Baix Llobregat

Nuestros abuelos están estupendos

El mapa muestra la ubicación de los CAP del Baix Llobregat que han participado en el estudio
Miércoles 23 de julio de 2014
Gran parte de los octogenarios de la comarca tienen pocas enfermedades y viven en su casa, aunque la mayoría son hipertensos

Nuestros abuelos octogenarios están “casi perfectos”, asegura el doctor Francesc Formiga, director del programa de envejecimiento del Hospital de Bellvitge. Su equipo ha colaborado en un estudio dirigido por la doctora Assumpta Ferrer desde el centro de asistencia primaria (CAP) de Sant Feliu de Llobregat sobre la población octogenaria que acude a siete CAP de la comarca del Baix Llobregat.

Si el cáncer y las enfermedades cardiovasculares no les afecta, la mitad de las personas que cumplen 85 años llegan en un estado que los médicos califican de más que satisfactorio. Son los abuelos que han sido controlados desde los CAP de Martorell, Sant Esteve Sesrovires, Sant Andreu de la Barca, Sant Feliu, Sant Joan Despí, Cornellà y L’Hospitalet.

El estudio, en que también han colaborado el propio Francesc Formiga, además de Eduardo Henríquez, Inés Lombarte, Claudia Olmedo y Ramón Pujol, se ha presentado en el primer Congreso Internacional sobre Envejecimiento Saludable (1st Barcelona International Conference on Healthy Ageing), celebrado en el Hotel Hesperia Tower de L’Hospitalet y que ha reunido a los médicos e investigadores europeos más prestigiosos en el ámbito del envejecimiento activo y saludable.

El estudio, realizado en los siete ambulatorios de las citadas poblaciones de la comarca, se ha centrado en un grupo de octogenarios que cumplían los 85 en el mismo año. Y los resultados sorprendieron a los propios especialistas, ya que la mitad (el 49%) obtuvieron una excelente puntuación en tres bloques de pruebas distintas. Esas buenas notas, rayanas con la perfección saludable a la que se refieren los geriatras, incluyen obtener una puntuación de más de 24 en las pruebas cognitivas, lo que quiere decir que se suspende si se tienen despistes y fallos de memoria, hasta el punto de que hay que acordarse de una cosa que los médicos cuentan después de que te distraigan y te vuelvan a preguntar por lo primero al cabo de un rato. Y nuestros abuelos lo recuerdan.

Buena función física
Mantener una buena función física integraba la segunda parte del examen superado por nuestros octogenarios. Pruebas consistentes en medir diez funciones básicas y la mitad de nuestros ancianos, como máximo, fallaron sólo en una de ellas. Se trata de funciones de la vida cotidiana y consisten en caminar sin problemas, subir y bajar escaleras, vestirse y comer sin ayuda, acostarse o bajarse de la cama o no tener incontinencia urinaria. La artrosis causó problemillas a algunos de los abuelos que han participado en el estudio, ya que les impedía subir escaleras cómodamente. También se registraba algún “fallo” entre las mujeres de esa edad debido a la incontinencia, pero eso es normal como consecuencia de que la mayoría tuvieron múltiples partos. Pero la mitad aprobó con nota, ya que sólo tuvo un fallo.

El tercer bloque de pruebas medía un único elemento de su vida social: vivían en casa e insertados en la comunidad. Y el 49% alcanzaron el nivel de práctica perfección en las tres partes de los exámenes médicos. Así, los especialistas en geriatría concluyen que, en conjunto, esta población octogenaria tiene pocas enfermedades (medidas por el número de medicamentos que toman), goza de un buen estado físico, lo que se traduce en un bajo riesgo de caídas y de malnutrición, y vive integrada en la comunidad.

