El Llobregat

Descubre el oscuro secreto que une dos crímenes separados por tres décadas Unos ojos verdes sin vida

Sonia Algaba Benito | Domingo 11 de mayo de 2025
El nuevo thriller de Víctor Sentelles conecta pasado y presente con recuerdos de un asesinato sin resolver de hace tres décadas. La experiencia penitenciaria del autores aporta verosimilitud a cada sospechoso e invita a descubrir la verdad en cada página.

La novela Unos ojos verdes sin vida, escrita por Víctor Sentelles, nos traslada a un municipio de la provincia de Barcelona que se estremece ante la aparición del cadáver de Lucía Romero, en la orilla del río de manera muy similar a un crimen ocurrido en el mismo lugar treinta años atrás.. Este inquietante paralelismo abre una serie de incógnitas que el inspector Carlos Robles y la subinspectora Sara Nieto tratarán de resolver, mientras el círculo de personas implicadas no deja de aumentar.

Víctor Sentelles, nacido en Sant Esteve Sesrovires, estudió Derecho en la Universidad de Barcelona y trabajó casi una década en servicios penitenciarios. Esa experiencia le permitió convivir con realidades muy crudas, algo que se refleja en los personajes de su novela, que presentan conductas y motivaciones de lo más variadas: desde problemas de adicción hasta comportamientos fríos y aislados, que podrían encajar con el perfil de un posible asesino.
El relato nos introduce a múltiples sospechosos y escenarios, logrando un efecto de tensión constante. En lugar de centrar toda la atención en un personaje, Sentelles alterna secuencias con otros personajes, de modo que el lector presencia sus temores, coartadas y secretos a la par que la policía avanza en el caso. Este recurso potencia el suspense y permite que la novela sea un rompecabezas para descubrir al verdadero culpable.

Un presente marcado por el pasado

Uno de los grandes aciertos dela novela reside en la relación que se establece entre el asesinato de Lucía Romero y un crimen pasado jamás resuelto. La forma en que Sentelles retoma elementos de hace treinta años, combinados con la investigación actual, recuerda al estilo narrativo de Eva García Sáenz de Urturi y su conocida saga El silencio de la ciudad blanca, que ha tomado como referente el autor. Pero también existe un vínculo evidente con el legado de Agatha Christie, quien solía presentar un abanico de personajes y pistas para que el lector se involucre en la resolución del misterio. “Para mí lo de menos es quién es el auténtico culpable, sino el juego de sospechas y giros”, menciona Sentelles, indicando que el mayor aliciente para el lector es seguir esas “migas de pan” dispersas por la narración y poner a prueba su ingenio de detective.

Víctor Sentelles

A medida que se investiga el entorno de Lucía –amigos, ex parejas, compañeros de trabajo– surgen múltiples razones para desconfiar de cada uno de ellos. Este mosaico de situaciones y personalidades evoca la crudeza de la vida real, pues, tal como señala Sentelles, su experiencia en prisiones le permitió conocer a “personas con problemáticas profundas que, sin embargo, podrían pasar desapercibidas en la rutina diaria”.
La obra, publicada en primera instancia en castellano, ha sido traducida tambiénal catalán por el autor, que ha vivido una buena acogida en presentaciones y firmas de libros tanto en en la librería de su ciudad natal, Sant Esteve Sesrovires, como en la librería madrileña Ciento Volando, pasando también por Fnac de Plaza Cataluña en Barcelona.

La huella penitenciaria y el oficio de narrar

Más allá de la intriga, el principal valor de la novela recae en el trabajo dedicado a construir personajes creíbles. La verosimilitud conecta de manera directa con el pasado del autor. Durante su etapa en servicios penitenciarios, Sentelles observó en primera persona conductas que le resultaron muy útiles al concebir las motivaciones y reacciones de sus protagonistas. Uno de ellos lidia con la toxicomanía, otro manifiesta una personalidad esquiva y prefiere evitar todo contacto social… Detalles que, en conjunto, contribuyen a que el lector se pregunte continuamente si cualquiera de ellos podría haber llegado al extremo de cometer un crimen.
Según admite Sentelles, la primera versión del manuscrito se escribió con bastante rapidez —en torno a tres o cuatro meses—, pero luego requirió un año de correcciones y recortes de subtramas para pulir la historia. El resultado se percibe en el equilibrio de la narración y en la forma orgánica de introducir las sospechas. “Quería que el lector estuviese siempre atento a todos los personajes, para que no se olvidase de ninguno”, algo que consigue alternando capítulos de investigación con otros en los que se desvelan retazos de la vida personal de los sospechosos.

Sentelles ya trabaja en una segunda parte donde mantendrá la esencia del misterio, pero experimentará con una estructura distinta, renunciando a la línea temporal doble para centrarse en una trama única con capítulos más cortos. Este planteamiento apunta a conferir mayor agilidad y, al mismo tiempo, dejar margen a la evolución de los personajes que el público ya conoce.
Unos ojos verdes sin vida es una excelente opción para quienes disfrutan de la novela negra con tintes clásicos, pero ambientada en un entorno cercano y con un trasfondo psicológico notable. Víctor Sentelles logra transmitir la sensación de que la violencia puede surgir sin previo aviso en nuestras rutinas, y lo hace evitando el sensacionalismo. III