Los centros comerciales deben ser laboratorios de experiencias que se adapten a las dinámicas del comercio online. | El futuro pasa porque el consumidor mezcle todas las formas de compra aplicando la omnicanalidad.
Cuando a las 5h de la mañana unas cincuenta furgonetas cargan el mismo producto de distinta marca para llevarlo a un punto de restauración, se producen retenciones. Sin embargo, si esta acción la extrapolamos a cifras más altas porque entran en juego más sectores, el reparto logístico se convierte en un caos que acaba colapsando carreteras principales y secundarias. Éste es el fenómeno de la última milla, un reto que superará las autoridades de tránsito porque ni tan solo ellas podrán aminorar el crecimiento de la distribución física. Ésta ha sido la principal preocupación que se ha expuesto en la jornada de reflexión sobre los nuevos retos y dificultades a las que se enfrentan los centros comerciales.
En este encuentro, celebrado en Cornellà, el director general de AECOC, J. Maria Bonmatí, ha alertado que, aunque el problema sea global, la solución a este gran reto logístico debería ser local porque son las ciudades y sus administraciones públicas las encargadas de reordenar el espacio público. Además, se han avanzado otros conceptos como la implantación de furgonetas de reparto eléctricas que contaminen menos y ayuden a equilibrar el desorden.
La gestión del comercio electrónico a través de los centros comerciales también es la base fundamental para, además de atraer clientes, garantizar la sostenibilidad de las ciudades. Ubicar puntos de recogida de pedidos online en los mismos centros comerciales es un paso para gestionar la afluencia del tráfico en la ciudad. Bonmartí apunta que el 30% de pedidos online de ropa se devuelven. “El espacio público es de todos pero, debido al comercio online, cada vez hay más furgonetas de carga y descarga que lo alternan.” Pere Macias, añade,en este sentido, que los Ayuntamientos deberán ser los responsables de la buena gestión del espacio común para evitar la congestión y contaminación de las ciudades.
Más centros comerciales
Por su parte, los centros comerciales están sometidos a cambios constantes. Pasaron de ser meros almacenes de productos a una fuente de ocio y entretenimiento, además de un excelente puente entre las marcas y los consumidores. El 2017, ha sido un año importante en lo que a las infraestructuras comerciales se refiere y, con la recuperación económica de los tres últimos años, se han ido planeando más metros cuadrados destinados a importantes proyectos de remodelación de centros comerciales e incluso a inauguraciones.
La apertura de Finestelles Shopping Centre en Esplugues, la modernización de Barnasud, la construcción de la segunda fase del Style Oulet de Viladecans, la construcción de un Carrefour y un cine en el Llobregat Centre de Cornellà, la posible ampliación del centro comercial de Sant Boi, popularmente conocido como Alcampo o la programación de actividades culturales y de entretenimiento de La Farga de Hospitalet, son un ejemplo de que los centros comerciales, lejos de morir con el comercio electrónico, se van a reinventar para seguir acaparando muchas de las quedadas y planes de compra en nuestros fines de semana.
El director general del Cercle d’Infraestructures, Pere Macias, apunta que los puntos comerciales actuales constituyen un valor añadido económico para las ciudades. Macias asegura que la clave del éxito se basa en la ubicación correcta. “Es esencial, la ubicación de estas concentraciones y la buena accesibilidad en el transporte. Que el transporte público llegue sin problemas a todos estos puntos de negocios es elemental", añade el director del Cercle d’ Infraestructures.
E-commerce presiona los centros comerciales
El éxito del comercio electrónico, además, constituye una presión añadida para los centros comerciales. El 65% de las compras realizadas en tiendas convencionales, están ya influidas por el canal online, aunque la gente suele preferir los locales físicos. “Tres de cada cuatro personas se sienten más felices cuando visitan un centro comercial, la gente busca una experiencia de ocio y entretenimiento cuando visita estos centros”, apunta el periodista Joan Carles Valero. En este sentido, el director general de AECOC, J. Maria Bonmatí, matiza que, al contrario de lo que sucede en Estados Unidos, donde están cerrando muchos de los centros comerciales debido a la saturación de puntos de comercio, en España, se está llevando a cabo una importante apuesta en la inversión en estos negocios, tanto en la construcción de nuevos como en remodelación de los existentes.
¿Cómo puede el comercio físico ponerse a la altura del enorme crecimiento que está experimentando la venta por Internet en los últimos años? El elemento fundamental es la omnicanalidad. El comercio físico ha de ser una continuidad del online. El cliente quiere algo y lo quiere ya, le da igual por que canal sea y en que dispositivo lo adquiera. Un gran reto en este nuevo modelo, por ejemplo es el de igualar los precios de la tienda física a los de internet. Para ello, las tiendas deben estar comparando precios a cada momento en la red e igualarlos en su local comercial.
La sostenibilidad del tejido comercial
Sobre el apoyo al pequeño comercio, el alcalde de Cornellà Antonio Balmón apunta que la ciudad se tiene que preparar para que el pequeño y el grande comercio puedan convivir. “El espacio público se debe de gestionar y garantizar para todo el mundo, mucha gente mayor no visitan centros comerciales, prefieren tener un Lidl cerca de su casa y hay que saber responder a todas las necesidades, ambos comercios deben convivir. Por ello, el Ayuntamiento de Cornellà respalda el pequeño comercio aplicando el coste cero en las aperturas del comercio local.”Se pueden promover las ayudas al pequeño comercio pero no se puede hacer ningún plan para modificar la conducta de los consumidores”, concluye.
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