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Regenerar la confianza

Por Eva Jiménez Gómez
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Las relaciones entre políticos y ciudadanos atraviesan un mo-mento muy delicado, donde se juega la calidad de nuestra democracia. El Ayuntamiento de L’Hospitalet ha promovido la creación de los Consells de Districte, unos espacios de comunicación entre gobernantes y gobernados. ¿Sabremos aprovechar esta oportunidad?
Los políticos salen muy mal parados en las conver-saciones que mantengo sobre las cuestiones públi-cas, las que nos afectan a todos: que si son unos corruptos, que si sólo buscan su propio interés, que si ya no confío en ninguna sigla política… No me extraña que los políticos, los partidos y la política en general se hayan convertido en una de las principales preocupaciones de los españoles, tal y como reflejan las últimas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas. Ante esta situación, caben dos actitudes fundamentales, por las dos par-tes: es lo que hay, no se puede hacer nada, es decir, la resignación; o, por el contrario, esto no puede ser, hay que hacer algo, o sea, la movilización. La clase política parece estar asimilando la realidad del desapego o desafección ciudadana y comienza a reaccionar. A nivel estatal, se debate el proyecto de Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno. A nivel local, el Ayun-tamiento de L’Hospitalet ha decidido poner en práctica algunos aspectos de la Ley de Medidas para la Modernización del Gobierno Local, más conocida como Ley de Grandes Ciudades, del año 2003. A lo largo del pasado mes de mayo se han constituido seis Consells de Districte, unos espacios donde se facilita el encuentro entre representantes del Consistorio y de las principales entidades cí-vicas, escolares y sociales del distrito o territorio en cuestión. De esos Consells está previsto que surja el Consell Social de la ciudad, contemplado en el artículo 131 de la ley de 2003. Es decir, a partir de ahora, los hospitalenses poseen un lugar donde pueden comunicarse más directamente con sus representantes cada tres meses, para recabar información, para presentar sugerencias, y, en definitiva, para contribuir en lo posible a mejorar la zona en que viven o trabajan.

No negaré que prefiero la movilización a la resig-nación, pero no puedo evitar plantearme algunos interrogantes: ¿por qué cada vez que algo no fun-ciona se crean nuevas instituciones, en vez de mejorar las que ya existen? ¿Sabrán los políticos responder a las expectativas que han generado, es decir, la creación de los Consells responderá simplemente a un lavado de imagen o a una verda-dera preocupación por escuchar y representar a quienes son los auténticos depositarios de la sobe-ranía? ¿Y los ciudadanos, estarán dispuestos a hacer el esfuerzo de informarse y de reivindicar lo justo? En septiembre comenzarán a funcionar los Consells y veremos qué dan de sí. Como decía el presidente de la Federació d’Associacions de Veïns de L’Hospitalet, Manuel Piñar, los consejos “serán aquello que nosotros seamos capaces que sean”. Y en ese nosotros yo incluyo a todos, representantes y representados. Porque de todos depende la regeneración de la confianza y, a través de ella, de la democracia.||
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