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San Juan, la noche más peligrosa en la carretera
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San Juan, la noche más peligrosa en la carretera

Por Beatriz Fontseré
miércoles 24 de junio de 2015, 01:27h
Los meses de verano acumulan más accidentes de tráfico que durante cualquier otra época del año. Según datos de la Dirección General de Tráfico, sobretodo la noche de San Juan en Cataluña es una de las más peligrosas.
Esa noche, se combina el alcohol, las ganas de fiesta y, en algunos casos, las drogas. Una mezcla explosiva que provoca numerosos accidentes en las carreteras catalanas. En el caso del Llobregat, los municipios costeros como El Prat, Gavà y, sobretodo, Castelldefels, sufren las consecuencias más trágicas.

“Este año, para la verbena de San Juan haremos lo de todos los años: iremos a Port Ginesta a bailar y beber en la playa con mis amigos y allí nos juntaremos con otros colegas más. Yo llevaré el coche y dejaré de beber una hora antes de volver a casa para dar negativo en el control de alcoholemia”, explica Ángel, de 22 años. Esta idea de dejar de beber una hora antes de conducir es erróneamente muy frecuente. Las leyendas urbanas mienten, tanto la idea de dejar de beber una hora antes de coger el coche como la de cogerlo inmediatamente después de beber antes de “que nos suba el alcohol”. Si durante toda la noche bebemos cubatas, raramente daremos negativo en un control de los Mossos d’Esquadra. “Durante esa noche, todos los cuerpos de seguridad hacen turno especial, aumentando la presencia policial y los controles de alcohol y tóxicos. Es una manera de evitar los abusos y persuadir a los conductores. Más allá del afán recaudatorio que dicen que tenemos, lo que queremos es evitar accidentes de tráfico”, explica Carlos Navarro, agente de la policía catalana.

“Tenía 21 años y era mi primer verano con el carnet de conducir. Recuerdo que tenía un paréntesis en los exámenes de la universidad y que planeé una noche especial con mis amigos y mi novia. Yo era quién iba a conducir porque nunca bebo y porque era el único que tenía coche esa noche. Nos fuimos a Castelldefels y nos lo pasamos muy bien. La fiesta terminó a las 7 de la mañana y cuando volvíamos, un coche invadió nuestro carril. De los cinco que íbamos en mi coche, tres perdieron la vida. Sólo sobrevivimos la novia de un amigo y yo. El coche contrario acabó siniestro, pero todos los ocupantes siguieron con vida”, explica David, un joven de Abrera que ahora tiene 27 años y que durante tres años sufrió una dura terapia para volver a caminar. La otra superviviente, Melanie, de 26 años y actualmente residente en el Vendrell, estuvo en coma dos meses y cuando se despertó, tenía todas sus extremidades rotas.
“El coche que chocó con nosotros lo conducía un chico de 23 años totalmente borracho. Eso da mucha rabia porque yo hice las cosas bien, yo no bebí, no me drogué… Obligué a mis amigos a ponerse el cinturón de seguridad e iba a la velocidad permitida… pero el otro no, y él vivió y mis amigos, no. Mi novia estaba a mi lado y era la chica de mi vida, muchas veces me pregunto cómo sería mi vida ahora si ella no hubiera muerto. Todo el mundo me dice que yo no tuve nada que ver, que yo no tuve la culpa, pero siempre pienso que pude haber esquivado el otro coche o haber cogido otra carretera… Mi vida quizás ahora sería diferente, quizás ahora estaría viviendo con ella y tendríamos un perro propio o un hijo porque mi novia quería ser madre joven….”.

La importancia de la prevención
La historia de David es, desgraciadamente, más frecuente de lo que nos podemos llegar a imaginar. Y es que, en la carretera, nuestra seguridad no depende de nosotros mismos. La zona del Llobregat es pionera en seguridad vial. La C-32 fue una de las vías que puso en marcha la velocidad variable, adecuando los límites en función a la densidad de la carretera y a las condiciones meteorológicas del momento. Después, el resto de Cataluña se sumó a la iniciativa. Sin embargo, no todas las iniciativas son bienvenidas y de la misma forma que las conductores se quejaron de la velocidad variable cuando se puso en marcha, también hay usuarios que se quejan de algunas medidas de seguridad.
“En la carretera de Sant Boi que va hacia Santa Coloma de Cervelló, se ponía un coche camuflado de la Guardia Urbana con radar. Se ponía en un tramo donde puedes pasar de 30 a 50 y las multas llegaban a tutiplén. Mi hermano es un ejemplo. Le pusieron tres multas en un mismo día por ir a 54, 53 y 57 quilómetros por hora y le quitaron 9 puntos, tres por cada multa… Yo no lo encuentro normal. En cambio, puedes ponerte a 180 km/h en una autopista y sólo te quitan 3 puntos con una multa de 300 euros. El Ayuntamiento de Sant Boi tiene únicamente afán recaudatorio”, asegura Dani, vecino de Santa Coloma de Cervelló.

Y es que, en seguridad vial, fina es la línea que separa la buena voluntad de la buena recaudación. Aún así, si eres un buen conductor, no sufres estas consecuencias. Así que, como dice el eslogan popular, “si bebes, no conduzcas” y “en la carretera, prudencia”. III
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