El acuerdo recogía una serie de condiciones como modificar el Plan General Metropolitano para urbanizar los terrenos, en donde estaban previstas unas mil viviendas, un hotel y una nueva estación de Fecsa-Endesa. También se tenía que mejorar la red de servicios y la conexión vial de la zona, pero las intenciones toparon con la realidad de la crisis económica y el parón administrativo y del país a todos los niveles.
Ahora, parece que el Fútbol Club Barcelona tiene que pagar los platos rotos de la venta, en 2005, de 10.000 metros cuadrados de los terrenos de Can Rigalt, ubicados en el término municipal de L’Hospitalet, justo en el ‘córner’ con Esplugues y Barcelona. Un Laudo Arbitral obliga al club a deshacer la operación de venta y, por tanto, tendrá que pagar a Inmobiliaria Mar (que se presentaba como parte perjudicada por no cumplirse los requisitos del pliegue de condiciones) los 35,4 millones que cobró, además de 11,6 millones en intereses legales. En total, 47 millones con los que recupera la propiedad de los terrenos hospitalenses.
De esta manera, la operación está relacionada con tres grandes directivas del Barça: Núñez adquirió los terrenos, en 1998, por 1,42 millones de euros, pese a las críticas recibidas que calificaban de “imprudencia” la operación por no disponer de la licencia de obras para realizar un nuevo mini en esa zona; Laporta los vendió, en 2005, por más de 35 millones; y, ahora, tras no cumplirse lo que acordó Laporta, Josep Maria Bartomeu tendrá que responder ante este repentino laudo 11 años después de la operación.
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