Miguel Garcia

Un futuro incierto para el sector turístico

Miguel García | Viernes 03 de septiembre de 2021
Barcelona es un destino turístico de nivel mundial del que forma parte el entorno del Baix Llobregat de forma directa tanto por las playas de Castelldefels, por el reclamo cultural de la Colonia Güell o por el turismo de reuniones que disfruta l’Hospitalet a merced de la Fira, como de forma indirecta por los trabajadores y empresas del entorno que prestan servicios en Barcelona.

Según datos de la Agencia Catalana de Turismo, el sector en 2016 representaba más del 10% del PIB y daba trabajo a 400000 personas. Sin embargo, se encuentra ante un futuro incierto desde la inestabilidad provocada por el procés y la gestión reacia al turismo de Ada Colau, que los efectos devastadores de la pandemia no han hecho más que agravar. Según EsadeEcPol, los efectos de la pandemia sobre el sector turístico español han sido incluso peores que en el resto del mundo: en 2020 los viajeros extranjeros se redujeron un 77%, a nivel de 1969. La previsión del lobby turístico Exceltur era que este verano el PIB turístico sea un 34,9% menor a los tiempos previos a la pandemia. Es decir, una reducción de 20.394 millones de euros, sin contar que el avance de los contagios aún puede empeorar las expectativas.

Es preciso, por lo tanto, ayudar al sector para que no se hunda. Eso no pasa por ocurrencias de las que es tan propicia la alcaldesa Núria Marín para acaparar atención mediática, como la del Plan de Acción Municipal de l’Hospitalet 2020-2023 que prevé crear rutas turísticas guiadas o audioguiadas por la ciudad, sino creando las condiciones de estabilidad y seguridad que garanticen su viabilidad. Esto no implica que no debamos facilitar, igualmente, las condiciones para gozar de una economía más diversificada para reducir el paro y aumentar nuestra prosperidad, ni abordar los problemas que genera el turismo, como en el acceso a la vivienda, para lo que hay que fomentar el alquiler social y asequible. Para todo ello se requiere de un gobierno solvente centrado en el bienestar de los ciudadanos, de lo cual estamos muy lejos. III