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Esplugues pide “consenso urgente” para aplicar “disciplina urbanística” en Collserola
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Esplugues pide “consenso urgente” para aplicar “disciplina urbanística” en Collserola

El crecimiento de las urbes, fundamentalmente en el área metropolitana, y el cambio de cultura –más saludable y deportiva- ha hecho que se reduzca la frontera entre algunos espacios naturales y la ciudad y, por otro lado, que aumente la ocupación y uso de estos parajes.

Esta transición genera nuevas necesidades que obligan a plantear el debate, tal y como ha hecho hoy el Cercle d’Infraestructures en Esplugues, sobre la regulación de estos espacios naturales como el del Parc de Collserola, “el pulmón verde metropolitano”, tal y como decía la alcaldesa de la ciudad, Pilar Díaz.
Bajo el título ‘Collserola, infraestructura natural metropolitana’, la mesa ha servido para definir, por consenso, que efectivamente un espacio natural de estas características es, también, una infraestructura y que, por tanto, se tiene que poner en valor: “lo es fundamentalmente porque aporta paisaje, aire y agua”, ha sentenciado el asesor de Medi Ambient de la Diputació de Barcelona, Ramon Minoves.

Por ello, Minoves ha defendido la regulación de un espacio como el de Collserola, tal y como se ha hecho ya en relación con otros espacios montañosos, fluviales o del litoral, “para controlar el territorio de la presión urbana”. Minoves ha destacado la función social y saludable que aporta un espacio como Collserola –“tengamos en cuenta que ya estamos recetando, en algún ambulatorio concreto, paseos por el Montseny”-, pero, también, ha pedido proteger y potenciar la biodiversidad de estos espacios.

Es, sin duda, el mayor de los retos en este debate: encontrar el equilibrio y el buen encaje entre el uso ciudadano de un espacio natural sin que éste derive en una presión cívica que afecte a su espíritu natural y su biodiversidad. En parte, porque de aquí dependen, tal y como ha mencionado Minoves, otros conflictos –ahora de actualidad- como el aumento de especies en el Parc Agrari que arrasan con los cultivos y merman, por tanto, la producción agrícola.

Disciplina urbanística
La alcaldesa de Esplugues, Pilar Díaz, que es a la vez vicepresidenta ejecutiva del Consorci del Parc de Collserola, ha pedido “consenso y visión metropolitana”, de manera urgente, para que el parque pueda contar con un plan específico que regule los usos. “Hemos experimentado un mayor uso del parque y que, en muchos casos, no se puede prescindir. Tenemos que preparar, pues, este parque para proteger su hábitat. Por ello, tenemos que hablar de racionalizar y, si es necesario, limitar actividades multitudinarias como, por ejemplo, cursas deportivas”, ha apuntado Díaz. En este sentido, y con el trasfondo del debate sobre la idoneidad o no del uso de Collserola por parte del Ejército, Díaz ha apuntado que “sería inconstitucional prohibir que vayan a caminar o hacer un uso cívico de Collserola a miembros del Ejército. Otra cosa es que entren con armas, ni ellos ni otros cuerpos de seguridad”. En este sentido, y ante la falta de competencias y de este plan específico, de momento se ha optado por contar con una “complicidad” con ellos para que desistan de estas prácticas.

Por otro lado, y no menos importante, Díaz ha definido como “la gran asignatura pendiente, aplicar disciplina urbanística” frente a ocupaciones ilegales en la zona. De la misma manera, ha reclamado mayor financiación, especialmente a la Generalitat. En este sentido, Pere Macias, presidente de la Fundació Cercle d’Infraestructures, ha alertado del peligro de que los discursos en defensa del medio ambiente queden en el papel si no se apoyan con recursos económicos; un problema que afecta, también, al resto de infraestructuras.

Naturalizar la ciudad
El debate ha contado, también, con la excelente ponencia de uno de los mayores expertos de la materia a nivel mundial: Martí Boada, Doctor en Ciencias Ambientales, Geógrafo y Naturalista de la Universidad Autónoma de Barcelona, galardonado, entre muchos premios, con el Premio Global 500 de Naciones Unidas. “No olviden nunca que la mayor lucha de la humanidad en el futuro será el medio ambiente”, les dijo, en aquel momento, Nelson Mandela al ser condecorados. Con estas palabras, Boada ha querido poner el medio ambiente en el centro del debate, también, político: “Hay mucha ideología y mucho inmovilismo”.

En este sentido, Boada ha destacado el exponencial aumento poblacional mundial desde 1950 (2.500 millones de personas) hasta la actualidad (7.500 millones), así como las dinámicas de consumo masivo: “Si todos consumiéramos lo que consume el área metropolitana de Barcelona, necesitaríamos dos Tierras más”. Ha pedido, pues, revertir este modelo, lo que “no quiere decir volver al taparrabo”.

Responsabilidad local
Para ello, y pese a su visión transversal y global que ha aportado, Boada ha apuntado en la necesidad de actuar de manera local: “La responsabilidad de las instituciones locales es muy importante para ser solidarios a nivel universal”.

Para acabar, Boada ha defendido también las ciudades como una expresión socioecológica –“Barcelona tiene más especies ya que los Monegros”- y, por tanto, ha invitado a naturalizarlas. De la misma manera, ya en el coloquio, ha mencionado el mayor interés de las instituciones por cuantificar el valor de sus recursos naturales. III

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