El timbre del nuevo curso escolar ya ha sonado. Mochilas recién estrenadas, nervios, reencuentros en el patio… Para la mayoría, septiembre significa ilusión y rutina. Pero para miles de familias que apenas llegan a fin de mes, la vuelta al cole es también un quebradero de cabeza: material escolar, ropa nueva, libros, comedor, actividades… una cuesta demasiado empinada. Ahí es donde la Fundación ”la Caixa” vuelve a desplegar su red de apoyo a través del programa CaixaProinfancia, que este año acompañará a más de 65.000 niños y adolescentes de 41.000 familias en situación de vulnerabilidad en toda España.
En Cataluña, el impacto es especialmente palpable: 20.000 menores de 13.000 familias contarán con un apoyo que va mucho más allá de un simple lote escolar. “Queremos asegurarnos de que ningún niño se quede atrás por las dificultades económicas de su familia. La educación es la mejor herramienta que tenemos para romper el círculo de la pobreza”, subraya Albert Rodríguez, director de CaixaProinfancia.
Los pequeños gestos tienen un poder inmenso. Una mochila nueva o unas gafas que permiten ver bien la pizarra pueden marcar la diferencia entre sentirse parte del grupo o quedar al margen. Por eso, el programa no se limita a repartir kits escolares adaptados a cada etapa —con mochilas, estuches y material básico—, sino que también ofrece refuerzo educativo, atención psicológica, logopedia, talleres familiares y actividades de ocio. Además, cubre necesidades esenciales como alimentación, higiene, equipamiento escolar o audífonos.
Y es que cuando a un padre le aseguran que su hijo podrá ir a clase con todo lo que necesita, es como quitarte un peso de encima. “No se trata solo de los libros, sino de saber que alguien está pendiente de que ellos tengan las mismas oportunidades que los demás”, explica una familia que participa en el programa.
El alcance de CaixaProinfancia se multiplica gracias a una red de más de 400 entidades sociales en todo el país, que trabajan de la mano con colegios y administraciones. Esa colaboración permite que cada familia reciba un acompañamiento ajustado a sus circunstancias. No es lo mismo un niño que necesita refuerzo en matemáticas que una adolescente con problemas de autoestima, por ejemplo.
La clave del éxito del programa está en la personalización, en tratar a cada menor no como una estadística sino como una historia única. “Nuestro compromiso es que todas las familias puedan empezar el curso en igualdad de condiciones, con los recursos y el acompañamiento necesarios”, recalca Rodríguez.
Las cifras son contundentes: en España, uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza o exclusión social. La Fundación ”la Caixa” lleva 17 años tratando de darle la vuelta a ese dato con una estrategia a largo plazo que combina lo urgente (cobertura de necesidades básicas) con lo estructural (educación, autoestima, inclusión). La meta: romper el ciclo de la pobreza heredada.
Quien entra en una de las aulas de apoyo de CaixaProinfancia descubre a un grupo de niños haciendo deberes, a jóvenes compartiendo meriendas, a familias participando en talleres sobre crianza. No son acciones espectaculares que generen titulares grandilocuentes, pero sí siembran pequeñas semillas que, sumadas, abren las puertas a un futuro más esperanzador.
Mientras los patios vuelven a llenarse de juegos y carreras, miles de familias respiran un poco más tranquilas. Sus hijos no parten de cero, ni cargan con una mochila más pesada que la de sus compañeros. La Fundación ”la Caixa” recuerda, con hechos, que la igualdad de oportunidades no es un eslogan, sino una tarea colectiva que empieza en las aulas.