Mujeres que viven solas
La mitad de las personas estudiadas viven viudas y un tercio son analfabetas o con poca escolaridad. Donde más diferencias se manifiesta es por géneros, ya que la mayoría de los hombres están casados, tienen más comorbilidad (suma de enfermedades) y su estado funcional es mejor. En cambio, la mayoría de las mujeres viven solas, tienen un mayor riesgo de aislamiento social, así como de caídas y de malnutrición.

Pero el 73% mantiene una buena función cognitiva (memoria reciente y orientación) y el 70% llega en un estado físico bueno a su cumpleaños. Al cabo de dos años se volvieron a repetir las pruebas, ya con 87 años. Para entonces, los que tenían una salud considerada óptima habían bajado del 49% al 30%. A los 90, según datos de otro grupo estudiado en la misma zona, mantienen ese nivel de buena salud el 17%. Formiga, geriatra del Hospital de Bellvitge, reconoce que no puede responder con datos científicos acerca de los motivos que ha propiciado que nuestros abuelos lleguen en tan buena forma física y mental a los 85 años.

Sin embargo, los especialistas consideran que existen factores genéticos y hábitos saludables comunes, además de factores ambientales. Entre las conclusiones del estudio, destacan la necesidad de tener en cuenta también a esa población creciente de octogenarios estupendos a los que una caída o un bajón nutricional puede dejar fuera de la lista de los casi perfectos. Sobre todo porque la esperanza de vida en la actualidad se ha ampliado y es muy probable que muchos de los lectores de El Llobregat lleguen a ser nonagenarios. Un extremo para el que la sociedad tiene que prepararse para el envejecimiento saludable de una buena parte de los ciudadanos.

Prioridad médica
El HUBc, que es el campus de la salud de la Universidad de Barcelona, ha sido el organizador del primer Congreso Internacional sobre Envejecimiento Saludable (1st Barcelona International Conference on Healthy Ageing), celebrado en el Hotel Hesperia Tower de L’Hospitalet y que reunió a los médicos e investigadores europeos más prestigiosos en el ámbito del envejecimiento activo y saludable.

Tal como explica Josep Samitier, catedrático de la UB y director del HUBc , «el envejecimiento progresivo de la población occidental tendrá grandes implicaciones sociológicas y en el campo de la salud». «De este modo -continúa el experto-, el envejecimiento saludable se ha convertido en una prioridad tanto para los profesionales de la salud como para los responsables políticos. Con este encuentro, el HUBc ha revisado los principales asuntos de actualidad en torno a esta cuestión». Durante el congreso, se abordaron temas transversales, como las bases moleculares del envejecimiento, la prevención de enfermedades asociadas a la edad y la fragilidad y trastornos mentales derivados del envejecimiento.

Expertos internacionales
El comité científico del congreso estuvo presidido por Alfonso López Soto, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clínico y profesor de la UB. También son miembros: Francisco Formiga, jefe de la Sección de Geriatría del Hospital Universitario de Bellvitge; Domingo Ruiz, jefe de la Sección de Geriatría del Hospital de Sant Pau, y Adela Zavalegui, directora de Enfermería del Hospital Clínico y secretaria de la Academia Europea de Ciencias de Enfermería.
Entre los ponentes, destacaron la coordinadora de la Asociación Europea para Innovación sobre un Envejecimiento Activo y Saludable, Inés García Sánchez, que habló de los retos de la UE y su visión estratégica en torno a esta cuestión.

También destacó la presencia de investigadores de reconocido prestigio, como Timo E. Strandberg, catedrático de Medicina Geriátrica en la Universidad de Helsinki y de Oulu (Finlandia) y presidente electo de la Sociedad de Medicina Geriátrica de la Unión Europea; Josep M. Haro, director de Enseñanza, Investigación e Innovación en el Parque Sanitario San Juan de Dios, de la Universidad de Barcelona, y Manel Esteller, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL-UB).
La conferencia contó con el apoyo del Ministerio de Cultura, Educación y Deporte a través del programa específico para campus de excelencia internacionales Fortalecimiento 2011.
JCV - AM||