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La mirilla santboiana
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La mirilla santboiana

Por Lluis M Estruch
miércoles 11 de octubre de 2017, 17:18h

Tras diversas manifestaciones pro-referéndum en Sant Boi, éste se celebró con diversas incidencias; la actitud del gobierno municipal fue ambigua en su ejercicio práctico.

Tras la votación vinieron las protestas por las cargas policiales y en nuestra ciudad el irresuelto tema del cuartel militar y sus 100 mil m2 de llanura edificable, volvió a la actualidad. El vencimiento de los contratos hoteleros a policías y guardias civiles en Calella y Pineda activó la disponibilidad hotelera de nuestra base militar, desaprovechada en gran parte. Tras más de trece años de bloqueo socialista municipal a las propuestas de Defensa para trasladarla a un Polígono industrial (Prologis) periurbano sin ningún resultado concreto tan siquiera parcial.

¿Eran evitables las manifestaciones entre los dos grupos de manifestantes a favor y en contra del realojo policial en la base militar? Sí, lo fue durante mucho tiempo, ahora sería más difícil. Hubo otra manifestación de los “equidistantes” con su lema “Parlem” ante el Ayuntamiento.

Y el domingo 8 de octubre se produjo la esperada manifestación “unionista” en la simbólica estación de “Francia”; más de 600 mil personas –seguro- escucharon al Nobel Vargas Llosa y al socialista Borrell en un acto que sorprendió por su asistencia a los convocantes.

Ambos estuvieron a la altura, Vargas Llosa un octogenario vital y lúcido ensalzó el talante liberal y tolerante de la Barcelona que conoció cuando se lanzó el “boom sudamericano” por editoriales catalanas, y condenó al nacionalismo como mala herencia del romanticismo. Borrell rebatió las cifras de Junqueras y criticó las ilegalidades parlamentarias. Tras el acto se produjeron abucheos a los “mossos” y un intento de llegar al “Parlament”. Los “unionistas” habían despertado de su largo sopor. ¿Había dos Cataluñas?

Finalmente, tras diversos aplazamientos se alcanzó el 10 de octubre con la “DUI” - la autoproclamación de independencia-, en el Parlament. Estuvimos, desde El Llobregat, con más de un millar de periodistas de todo el mundo con un despliegue de medios y seguridad casi perfectos.

Y entre los asistentes reconocimos a dos sanboyanos: Pere Pugès, un veterano activista nacionalista y cofundador de la ANC y que siempre discreto consideró interesante esta nueva sesión “histórica”, entre saludos y confidencias entendimos que no habría una declaración tajante, como ya se intuía en el ambiente. Fuera los millares de convocados por la ANC y Omnium parecían aún esperanzados.

Otro asistente era el eurodiputado Ramón Tremosa, nacido en Sant Boi y “sospechoso” de haber creado la fórmula de la independencia aplazada. Tremosa economista es hijo de un recordado profesor del colegio Balmes.

Ambos sanboyanos parecían conformes con la táctica “Fabiana” de pequeños pasos y el evitar el choque, que no se descartaba pero que debilitaría al que lo iniciará. En mensajes internos, se traducía el “pressing” que una hora antes Puigdemont reconoció haber sufrido de personas y entidades, y aun así proclamó la Independencia diferida por unas semanas.

¿Pactos? Dentro, Arrimadas arremetía con un discurso emotivo y sencillo, Iceta –calmado- acentuó las ilegalidades y habló del Quebec y la huida de empresas de Montreal a Toronto que ya no volvieron y de las “cuentas espejo” de muchos bancos. García Albiol repitió argumentos. Franco Rabell se ofreció como nuevo aliado de Junts pel Sí. La Gabriel de la CUP debió improvisar un discurso retórico defraudada en lo previsto. Señaló la calle. Allá millares de convocados tras unos vítores republicanos ahogaban lloros y enfados. Dentro se procedía a la firma por 72 diputados de la “DUI”.

Salimos afuera y el diputado aranés de Ciutadans Javier Rivas, un gran esquiador e informático, explicaba su experiencia del “corralito” argentino con Menem -50 australes diarios-, con una hiperinflación que modificaba los precios tres veces por día. Y la ruina de la hostelería aranesa con un 25% de reservas ya anuladas.

Sus compañeros Alonso y Carmen de Rivera esperaban la reacción de Madrid, porque la partida de desgaste seguía. En el Pº Lluis Companys toneladas de basura esperaban ser recogidas. Los furgones de los Mossos se retiraban. Ya solo uno pensaba en lo dicho por Pugès “…hoy tal vez comienza la paulatina erosión de la UE: Flandes, Véneto, Córcega, País Vasco…”.

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