Opinió

El alcalde se quedó al vino español

María Jesús Cañizares

Miércoles 23 de julio de 2014
Dice el primer edil de la localidad anfitriona que no se marchó de la entrega de diplomas «para no montar un número impresionante»

QUE sí, que homenajear a la División Azul fue un error. Que de haberlo sabido, la delegada del Gobierno en Cataluña, Llanos de Luna, no habría asistido al acto de marras. Un acto que solía cumplimentar el ex ministro de Defensa, José Bono, de ahí que sorprenda tanto el escándalo que tal tributo ha provocado entre los socialistas catalanes en general y en el alcalde de Sant Andreu de la Barca (Barcelona), Enric Llorca, en particular. Dice el primer edil de la localidad anfitriona que no se marchó de la entrega de diplomas «para no montar un número impresionante» y que está muy en contra de esa celebración. Aceptemos que resultara violento plantar a las autoridades en ese momento, pero Llorca se quedó después al vino español que se ofreció. Desconozco si se le vio tenso, relajado o desmemoriado. El alcalde bien pudo largarse del ágape, si tan ofendido estaba.

Para desmemoria la mía, pues a mí me pasa por delante la División Azul y no la reconozco. De hecho, puedo identificar a la Legión porque va a compañada de una cabra. Y eso que me gustan los uniformes, debilidades que tiene una, y así lo confesé una vez a la revista «Woman». Memoria de pez, que se dice ahora, como la que tiene una formación tan desmilitarizada como ICV. Y es que este partido, muy defensor de la memoria histórica, ha olvidado en pocos meses su apoyo a la Declaración de Soberanía y ahora reniega de la transición nacional de CiU, del uso partidista del derecho a decidir, de las cumbres pesudoindependentistas, de los frentes comunes y, sobre todo, de ERC. Bueno, eso ya ocurría durante el Gobierno tripartito, cuando las peleas entre estos dos ex socios del PSC forzaban votaciones en las reuniones del consejo ejecutivo. Los ecosocialistas dicen ahora que de candidatura conjunta en las elecciones europeas, nada, porque los republicanos son cómplices de los recortes del presidente Artur Mas. Pues sí, los laicistas de ICV se acaban de caer del caballo y han visto la luz, pero la que hay al final del túnel pues es tal la fuga de votos a Ciutadans que los ecosocialistas podían sufrir con su apuesta soberanista que, antes de entrar en coma político, han optado por volver a sus esencias, es decir, a subrayar su faceta más social.

ICV habla de tapaderas y cortinas de humo identitarias. Y tiene razón. Porque no sólo CiU recurre a ellas, tanto en materia económica como educativa (mañana, nueva foto-cumbre, en este caso como reacción a la ley Wert), sino que también ERC tiene sus cosas que esconder, como su condición de cooperadora necesaria en las políticas de austeridad de CiU. De ahí que, últimamente, sus dirigentes no estén muy locuaces. Sólo lo están para alardear de cultura -Oriol Junqueras la tiene y mucha- y desvelar en sede parlamentaria la identidad del autor de la famosa frase: «No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». Frase muy utilizada por el muy filomilitar Winston Churchill.

María Jesús Cañizares||