La figura de Laia Sanz era ya la de una leyenda del deporte español. Única y, por lo pronto, irrepetible. El apelativo de leyenda, en cambio, evoca irremediablemente a una cuestión finita del pasado. Lejos de esta realidad, la piloto de Corbera de Llobregat acaba de demostrar que es más presente que nunca al proclamarse, de nuevo, campeona del mundo de enduro femenino 2016 por quinta vez consecutiva.
Con este título, Sanz logra su 13º título en trial y su 18º título mundial engordando aún más un palmarés incalificable. Ninguna mujer puede decir lo mismo y eso que la baixllobregatense todavía cuenta con pistonada para seguir siendo la mejor.
Temporada dura
Aunque cada vez lo tendrá más difícil. Este ya ha sido un año complicado en el cual la piloto del equipo KH-7 ha tenido que remontar tras un mal inicio. Solo ganó una de las cuatro primeras carreras. “Estoy contenta porque ha sido un año difícil. Después de Finlandia y Suecia llegué a verme sin el título”, ha reconocido la piloto de Corbera. “Se juntaron demasiadas cosas: después del Dakar y los rallys de Abu Dhabi y de Qatar no había podido entrenar, tenía moto nueva y no había tenido tiempo de adaptarme a ella… pero después todo volvió a la normalidad. Pude preparar las carreras de Euskadi y fui conociendo mejor la nueva moto, con la que me siento mucho mejor
Finalmente, nada ha podido con ella y, tras quedar segunda en la jornada del sábado del Gran Premio de Francia de Enduro, disputado en Cahors, Sanz venció en la sesión del domingo por delante de Maria Francke y de Jane Daniels, sus máximas rivales. Pese a que, con quedar segunda era suficiente, pues, Sanz logró el título mundial por la puerta grande. III
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