Los datos económicos refuerzan las críticas intergeneracionales. Según informes del Banco de España, la brecha de riqueza entre los menores de 35 años y los mayores de 65 se ha triplicado en las últimas dos décadas. Mientras los boomers concentran aproximadamente el 75 % del patrimonio, muchos jóvenes se enfrentan a salarios estancados y precios de vivienda que imposibilitan la emancipación, lo que alimenta el discurso de que las generaciones anteriores han construido un sistema que solo vela por sus propios intereses.
La tensión no se limita al ámbito económico. Los jóvenes también cuestionan valores y estructuras laborales heredadas de sus padres y abuelos como la cultura del sacrificio y la estabilidad laboral a largo plazo, percibidas como obsoletas en un mundo marcado por la precariedad y la flexibilidad. En plataformas como Tik-Tok, una pléyade de videos virales muestran de manera irónica la supuesta hipocresía de los boomers, reforzando la tesis de que los mayores no comprenden los retos que afronta una juventud actual que tildan de cristal.
Sin embargo, muchos expertos advierten que estas críticas simplifican problemas estructurales más complejos. La desigualdad y la inseguridad económica no dependen exclusivamente de las decisiones de una generación, sino de factores históricos, globales y políticos que afectan a todos los grupos etarios. Aun así, la narrativa de “los boomers nos deben una explicación” sigue ganando terreno. Otros analistas sugieren que la solución pasa por abrir canales de diálogo entre generaciones y reformar estructuras económicas y sociales para equilibrar oportunidades, sin convertir a ningún colectivo de edad en chivo expiatorio. Mientras tanto, la guerra generacional se recrudece. ¿Quién tiene razón? ¿Millennials o boomers? ¿Las diferencias entre ambos son insalvables o hay esperanza de reconciliación? El debate está servido. III