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L’Hospitalet, el burladero de la afición taurina de Cataluña
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L’Hospitalet, el burladero de la afición taurina de Cataluña

jueves 06 de octubre de 2016, 07:23h
Cristian tiene 14 años y viene cada martes y jueves desde Vilanova i la Geltrú al barrio del Gornal de L’Hospitalet. Lo mismo Mario, de Mollet del Vallés, que justo al cumplir la mayoría de edad ha decidido alistarse en esta corta relación de alumnos.

No hablamos de fútbol, no hablamos de baloncesto. Hablamos de toreo. La segunda ciudad de Cataluña, también conocida como ‘L’acollidora’, acoge a la Escuela Taurina de Cataluña que como un burladero protege lo notable afición que, según ellos, hay en Cataluña, en especial en nuestro territorio. Prueba de ello son las importantes peñas taurinas que hay; en concreto, cinco.

La estampa es curiosa. Con los altos edificios de Bellvitge al fondo y el campo municipal del Gornal al lado –moderno y adecuado con su césped artificial-, ellos resisten como un resquicio en un pequeño solar -de tierra y rodeado de una antigua verja destartalada- que les cede el Ayuntamiento casi desde su creación hace 16 años. Un tiempo en el que mucho ha cambiado la situación, fundamentalmente, por la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. “A raíz de esto nos ha bajado mucho el número de alumnos que vienen”, reconoce Manuel Salmerón, presidente de la Escuela. “En esta escuela han llegado a salir seis toreros de alternativa; hay escuelas con más recursos económicos que no han tenido estos matadores de toros. Es un éxito”.

A Francia
El declive es tal que quedan poco más de media docena de niños que asisten con mayor o menor regularidad a la entidad para empezar a aprender la técnica con dos toros de madera, uno adaptado, incluso, para banderilleros. Pese al material excelente del que disponen y los dos profesores de apoyo que colaboran, al final, están jugando a fútbol sin pelota. “Es una situación compleja. Ahora, las ganaderías del Bajo Ebro están cerrando por las presiones y si no hay un cambio radical, lo seguirán haciendo. Entonces nos vamos a ganaderías aragonesas sobre todo”, dice. En este sentido, la entidad ha abierto una nueva oportunidad en el sur de Francia con un acuerdo de colaboración con la Escuela Nimes. De hecho, ahora el nombre oficial es Escuela Taurina Nimes-Cataluña.

“Les pedimos colaboración, pero como la comunicación fue tan buena, decidimos que era bonito fusionarnos. Pero pegas, muchas.

Sobre todo, los muchos miles de kilómetros que tenemos que hacer”. Y es que Nimes está a 400 kilómetros de L’Hospitalet. “Hemos llegado a hacer 1.500 en un día, para torear”.

No obstante, no es lo más duro para ellos. “Nos tendríamos que haber cansado ya. Hemos tenido chicos con posibilidades que lo han tenido que dejar por la presión social. Casos de profesores que nos tratan como asesinos. Es el desprecio de la gente, preguntas como ¿directivo de una escuela taurina que enseña a niños a matar?”, explica Salmerón con tono triste y resignado, ciertamente. “Pero cuando vas con un niño y deja maravillado a mil personas de todo un pueblo y la gente nos felicita, pues es lo que nos hace continuar. Mientras haya chicos con afición, nosotros estaremos, si la precariedad económica lo permite”.

La entidad se sustenta fundamentalmente de la donación que la Fundación José Tomás hace desde hace unos años, además del apoyo de otras peñas taurinas. Mientras, el debate animalista es el centro de atención. “Es que nos están haciendo mucho daño”, expresa. “Y parece que hasta la justicia está en contra nuestra porque no puede ser que se pegue a la gente y no pase nada”, dice Salmerón criticando la “impunidad” que observan en los choques entre taurinos y animalistas. Por su lado, el periodista José María Alarcón, director del programa Tendido 5, de Radio Sant Boi, critica la actitud sectaria del colectivo: “No se puede ir a un pueblo a civilizar a los nativos. Eso es del siglo XV. El toreo no es lo que dicen los animalistas. Si fuera sí ya habría desaparecido hace años; en cambio, es el segundo espectáculo de masas de España”.

Sin acuerdo posible
La bipolaridad de los puntos de vista es tal que no existe acuerdo posible. Ni siquiera, con unos toros a la portuguesa, sin matar al toro en la plaza: “Si mañana nos reunimos y decimos que vamos a hacer los toros a la portuguesa, nos dirían que no. La esencia del toreo es matar al toro. Sí que habría que actualizar, quizás, el toreo -y esto me lo van a censurar-, por ejemplo, el hecho de que, si un torero tiene un mal día y ha descabellado veinte veces, pues decir, a la segunda descabellada, a lo mejor se le puede dar una descarga eléctrica, no sé…”, duda Salmerón. “Se tendría que estudiar y podríamos revisarlo”, dice sin renunciar a matar el toro en la plaza.

Sea como fuere, la realidad es que el toreo en Cataluña pierde fuelle por diferentes motivos: la politización de la tradición que se ha relacionado directamente con el “españolismo”; una mala política de las empresas taurinas que, en su momento, se centraron excesivamente en el turista y se olvidaron de la afición autóctona o, una tercera, pero también importante, que tiene que ver con la comunicación de la tradición. Algo que tampoco es fácil. Como me decía un buen amigo sevillano hace años, “poca gente sabe que gracias a la lidia se mantienen muchos tipos y castas de toros de lidia”. Así lo reconoce Salmerón: “Lo primero que enseñamos del toreo, es la corrida. Tendríamos que ir al campo, a esas extensiones, y ver como nacen y como se crían hasta su selección”.

Pese a todo, son optimistas. “La batalla no la tenemos perdida. Hay una sentencia en el Constitucional, que se tiene que pronunciar. Yo creo que voy a ver toros en Barcelona”. III

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