De un cóctel antirretrovirales diario a seis inyecciones al año, una cada dos meses, es el principal avance para los seropositivos que se ha presentado este fin de semana en el XXII Simposio Internacional sobre VIH celebrado en Castelldefels. Se resolvería así, uno de los principales problemas de la infección, la adherencia al tratamiento, según los expertos, además de mejorar la calidad de vida de los pacientes. Así lo ha asegurado el responsable de Enfermedades Infecciosas y Sida del Hospital Clínic de Barcelona, Josep Maria Gatell, que asegura que la nueva combinación podría estar lista para 2018.
Todavía en fase 3 de estudio, la inyección combina “medicamentos que ya existen pero que han sido reformulados con nanotecnología, por lo que tienen una liberación más prolongada”, ha matizado Esteban Rivera, doctor de la Unidad de VIH de Vall d’Hebron. Se trata, en concreto, de los fármacos Cabotegravir y Rilpivirina, que serán los encargados, como decíamos, de acabar con los verdaderos cócteles diarios que todavía hoy se tienen que tomar los pacientes seropositivos.
En paralelo, durante el simposio, se ha avanzado en nuevos planes de prevención, algo que hasta ahora no ha ofrecido los resultados esperados, ya que, en España, se han diagnosticado entre 3.000 y 4.000 casos en el último año, cifra estancado en repetidas ocasiones: “La incidencia permanece muy estable”, ha dicho Gatell. En este sentido, todos coinciden que el diagnóstico precoz es clave para evitar la infección, puesto que un tercio de los infectados lo desconocen.
Dicho lo negativo, cabe destacar el gran avance de la esperanza de vida de los infectados con VIH. Mientras que hace década y media era solo de entre 6 y 7 años después de la infección, actualmente se ha fijado en diez años menos que la esperanza media de la sociedad, actualmente cifrada en los 82 años. Para ello es fundamental la detección precoz.
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