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‘Hygge’

Por Lluis M Estruch
jueves 06 de abril de 2017, 17:17h
Hygge. Esta palabra danesa ha sido elegida palabra del año por el Diccionario Oxford y se refiere a un concepto muy local de calma felicidad doméstica, con una tisana, un hogar crepitante, velas perfumadas y, claro está, la familia y amigos escogidos; lo ideal para pasar el largo invierno danés.

Este concepto arranca del pastor Grundtvig (1783-1872), opositor de su colega existencialista Kierkegaard (1813-1855) tan distinto y torturado él. Dinamarca es un país estable y próspero, con Reina y moneda propia, y se erige en la meta de moda para muchos buscadores de Arcadias; la serie TV “Borgen” ha contribuido a mantenerlo como lugar ideal de la práctica política postmoderna con su lideresa liberal y partidos coaligados o no que ceden el poder a la más hábil de entre ellos; pero siempre en paz y respetándose en sus turnos y maniobras maquiavélicas.

Es una serie que goza entre los profesionales de la política de general seguimiento. Y entre estos Albert Rivera y su partido liberal y bisagra, podrían llegar a ser un remedo. Pero tanto en España, como en Cataluña y, por supuesto, en el País Vasco; “Borgen” se admira, pero no inspira nuestra realidad. Nos gusta la bronca y el tono chuleta en general y se dan premios “limón” a políticos bordes, pero a los “naranjas” ni nos interesa quien los gana.

Por ello, en la búsqueda del arreglo fiscal en Cataluña, un sector de manera reciente se ha radicalizado hasta extremos que sorprenden en el exterior. Hay fechas cambiantes, plebiscitos condicionados y ya dos elecciones, tal vez tres muy pronto, pero sin los presupuestos, prorrogados desde hace años, además la coalición burguesa se apoya en anarco-comunistas; lógicamente la gobernación se resiente: listas de espera sanitarias, fracaso escolar creciente y sobre todo, este despropósito de discutir de obras públicas con el grave deterioro político que no propicia el entendimiento simplemente funcional.

Ejemplos: la C-245 de Sant Boi, el corredor ferroviario levantino, trenes de cercanías, el cese del peaje de las autopistas, el agua…

En Cataluña nadie recuerda al cura filósofo Jaime Balmes, que intentó desde su “criterio” acabar con las guerras carlistas, vía casorio real, murió joven sin lograrlo. Ahora con una Iglesia replegada y a falta de pastores-guía luteranos del tipo danés; muchos si se nos producen “choques” ferroviarios, ocupaciones de sedes oficiales, tránsitos abruptos a lo ilegal o incluso graves desobediencias cívicas y violencias, sean del tipo Gandhi o Malaparte, nos refugiaremos en el hogar, en paz y con los nuestros a practicar el bienestar doméstico el “hygge” y si no cortan la electricidad contemplaremos la serie “Borgen” admirados de su tacto político, tan distinto al tono celtibérico en general.

Eso sí, en 2005, el diario “Jyllands Posten” publicó unas caricaturas de tema religioso que le provocaron graves problemas y también a la revista “Charlie Hebdo” que se solidarizó con ellos, unos firmes librepensadores vikingos. III

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