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“Un buen periódico es una sociedad hablándose a sí misma”

“Un buen periódico es una sociedad hablándose a sí misma”

Por Joan Carles Valero
Uno de los históricos retos de L’Hospitalet y el Baix Llobregat es contar con un diario propio. En otras ciudades del área metropolitana de Barcelona, como Sabadell y Terrassa, existen medios independientes de comunicación, al igual que otras comarcas menos pobladas y con menos generación de riqueza que la nuestra tienen publicaciones editadas por empresas privadas, que garantizan el derecho a la información y a la expresión de sus habitantes.
Por eso la publicación que tiene entre sus manos, El Llobregat, ha decidido dar un salto de calidad para convertirse en el medio independiente de referencia en este territorio al que el río da nombre. Lo ha hecho contra la corriente de los agoreros del fin del papel y a pesar de algunos palmeros del poder local que gestionan el dinero público como si fuera su propio cortijo.

Los editores no son empresarios comunes, ya que tienen una función social determinante, un papel importantísimo en el buen funcionamiento de la sociedad, porque procuran la transmisión del conocimiento y el control del poder público. Un editor, por definición, es adalid de la libertad de información y de expresión y, por lo tanto, un firme defensor de la libertad de prensa concebida en el sentido amplio de ser una pieza fundamental de nuestra sociedad. Por lo tanto, la edición no es un negocio cualquiera que se rige por la contabilidad del debe y del haber, porque se trata de una actividad en la que se manejan intangibles, esa función social más allá de deberse exclusivamente a sus clientes naturales, los lectores y anunciantes, y que traspasa de forma transversal a toda la sociedad.

El mérito de ser editor
Lo que hacen los editores de publicaciones periódicas como El Llobregat tiene un mérito enorme. Representa defender la diversidad, el pluralismo, intentar abrir nuevos caminos. Y tiene aún mayor mérito en unos años en los que ha sido muy difícil cumplir esos objetivos, por la crisis y también por la elevada concentración de poder político en nuestra comarca en manos de unas siglas.

Recientemente, a una colega que está al frente del gabinete de la alcaldía de uno de los municipios de nuestros territorio, se le ocurrió la pampirolada y frivolidad de rehusar contar con esta publicación como medio de difusión de los servicios y eventos municipales porque, en su opinión, debía concentrar el dinero público en el mantenimiento del boletín municipal que, en forma de diario, mete todos los meses el Ayuntamiento en los buzones de los ciudadanos. Que un ayuntamiento vete a El Llobregat en sus programaciones, priva a sus lectores del derecho a la información institucional, además de perpetrar una flagrante discriminación a un medio independiente para favorecer a otro que es meramente de propaganda y que pagamos todos para mayor gloria del actual equipo de gobierno, sobre todo ahora que toca votar. Lamentablemente, ese parece ser el ideal, el deseo que algunos ayuntamientos de la comarca tienen: que no existan medios de información independientes más allá de sus propios boletines municipales y de publicaciones puramente comerciales o propagandísticas, faros de la casta política dominante en nuestra comarca.

Aquí hemos topado con el hueso de los intereses políticos y una presunta mala utilización de los fondos públicos. No se trata de una mera discriminación a unos proveedores de servicios, porque existe un punto básico de diferencia: el derecho a la información está protegido por la Constitución. Además de esa obligación institucional, existe también la ley de las Administraciones Públicas, la de Procedimiento Administrativo Común, la Ley de Publicidad y Comunicación, la de Buen Gobierno, además de la recientemente aprobada Ley de Transparencia. Por de pronto, todos los medios de comunicación tienen los mismos derechos básicos y si uno recibe más dinero público que otro tiene más posibilidades de sobrevivir, de hacer más cosas. También, y no menos importante, se priva a los lectores de los medios discriminados del derecho a la información institucional. Un informe sobre la inversión publicitaria que destinan los ayuntamientos de nuestra comarca y L’Hospitalet a los medios de comunicación pondría luz sobre esas prácticas.

