El Llobregat

La gran batalla alimentaria: ¿Pasta tradicional o platos elaborados con insectos? Tu opinión cuenta

Redacción | Sábado 10 de mayo de 2025
¿Unos fetuccini allà puttanesca o unos penne rigate all’arrabbiata elaborados con insectos? Nunca en Italia, de donde son originarios estos suculentos manjares.Aunque está autorizada por la normativa de la Unión Europea, su presidenta, Giorgia Meloni, se ha plantado y ha prohibido el uso de todo tipo de harinas hechas con invertebrados pulverizados (como los gusanos, las larvas de mosca soldado negra o los grillos) en los platos de pasta y las pizzas cocinados y servidos en el país, poniendo por delante la tradición gastronómica a las nuevas tendencias alimentarias y su teórico bajo impacto ambiental. Y también ha exigido que se informe siempre (y de forma clara) a los consumidores de la presencia de este tipo de derivados animales en todos los productos que los contengan.

En España sí que es posible el consumo de la harina de insectos, aunque sea una gran desconocida. Este desconocimiento está parcialmente detrás de que buena parte de la población los rechace, de entrada, por motivos culturales y psicológico.Y es que se asocia este tipo de animalillos con la suciedad o la falta de higiene y su sola presencia suele resultarnos repulsiva. En general, el consumidor español es reticente al uso de estos productos y se muestra reacio a la hora de adquirirlos y, más aún, de comerlos. Eso no quita que la industria alimentaria nacional- y en concretos algunas startups estén explorando su empleo en la elaboración de piensos, suplementos nutricionales o snacks pero en fase todavía muy experimental.

Los expertos aseguran que las harinas de insectos tienen un alto valor nutricional, por que son ricas en aminoácidos esenciales, proteínas, vitaminas y minerales. Además, son más sostenibles, porque la cría de estos invertebrados requiere menos agua, espacio libre y alimentación que la ganadería de toda la vida y además, emite menos gases de efecto invernadero. Estas propiedades le han hecho ganarse a estas harinas alternativas la etiqueta de “sostenibles”. Incluso hay voces que los consideran la mejor alternativa para alimentar en un futuro a una población mundial en constante crecimiento y con recursos limitados. y con menos recursos.

Por el contrario, otros ven detrás de la promoción de estos alimentos a la imposición ideológica de la denominada “agenda globalista” e incluso una amenaza a nuestra elogiada dieta mediterránea. También están los que temen que, a la postre, se nos acabe dando gato por liebre (o mosca negra por trigo) si no se corrige una posible falta de trasparencia y de identificación con un etiquetado adecuado, lo que genera más desconfianza. No obstante, se consideran un alimento con todas las garantías de la UE los derivados del Tenebrio molitor (gusano de a harina) o de la langosta migratoria. Con la verdad por delante, ¿Alguien está dispuesto a probar estas harinas? ¿Hay que potenciarlos, restringirlos o, incluso, prohibirlos? ¿Son una amenaza para la dieta mediterráneo y nuestra rica gastronomía tradicional? la panacea contra el hambre en el mundo o malo? ¿Bastará una simple etiqueta para alertar a los consumidores de su presencia o se requiere algo más específico? El debate está servido. III