El pr Poco a poco; despacio, tal y como reclama el movimiento ‘Slow Food’, la Asociación de Gastronomía y Turismo del Baix Llobregat ha conseguido plantear el debate sobre la calidad o no del actual modelo agrícola y, algo aún más complicado, hacer que la ciudadanía se preocupe por la comida que se lleva a la boca.
Prueba de ello es el auditorio lleno de El Cèntric, en El Prat de Llobregat, que han logrado en la conferencia del italiano Carlo Petrini, fundador y presidente del movimiento mundial ‘Slow Food’. Bajo el título ‘Agricultura Periurbana. La oportunidad del Parc Agrari del Baix Llobregat’, Petrini ha mostrado su lado más crítico con el actual sistema alimentario basado, fundamentalmente, en la agricultura intensiva: “El sistema alimentario es criminal”, ha sentenciado el italiano. “Aplicar una filosofía industrial en el campo va a destruir el sector. La filosofía de la agricultura intensiva destruye a los pequeños productores y a la biodiversidad”. En este sentido, según Petrini, en los últimos 200 años se habría perdido un 75% de los productos: “Estoy convencido que hay gente mayor en esta sala que recuerda productos ya han dejado de existir”.
Cambio de paradigma
Por ello, y en relación con el Parc Agrari, entre bromas, pero con un mensaje claro, Petrini ha exclamado que “no puede vivir solo de alcachofas” y ha defendido un mayor cultivo de otros productos, eso sí, bajo este mismo paradigma de aportar valor al producto y en un marco de proximidad: “Necesitamos la unión de productores, ciudadanos, chefs, restauradores para lograr un paradigma que no se base en una economía de mercado, sino en una economía de la comunidad”.
El fundador del ‘Slow Food’ ha valorado positivamente iniciativas como los mercados locales que acercan los productos de la zona a la ciudadanía –sin intermediarios- y se ha mostrado esperanzado de lograr el mencionado cambio de paradigma: “Esta necesidad de cambio no ha sido nunca tan fuerte como en estos momentos”. Ahora bien, ha lanzado un dardo directo a la clase política: “Los políticos están durmiendo y no comprenden que es una cosa importante para todo el mundo”.
Y es que, por primera vez en la historia de la humanidad, la población que vive en las ciudades ha superado a la que vive en un entorno rural; sin embargo, tan solo el 0,5% de la población es campesina. Unas cifras que, de no cambiar, conducen el sector hacia un camino sin salida.
Espacio de debate
Además de la conferencia de Petrini, el acto ha servido para reunir a diferentes actores implicados en el sector y debatir sobre los retos del sector agrícola en el entorno del Baix Llobregat. En concreto, el joven payés Xavier Oliva; el xef ‘Slow Food’ Sergi de Meià; el concejal del Ayuntamiento de El Prat Sergi Alegre; y el gerente del Consorci del Parc Agrari, Raimon Roda, han protagonizada la mesa correspondiente mesa redonda.
Oliva, ex trabajador de la banca, ha reconocido que hasta que no comenzó el Mercat de Pagés de El Prat no vio “la posibilidad de seguir en el campo”.
La iniciativa, muy consolidada en la ciudad, les ha permitido contar con una ventana directa con la gente y sin intermediarios. El éxito de la propuesta y la creciente preocupación de los pratenses les ha llevado, incluso, a abrir una agrotienda “porque la gente quiere ir más allá del mercado”. “Es lo que me da esperanza para seguir siendo payés en un futuro”. Durante el debate, Oliva también planteó la opción de abrir el campo al turismo, a través de las masías y posibles servicios de restauración dentro de ellas.
En este sentido, Alegre se mostró reticente: “Si la gente que pasea y va en bici ya es un problema, creemos que una mayor oferta turística sería malísima para el Parc Agrari. Eso no quiere decir que no tengamos que trabajar para que venga más gente. Pero lo que tenemos que hacer es que vengan a la ciudad y gasten”. Alegre, de hecho, ha puesto el énfasis en la protección del territorio: “Aquí no tenemos una catedral, no tenemos un gran palacio, ni un gran famoso: nuestro patrimonio es el territorio”, ha dicho.
“Son mis amigos”
Por su parte, de Meià ha puesto en el centro del sector de la gastronomía a los campesinos: “El reto actual de la hostelería es demostrar quién está detrás de cada uno de sus platos. Ellos no son mis proveedores, son mis amigos”. En este sentido, ha defendido la presencia de los productos locales en la cocina, así como la evolución creciente del concepto ‘Slow Food’, cada vez más arraigado: “No entiendo la cocina sin productos locales. Es una revolución silenciosa imparable”.
No somos periferia
Raimon Roda, gerente del Parc Agrari, ha aportado, por su parte, la radiografía actual de la joya agrícola del territorio, además de aportar interesantes paradigmas conceptuales; empezando por el adjetivo de ‘periurbano’: “No me acaba de gustar porque tenemos que reivindicar que somos ciudad, que somos metropolitanos y, por tanto, no somos periferia de nada. Alrededor nuestro pasan muchas cosas”.
Roda ha pedido no hablar solo de un problema de precios, sino también del problema de fauna que sufre actualmente la zona o de la mala calidad del agua. En este sentido, ha reconocido que tras el episodio de Eurovegas, el Parc Agrari ha dejado de ser un proyecto a la defensiva para abrirse: “Hablamos más de alimentación”. De esta manera, ha calificado la zona agrícola como una infraestructura igual que las que le rodea y, por tanto, que requiere de “inversiones igual de importantes”. Según los números del gerente, actualmente, existen unas 250 empresas agrarias que cultivan las 3.500 hectáreas del parque. Con una estructura que se organiza en tres tipos: las ya existentes que tienden a crecer obligadas por los costes de la explotación; las nuevas incorporaciones, que van más ligadas a movimientos agroecológicos; así como el desembarco de grandes empresas que responden a argumentos más logísticos. III
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