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Sin EMA, sin república y sin Messi
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Sin EMA, sin república y sin Messi

22 de noviembre

Resulta encomiable la capacidad que muestra el independentismo para renovar el discurso indefinidamente

Cuando parece que un argumento se licua, pierde densidad, aparece uno nuevo que viene a dar nuevo impulso a la idea general: el gobierno, los constitucionalistas, los unionistas, el bloque del 155, pretenden una recentralización del Estado. Si vuelve a ganar el bloque secesionista, se volverá a imponer un 155 renovado. La idea de una tercera vía, es utópica. Ya se sabe que el federalismo no lo apoya nadie, ni en Cataluña, ni mucho menos en España…

Tales argumentos ni siquiera se ponen en análisis, en reflexión. Se dan por seguros, por constatados. Con la misma fuerza argumental con que se ha afirmado que se perdió la EMA (Agencia Europea de Medicamentos) a causa de la pésima imagen del gobierno represor de Madrid que golpea a los ciudadanos que quieren votar y encarcela a un gobierno por haber aplicado su promesa electoral. Todo el argumentario es del mismo siniestro estilo: facilón, justificativo, determinante. Es decir, utiliza mensajes directos que no ponen nada en duda y que justifican la actitud de quienes quieren nada más —ni nada menos— que la independencia. Todo al servicio de la simplicidad del objetivo. Cuando ya se ha visto que si hay algún propósito complejo, ese es el desgajamiento del territorio de un Estado; de cualquier Estado.

Decir que se perdió la EMA por la represión del Estado es una simplificación de tal calibre, que no resiste el mínimo análisis serio, lo mismo que la declaración de Rovira sobre la sangre y los muertos. Las causas de los procesos siempre son más complicadas, es imprescindible manejar muchas más variables y simplificar, siempre es mentir, con una clarísima voluntad de justificar lo injustificable o de contentar a los prosélitos.

Es lo mismo que decir que el federalismo en Catalunya apenas existe y que en España es, desde luego, absolutamente residual. Los pocos datos demoscópicos que se han registrado en Catalunya indican que se mueven alrededor del 22% de los encuestados quienes estarían a favor de un Estado federal, pero si nos guiamos por los votos a los partidos que se consideran adscritos a esta línea de pensamiento político, los federalistas en Catalunya superarían de largo esta cifra. Pero es más. No sería descartable que, a la vista de lo ocurrido con la vía unilateral, una parte de los independentistas de última hora acabaran considerando pragmáticamente que una España federal podría satisfacer perfectamente sus anhelos. Pero esto no gusta nada a los independentistas, que con decir que el federalismo es una vía inexistente por falta de apoyo y por imposibilidad de aplicación, eliminan el posible relato.

El referéndum pactado

Es cierto que los partidos que se reclaman del federalismo, el PSOE en primer lugar, apenas han hecho nada una vez en el poder o en sus aledaños por profundizar en esa solución, lo que ocasiona un evidente descrédito. Pero eso no elimina la opción, sobre todo cuando cualquier otra alternativa se presenta como absolutamente insatisfactoria. Está claro que el régimen autonómico requiere modificaciones urgentes y es más que evidente que la salida secesionista no aparece como muy posible en el horizonte.

Queda la eterna reivindicación del referéndum pactado, que sería todavía una buena opción de futuro sino fuera porque su desenlace se muestra como lo más indeseado entre los Estados europeos y del mundo. Porqué ¿qué ocurrirá si, a semejanza de lo que hizo Gran Bretaña en dos peligrosísimas propuestas políticas, son una parte considerable de los Estados europeos los que se lanzan a permitir referéndums en sus respectivos países sobre la salida de Europa o la secesión de partes de su territorio?

Tengo la impresión de que lo que ocurrió en Gran Bretaña con el referéndum escocés y lo que ocurrió posteriormente con el Brexit sería visto hoy en Europa con ojos bien distintos a los de entonces. Procesos impecablemente democráticos con resultados exquisitamente complejos van a ser analizados con mucha lupa en el futuro inmediato y si no, al tiempo. Porque no están ni Europa ni el mundo para experimentos de desestabilización por muy democráticos que sean.

Por eso, los argumentos de ayer que parecían tan inmaculados, deben ser analizados hoy con más dosis de complejidad que entonces, si cabe. Porque las realidades son cada vez más calidoscópicas y las aristas cada vez más sangrantes. Es decir, todo lo contrario de lo que promueve el independentismo: argumentos planos, verdades inequívocas.

Debilidades

Sin duda la pérdida del EMA ha sido un palo para las aspiraciones de una ciudad que se debate entre la propaganda triunfalista y sus debilidades constatables. Contrastan mucho con lo que se decía: que Barcelona tenía grandes posibilidades cuando al parecer las tenía muy justas. Hay una notable tendencia a engañarnos, a mantenernos sobre excitados y se lo debieran hacer mirar porque no hay nada peor que elevar los ánimos al infinito y luego tener que morder el polvo. Nos pasó con la república. Ahora con el EMA. Siempre estamos entre la gloria de los elegidos y la nariz rota del resbalón.

Y eso de la nariz rota me ha traído a la memoria una cuestión algo más frívola pero que se mueve en los mismos linderos. Leo Messi no firma con el Barça porque nadie le sabe aclarar qué ocurrirá con la competición liguera si Catalunya se convierte en un Estado independiente. Es el mejor del mundo, en el mejor club del mundo de la mejor república del mundo, pero igual en unas semanas queda libre en el mercado de fichajes internacional. Le vendieron que el Barça podría jugar donde le diera la gana y él ha hecho muy bien en no creérselo. No creo que piense que Cataluña se va a independizar a estas alturas, pero no se debe sentir cómodo en un club que fantasea dentro de un país de fantasía.

Sin república, sin EMA y sin Messi, esto puede ser una charanga.

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