Sant Boi

Plan en el Parc Sanitari SJD para velar por la salud emocional de la trinchera

Xavier Adell | Viernes 07 de mayo de 2021
El complejo sanitario de Sant Boi lidera en Cataluña el proyecto europeo Respond, que definirá un protocolo de actuación para prevenir y tratar los problemas mentales en el personal asistencials en futuras pandemias

Covid-19. Solo escuchar cómo suena el neologismo científico ya provoca escalofríos. Así es normal que el coronavirus no sólo cause estragos en la salud física o en la economía. También daña y muy seriamente la salud mental y la emocional. Y a quienes les toca luchar en primera línea de combate (como al personal sanitario), más aún. Por eso necesitan armas que les permitan someter al SARS-CoV-2 en todas sus dimensiones, en todos los campos.

Con esta filosofía, la Unión Europea (UE) ha puesto en marcha el programa Respond que en Cataluña está siendo liderado por el Parc Sanitari Sant Joan de Déu (PSSJD) de Sant Boi y en el que participan 13 universidades y centros de investigación europeos. Cuando finalice el proyecto, se pondrá en manos de las administraciones sanitarias un programa de actuación -una especie de protocolo clínico-, que será aplicable tanto en ésta como en futuras pandemias, y que reducirá las repercusiones psicosociales y de salud mental, y salvaguardará el bienestar emocional de los profesionales sanitarios.

En una primera fase “identificativa”, en el PSSJD se ha entrevistado a 34 profesionales sanitarios de toda Cataluña, quienes de forma voluntaria se han apuntado a la iniciativa. Ahora se está trabajando en una segunda etapa con entrevistas a 15 especialistas o futuros usuarios de la intervención para profundizar en el tema. “Se les pide información sobre cómo detectar los síntomas, las causas y los efectos que generan los problemas y sobre qué debería hacerse para evitar y tratar estas situaciones”, explica Mireia Félez, investigadora del grupo de Epidemiología de los transtornos mentales y el envejecimiento del PSSJD y del proyecto Respond.

“El objetivo es poder dar cuanto a antes los sanitarios herramientas para que aprendan a gestionar mejor los problemas mentales que les genera estar en primera línea”, comenta Félez. “No olvidemos que son uno de colectivos con una salud emocional más vulnerable”, apunta Anna Monistrol, estudiante de doctorado en medicina y miembro del mismo grupo de trabajo y de Respond. Toda la información recogida se compilará en un programa que será elevado a la UE.

En septiembre se va a realizar un ensayo clínico del programa que determinará “en qué situaciones debería implementarse”, avanzan las investigadoras de Respond. Además, se definirá un análisis de costes, para determinar la efectividad de la propuesta. La acción será completada por investigadores de otros países, que se encargarán de comprobar si las medidas propuestas funcionan. “Se pretende diseñar una intervención escalable, que se pueda aplicar a todos los niveles (autonómico, regional o estatal)”, precisa Anna Monistrol.

Cuando el protocolo elaborado por el equipo de Sant Boi, que está liderado por el doctor Josep María Haro y apoyado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, que trabajan en paralelo, se digitalizará para que tota la información sea accesible. “Cuando se compruebe que funciona, la herramienta estará disponible y lista para ser utilizada”, reitera Félez. No obstante, la pelota de la decisión de implementarla o no estará en el tejado de las diferentes administraciones sanitarias.

Irene Birulés Muntané y Rut Villaescusa Portella, psicólogas clínicas del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, avanzan que, a grandes trazos, el programa aconsejará a los profesionales ”que se cuiden mientras cuidan a los demás”. Esto conlleva “mantener activos los vínculos sociales y expresar a la familia y amigos cómo se sienten cada día. Todo el mundo necesita apoyo emocional y social, saberse querido y tenido en cuenta”, subrayan Birulés y Villaescusa. Tampoco se deben olvidar las necesidades básicas: “alimentarse bien, respetar las horas de descanso diurno y nocturno, gestionar el tiempo de ocio con actividades agradables, cuidar las relaciones laborales e identificar las emociones”. Y si se detecta que el malestar es muy intenso o prolongado en el tiempo, recurrir enseguida a los equipos de salud mental.

No son superhéroes
Muntané y Villaescusa explican que la capacidad de resistencia de los equipos asistenciales no es infinita. “A veces vemos a los sanitarios como a superhéroes capaces de resolverlo todo, en parte porque necesitamos verlos de este modo. Pero debemos tener presente que tienen necesidades y limitaciones como todo el mundo y no están libres de sufrimiento”. Por eso necesitan, mecanismos de acompañamiento, una buena organización que acote las posibles incertidumbres que tengan y una comunicación fluida, “y con una estrategia clara que en todo momento informe del estado de la situación epidemiológica y de la respuesta que pueden dar las instituciones”, destacan las psicólogas. También es básico que los sanitarios accedan de forma ágil a actividades y espacios de autocuidado y a la ayuda de los especialistas en salud mental, con total confidencialidad.