ellas la célebre Sala Salamandra, que fue derrumbada hace unos meses.

Futuro “incierto”
Un proyecto urbanístico que se ha retomado en parte y una amenaza que se vuelve a cernir sobre este polígono industrial, si es que alguna vez ha estado libre de ella. Quien está muy preocupado por al futuro del mismo es la Asociación Empresarial de L’Hospitalet y el Baix Llobregat (AEBALL), que considera que la afectación urbanística de esta zona la perjudica a la hora de alojar a nuevas empresas. “Se ha de dar seguridad, porque las empresas no quieren riesgos”, explica a El Llobregat Rosa Fiol, directora general de la entidad.

“Incertidumbre” compartida
Desde el Ayuntamiento de L’Hospitalet comparten esta preocupación y reconocen que se está viviendo un momento de “incertidumbre” en la zona, tal como lo describe el segundo teniente de alcalde de Seguridad, José María Mompel, en una conversación con esta publicación.
Fiol añade que una empresa descartará instalarse en la Carretera del Mig si sabe que, en un futuro próximo o a medio plazo, tendrá que marcharse a causa de un plan urbanístico. Pero el mundo cambia, y sobre todo el económico, argumenta Mompel, que considera que el polígono ya no albergará a la misma industria que hace años. Es este cambio de usos, prosigue Mompel, el que ha generado cierta “inestabilidad”, reconoce.

Y como un pez que se muerde la cola, esta situación da paso a naves vacías que, a su vez, llaman a otras actividades al margen de la ley o que la bordean. De hecho, desde AEBALL denuncian robos, ocupaciones de naves industriales en desuso –en algunas, aseguran, se han llegado a concentrar hasta un centenar de personas-, robos y la proliferación de chatarreros ambulantes que generan un trasiego de carros en algunos rincones del polígono, algo que se puede comprobar paseando por la zona a cualquier hora del día. Sobre esto, Mompel detalla la existencia de dos empresas de chatarra en el polígono, las cuales cuentan con la licencia municipal para llevar a cabo una actividad que a la práctica provoca un efecto llamada para los chatarreros ambulantes.

Sobre la cuestión de la seguridad, Fiol destaca el “compromiso” de los cuerpos de seguridad y algunas medidas que ya se han puesto en marcha en colaboración con el consistorio y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) para mejorar la seguridad en la zona, desde la colocación de cámaras o la instalación de más iluminación para evitar la oscuridad. Una colaboración que se vehicula a través de la Agrupación de Empresas del Polígono Carretera del Mig de L’Hospitalet, vinculada a AEBALL y que trabaja desde el mes de abril para buscar soluciones a las necesidades de los empresarios de esta zona, entre las cuales también están la mejora de la movilidad interna y la conectividad con el entorno.

Mompel entiende la “intranquilidad” por los robos y otros delitos, pero su percepción y análisis difiere. En este sentido, asegura que las principales quejas de los empresarios del polígono hacen referencia principalmente a la iluminación y a la recogida de basura, y aporta datos sobre los delitos: entre mayo del año pasado y el de este, se produjeron en la ciudad 106 robos a empresas -catalogados como delitos contra el patrimonio-, la mayoría de los cuales, explica, se producen por la noche y accediendo desde los tejados. Así mismo, defiende que tanto Mossos como Guardia Urbana trabajan para combatirlos.

Sea como sea, desde AEBALL piden un esfuerzo extra para no dejar caer a un polígono industrial que cuenta con una tipología de naves pequeñas y “muy necesarias” para algunas empresas, remarcan. De momento, se trabaja para que las que ya están no se marchen.

¿Distrito Cultural?
¿Pero cuál será el futuro de esta extensión de terreno de L’Hospitalet? En su moción de hace unos meses, ERC pedía que se reindustrializara la zona, dando apoyo a las empresas que siguen allí y promoviendo la implantación de otras relacionadas con el cooperativismo y la economía social, además de la creación de un vivero para emprendedores, un parque tecnológico y un ‘hub’ para Pymes.

Esta propuesta no prosperó, ya que los planes del Ayuntamiento van en otra línea. Al menos en lo que se refiere a la parte más al norte del polígono, tocando a Sant Josep. Un sector que, a su vez, es el más castigado por el abandono. Sea como sea, se trata del epicentro de uno de los proyectos estrella del mandato de Núria Marín: el Distrito Cultural. Transformar el polígono de la Carretera del Mig en un polo cultural con galerías, talleres de artistas y estudios. Crear el Brooklyn metropolitano. Ya han aterrizado algunos proyectos, como la Casa de la Música –para la cual el Ayuntamiento compró una nave de la Riera dels Frares, en la parte del polígono colindante con Sant Josep- o las galerías Blanchard, en el área industrial de Santa Eulàlia que linda con las vías del tren. En el resto de la zona, el único arte que de momento impera es el de los grafitis.

Desde AEBALL creen compatibles los usos industriales y culturales en el polígono, pero cuestionan que hoy por hoy haya capacidad para que sea así. “Con la situación de abandono, robos… ¿Un artista traería aquí sus obras?”, se pregunta Fiol.
Pese a ser el responsable de Seguridad, el teniente de alcalde Mompel defiende la propuesta del Distrito Cultural y sus potencialidades. “Estamos bien ubicados y es un proyecto bueno para la ciudad que aún se está desarrollando”, declara. El tiempo lo dirá.