Economia

Discriminar por género limita tanto a los trabajadores como a las empresas

Marisa Montoya | Viernes 08 de enero de 2021
La pandemia, la crisis económica, las dificultades sociales, las restricciones de movilidad... El 2020 ha sido un año bastante complicado y cambiante.

A pesar de todo, gracias a las dificultades vividas y a los avances del movimiento feminista, estos duros meses han dejado a la vista que, si no se consigue igualdad laboral nunca habrá suficiente gente para trabajar. Parece que la discriminación por género era algo pasado de moda, pero hay ciertos malos hábitos que aún siguen vigentes en el mundo laboral, lo que complican esta equidad entre hombres y mujeres.

Paula Mattio, directora del Área de Igualdad y Diversidad de la consultora Mehrs y ponente en las jornadas de la AEBALL, asegura que “la diversidad enriquece”. “Las empresas deben escoger a los mejores candidatos”, añade Mattio. Según la experta, hay que tener en cuenta que “las mujeres tienen habilidades cognitivas que son complementarias de la visión masculina”. Por eso, las áreas de recursos humanos están aplicando estrategias como el “currículum ciego”. Esto significa que a la persona encargada de valorar a los candidatos se le filtran los currículums de los candidatos, eliminando su nombre y su fotografía para no dejar pistas de su género o raza. Y aunque iniciativas como esta aun no son muy habituales sería recomendable que se popularizaran.

Diferentes pero no desiguales
Tal y como sostiene la activista feminista Paloma Palenciano, hombres y mujeres son diferentes, “pero no por ello han de ser desiguales”. Y no sólo es importante la diversidad en la plantilla, también importa que los empleados estén agusto con su puesto de trabajo y con sus condiciones laborales porque en estas circunstancias serán mucho más productivos. Hay estudios que afirman que las mercantiles que más cuidan a sus empleados tienen un 30% de mejora en sus beneficios.

Hoy en día, la legislación obliga a todas los empresarios a cumplir una normativa y unos protocolos de igualdad de género, aunque varias compañías siguen sin considerarlo una prioridad. “Muchas empresas han mejorado la representación y condiciones femeninas para no pagar multas, no porque lo crean necesario”, describe Mattio.

Y otro problema lo encontramos en el ámbito sindical. Paula Mattio relata que “en general, las mujeres no forman parte de los sindicatos”. No es por falta de interés, es porque las responsabilidades domésticas y familiares que tradicionalmente asume el género femenino y la tradición masculina en los sindicatos actúan de barrera según la especialista. Es necesario un cambio y que los representantes sindicales hagan algo al respecto. La equidad de género ya forma parte de la agenda social y política actual y, además, los planes de igualdad empresariales han de estar firmados por el sindicato. III