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Sólo veo víctimas

Por Eva Jiménez Gómez
miércoles 16 de septiembre de 2015, 04:00h
Las vacaciones de verano llegaban a su fin y tocaba ponerse al día. Echar un vistazo atrás y recordar lo sucedido tras las pasadas elecciones municipales, vislumbrar el futuro tras los inminentes comicios autonómico-plebiscitarios, barruntar cómo sería el periodo electoral a nivel local…

Y entonces, entonces vi a Aylan, el niño sirio ahogado en la playa, y me quedé petrificada. Y ahora sólo veo víctimas.

¿Dónde quedó la legislatura pasada?
Ah, sí, el 24 de mayo se celebraron elecciones municipales, que dieron lugar al pleno más plural de la democracia de L’Hospitalet de Llobregat. El 13 de junio se constituyeron los nuevos ayuntamientos y la alcaldesa de la segunda ciudad más poblada de Cataluña, Núria Marín, se comprometió a impulsar tres pactos “políticos y ciudadanos” durante la legislatura: uno por la salud, otro por la educación y otro por las infraestructuras. El 19 de junio se celebró el primer pleno, donde se habló sobre todo de cómo se repartían el poder y los sueldos. De nuestros representantes, claro.

En el pleno fantasma del 2 de julio, fantasma porque no lo retransmitieron por la televisión municipal, como todos los demás, siguieron hablando de las cosas que importaban, como el tiempo que iban a dedicar a la cosa pública y el número de asesores que iban a contratar. Y en el último hasta la fecha, el 29 de julio, han decidido crear la figura del Defensor del ciudadano y dejarnos decidir a qué destinar el 0,5% de los presupuestos municipales. Qué detalle.

¿Y qué se nos avecina? Cómo olvidarlo, si en el momento de escribir estas letras todavía no ha comenzado –oficialmente- la campaña electoral, pero no se habla de otra cosa. El 27 de septiembre estamos llamados a votar a nuestros representantes en el Parlament, pero también a decidir si queremos que Catalunya sea o no una nación independiente de España.

Poca broma, porque hay mucha gente ilusionada, mucha gente preocupada y mucha gente que no se lo termina de creer. Y el tiempo para sentarse a dialogar se acaba y cada día que pasa resulta más complicado encontrarlo. Y en esas estábamos cuando vi a Aylan, un niño sirio de tres años, tumbado boca abajo en la arena de la playa, con la cabeza mirando al mar, ahogado.

Dios mío, ¿en qué estamos pensando? En serio, ¿en qué estamos pensando? ¿En que se han acabado las vacaciones, en que vaya rollo la vuelta a la rutina, hay que llegar a fin de mes, me he acatarrado?

Desde que vi su imagen, no puedo olvidar las miles y miles y miles de personas que han tenido que abandonar su tierra y sus pertenencias para sobrevivir a una guerra; o al hambre, que tiene guasa distinguir entre refugiado e inmigrante.

Desde entonces solo veo víctimas. Veo víctimas en los políticos de mi ciudad, que aprovechan la mínima oportunidad para pedir a otras administraciones como la Generalitat y el Gobierno español (¿será porque no gobiernan los socialistas o pienso muy mal?) que concedan las ayudas comprometidas o comprometientes en sanidad, educación e infraestructuras. Yo espero que los “pactos políticos y ciudadanos” sean algo más, la verdad. Veo víctimas en los ciudadanos, que nos quejamos de cómo están las cosas, del menudo lío en que nos ha metido la clase política, mientras seguimos la actualidad desde el sofá de casa y con el mando en la mano. Catalunya se separará de España o no, pero oye, a mí que no me compliquen la vida, que bastante tengo con lo que tengo. Y sí, pobrecitos los sirianos, pero a mí que no me quiten el sueldo. Me gastaré un tercio en chorradas, pero es que “lo necesito”. Y por ver víctimas, las veo hasta en el Defensor o defensora del ciudadano. A ver quién es el guapo o la guapa que aguanta las quejas de los de abajo sin poder cambiar las estructuras que han montado los de arriba, mientras los muertos siguen cayendo a nuestro lado. Nada, nada, les damos el 0,5% del presupuesto y miramos para otro lado. III

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