Up & Baix

¡Cómo nos gusta que nos pongan guapas!

Dayana García Blas | Jueves 12 de febrero de 2015
Este fin de semana me he sumergido en la Feria Profesional de Imagen Personal, Belleza y Calidad de Vida STS Beauty Barcelona, donde se han decorado cuerpos como si de muñecas se tratase y he visto uñas que nada tienen que envidiar a los cuadros y exposiciones del MNAC.


Emocionante episodio, también, el de ver como un peluquero italiano un poco fuera de tuerca enrulaba el pelo de una señora mayor que sonreía mientras pensaba cómo salir huyendo. Y es que nos encanta que nos peinen, pero no que nos tiren de los pelos.

El momento más importante y, dejando al margen la belleza, es la labor solidaria que se ha realizado gracias a la función “Legends & Talents” donde una Leyenda y un Talento han trabajado recaudado dinero para la lucha contra el cáncer infantil del Hospital Sant Joan de Déu. Por estas acciones son por las que vale la pena dar hasta un riñón.

Por otro lado, se ha notado la crisis y es que muchas marcas no daban casi muestras y los famosos “regalitos” que nos apasionan a todas eran escasos o bien tenías que comprar algo para recibir una maleta o una bolsa muy “top” para ir este verano a la playa. De los más de 300 expositores, había una cola kilométrica en uno que ponía “todo desde 1 euro” y “por la compra de 15 euros” te llevas una sorpresa… Pues bien, sólo falta que lo anuncien para ir todos de cabeza a comprar aunque sea un pintauñas.

Pero la realidad es que nos gusta vernos guapas, muy guapas y que la gente nos diga: ¡qué bien peinada vas!; ¡menuda obra de arte llevas en las uñas!; ¡Te brilla el pelo!; etc. Es un instinto natural, imposible de evitar, ni esquivar. La segunda planta “Estética” me impresionó. No había ni una camilla libre, y es que nadie perdía la oportunidad de que le masajearan la cara al estilo japonés o le hicieran cualquier tipo de tratamientos. Ni los hombres se privaron de semejante placer. Está claro que, hoy día, la belleza no tiene ni fronteras, ni diferencias en sexos porque todos vamos a una, es decir, a ver quién sale con la cara más roja o más dormido después de una relajante frotación.