Un cacicato de dinero público
Algunos de los gestores que reparten la publicidad institucional son gentecilla con muy poco oficio que se ha dedicado a utilizar el dinero público para fines absolutamente espurios, totalmente contrarios a lo que tendría que ser su aplicación natural. Porque se gastan nuestro dinero no para conseguir mejorar las políticas que afectan al ciudadano y el servicio público en general, sino para apuntalar en el poder al alcalde, concejal o carguillo de turno. Y utilizan el dinero público como un cacicato, como si se tratara de un fondo de reptiles para que ellos siempre salgan bien parados en los medios, consigan hurtar el bulto a sus problemas con la justicia y queden impunes. Algunos jefes de prensa y directores de comunicación han estado repartiendo el dinero que debería servir a una eficiente política de comunicación y de servicio público, desviándolo hacia un uso exclusivo de sus fines caciquiles. Así, han conseguido que el tráfico de favores y el mercadeo de páginas de publicidad, calara entre los editores y se impusiera la autocensura, cuando no la condescendencia. Efectivamente, las fauces del poder siempre están abiertas, dispuestas, para devorar la libertad de expresión. Pero, como Jonás, El Llobregat ha vuelto del vientre de la ballena y ha sido regurgitado para, en contra del signo de los tiempos, mejorar su calidad periodística, tanto de contenidos como de continente, formato y diseño. Pese a los agoreros del fin del papel, creemos firmemente en su utilidad como medio mensual de reflexión, interpretación y opinión, complementario de la información que en tiempo real se ofrece online en nuestra web www.elllobregat.com

Mirada que complementa
Un periódico es una mirada a la sociedad desde una perspectiva que debe ser complementada con otras. La clave, más allá de aplicar criterios de objetividad, es garantizar la existencia de un pluralismo honesto y defender las cosas en las que se cree. En El Llobregat defendemos el carácter sagrado de los hechos, porque las interpretaciones son libres. Y un tercer factor: las explicaciones son necesarias. Porque las explicaciones son el desafío que todos tenemos que afrontar para ofrecer a los lectores algo más que huecos y fragmentos. Alguien que entra en una noticia lo que logra es casi siempre el fragmento de una narrativa cuyo núcleo se le suele hurtar y cuya trascendencia pocas veces se explicita. Por eso son necesarias publicaciones como El Llobregat que encuadren la información en el curso del flujo de la actualidad.
Vivimos la paradoja de que en pleno apogeo de la sociedad información hay cada vez más medios en crisis, que se reducen plantillas, sus presupuestos, sus colaboraciones, etcétera. Por eso tiene más mérito publicaciones independientes y de calidad como El Llobregat, que no son gratuitas porque cuestan mucho esfuerzo hacerlas, aunque su distribución sea libre entre sus lectores. El Llobregat es una buena demostración de que hay vida en el sector de los medios de comunicación. Y mientras seamos un país democrático, el periodismo encontrará sus propios caminos para desarrollarse.

La vida es una gran revista
La vida es una gran revista, en la medida que una revista es un magazine, palabra cuya raíz etimológica viene de almacén, de contenedor de contenidos, tanto informativos como de entretenimiento o publicidad. El Llobregat lo integra un equipo de personas de L’Hospitalet y el Baix Llobregat que piensa en contenidos para más gente de esta misma zona geográfica. Les caracteriza haber alcanzado el equilibrio entre experiencia, entusiasmo y conocimiento. Lo que piensan y hacen cada día online y cada mes en papel, lo piensan y hacen para ustedes, lectores y anunciantes. En definitiva, piensan y hacen contenidos que creen que interesan a nuestra comunidad llobregatina.

Queremos lo mejor del mundo online y del papel. Por eso El Llobregat aspira obtener ingresos por publicidad comercial e institucional y también mediante suscripciones que tienen por objeto garantizarse un ejemplar antes que empiece la distribución, puesto que se enviará por correo postal desde la rotativa. Inicialmente, la empresa editora se plantea una mejora de los ingresos de publicidad para garantizar la sostenibilidad del proyecto. Pero baraja otras alternativas, como asociarse a un grupo editorial.

En la redacción de El Llobregat saben que hay que innovar, buscar nuevas audiencias y fuentes de ingresos. Y lo están haciendo con el único objetivo de ganar la batalla por la atención de los lectores. El mundo del periodismo está en constante evolución y, como no hay marcha atrás, lo que estamos haciendo es dar un paso adelante. III
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